Una coyuntura de crisis permanente

Veníamos evaluando que en la coyuntura hay un factor dinámico de crisis y dos factores de estabilización. El factor de crisis es evidente, 8,4% de inflación en abril, es la economía. Y los factores de estabilización son las elecciones y la contención social.

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Crisis permanente argentina

Vender un dólar para comprar dos

En realidad, en todos estos factores hay una especie de “colador”, como ahora vamos a explicar. En la economía ya sabemos: la corrida cambiaria que llevó el dólar casi a 500$, la inflación (en GBA 8,6), la proyectada que es de 115 anual, en fin, una dinámica inflacionaria que los economistas creen que puede llegar a los dos dígitos por mes.

Hay un récord de importaciones, lo que es delirante porque la economía se ralentizó; en el primer trimestre del año pasado hubo 6.500 millones de dólares de importaciones, y en este primer trimestre de 2023 hubo 10 mil millones… Esto pasa porque si tenés algo de capital, vendés dólares a 470, declarás que vas a importar y te dan dólares a 230, y te hacés la América. No solo los especuladores, la industria también, cualquier “persona” que tiene capital vende un dólar y compra a la mitad (vende un dólar y compra dos). Esto, que es insostenible, pide a gritos la devaluación formal; el FMI pide un dólar a 300.

Es una especie de calesita, que el gobierno no quiere convalidar antes de las PASO. Si en las PASO le va demasiado mal al gobierno y demasiado bien por ejemplo a Milei, podría desatarse la devaluación. Por ahora volvió después de la corrida un equilibrio muy precario, que es de hoy para mañana. Pero es obvio que lo que va a venir es un ajuste devaluatorio, que va a convalidar parte de los precios, que ya están devaluados porque los precios quedan en un equilibrio entre el dólar oficial y el paralelo, ningún precio está a 230, solamente el dólar oficial, con lo cual los que tienen espalda hacen negocio.

A ningún sector burgués le conviene la dolarización, porque hay un montón de precios, entre ellos el salario, que están en pesos (en dólares perderían competitividad internacional). La renta agraria, la renta diferencial, se forja entre el precio mundial de las materias primas y el costo nacional para producirlas, que tiene insumos importados pero no todos. En los 90 no había gran algarabía del campo, porque no habría renta diferencial (imperaba la convertibilidad con un tipo de cambio demasiado bajo, un peso / un dólar). Hoy la renta diferencial es inmensa (se pagan costos en pesos devaluados y se ingresan dólares contantes y sonantes en materia exportadora), por eso el campo está lleno de plata; vas al interior y ves un nivel de vida que no es el del GBA.

Entonces, la caída del peso es un factor de crisis recurrente que por unos días obtuvo un “equilibrio” muy inestable (al cierre de esta edición el valor del dólar blue nuevamente está deslizándose hacia arriba). El piloto de tormentas Massa tiene una relación con el FMI que es uno de los puntos más importantes de estabilización. El fondo no quiere que otro país productor de materias primas se derrumbe porque ya tienen el lío de Ucrania. Eso el gobierno lo tiene a favor y el nexo con el FMI es precisamente Massa.

Cuando la inestabilidad manda

Donde más se nota el vértigo de lo que viene no es solamenteen la coyuntura sino en lo que sigue después: ¿cómo se gobierna el país cuando se desencadene todo, sea pasado mañana o después de las elecciones? En el FdT se expresamás el vértigo del derrumbe electoral que el de la gobernabilidad (aunque hay momentos de desgobierno, ya volveremos), porque dirigen las organizaciones del movimiento de masas y en eso son eficientes; el activo del peronismo es ese, que dirige al movimiento de masas, un factor estabilizador terrible. No hay una discusión de programa en el peronismo, las diferencias entre Cristina y Massa son de perfil, no de programa; el programa es lo que hay: pragmatismo, cero transformación progre, contrarreformas eventualmente más negociadas. Eso sí: un tipo de cambio estabilizado pero que en todos los casos permita mantener la industria, las automotrices, también son extractivistas lógicamente y, como dijo Cristina, seguir con el fondo (renegociando o lo que sea). Por lo demás, está claro que esta orientación no es exactamente la de Juntos.

¿Cuál es el vértigo del FdT? Las candidaturas. Ahora parece que finalmente se bajó Cristina. ¿Qué es lo que viene? ¿Quién toma la posta? ¿Massa? ¿Kicillof? ¿De Pedro? El vértigo del FdT y los K es una elección paupérrima donde paguen todo el costo político de la crisis y queden terceros (no es lo más probable, pero no es imposible).

Por otra parte, el vértigo de la gobernabilidad está más bien en Juntos aunque también tienen vértigo electoral. Nadie está tranquilo; ellos también podrían quedar terceros o sus candidatos presidenciales quedar terceros y cuartos. Juntos va de crisis en crisis por su interna interminable,pero acá nos queremos detener en su posible vértigo poselectoral (en la presunción más probable de que sea finalmente Juntos el que se imponga en la contienda).

Días atrás Larreta hizo unas declaraciones categóricas diciendo que fue un fracaso la reforma jubilatoria: “vos Bullrich te hacés la bravucona junto con Macri y decís que al día siguiente de las elecciones vas a aplicar un shock, pero tuviste toneladas de piedras por una reforma que era apenas del cálculo jubilatorio; ¿cuántas toneladas de piedras vamos a tener con el shock? ¿Cómo haríamos para gobernar así?”.

La otra parte del relato de Larreta es, obviamente, la del “70% de apoyo para imponer reformas”: “queremos acordar con todos los sectores salvo el peronismo”… Pero eso es no acordar con nadie. Aunque a Milei le vaya bien en las elecciones va a tener pocos diputados y aparte es un chiflado. Es imposible gobernar sin el peronismo, porque el peronismo es igual al Estado más los sindicatos.

Resumiendo, la presión sobre el derrumbe electoral la tiene el peronismo, y la presión sobre la gobernabilidad la tiene Juntos, en el esquema de que cualquiera de los dos le gana a Milei en un balotaje –si Milei pasara al balotaje, lo que es difícil pero podría ser: se pasa al balotaje con el 30% de los votos, no con el 40 como antes–.

Y la paradoja de las elecciones es que son un factor de estabilidad pero también de crisis. Si el peronismo va unificado aun sin Cristina, Juntos tiene un problema para ir a internas: si van Larreta y Bullrich a internas y pierde Bullrich, una parte de esos votos podrían ir a Milei; si logran ir con una fórmula común eventualmente habría menos fuga de votos potencial pos PASO, pero nadie espera que no vayan a interna entre ellos.

En todo caso ambos tienen las dos presiones, porque el peronismo tiene que lograr todavía llegar a las elecciones, y Juntos, ganarlas.

En cuanto al otro factor estabilizador, la contención social, opera sobre todo en el sector formal privado, vía el mecanismo de las paritarias, que también influye en otros sectores como la docencia. Pero la inflación se disparó tanto en abril que incluso los gordos de la CGT empiezan a hablar de sumas fijas compensatorias.

Por lo demás, la contención se resiente porque incluso entre ocupados formales como los docentes y estatales pesa el atraso salarial, está el problema de los precarizados y entre los movimientos de desocupados independientes está cotidianamente el malestar de la miseria que cobran.

En síntesis: la coyuntura presenta un “equilibrio” extremadamente precario que en cualquier momento se podría romper y donde tanto los factores desestabilizadores como los estabilizadores están expuestos a crisis y “sube y baja emocional” por así decirlo.

El sube-y-baja de emociones y especulaciones

Estamos en una situación que está por decantar, pero no está decantada; esto se expresa en la conciencia de algunos sectores, como los “mileistas”, como un cocoliche. ¿Qué cosas tienen que decantar? Una, las elecciones mismas tienen que dar un resultado, que después ordena el cocoliche mental (si decantan hacia la derecha, esos factores tendrán más peso en la conciencia; si ocurre lo contrario, los factores más dinámicos lo tendrán). Lo segundo, el resultado electoral tiene que decantar en medidas que tome el próximo gobierno, y en las relaciones de fuerzas: si se fuera el péndulo electoral muy a la derecha, va a haber una prueba inevitablemente.

Igualmente, hay una cosa que va más allá de la voluntad política, que es la economía, porque la crisis es muy grande. La Ford acaba de invertir 800 millones de dólares en una línea de Rangers automatizada. O sea: hay fábricas en la Argentina de nivel mundial. Pero el nivel mundial se termina en la puerta de la fábrica, después estás en el “cuarto mundo”: los baches de las rutas, el transporte improductivo por camiones porque no hay ferrocarriles, la falta de puertos, etc., todo lo que tiene que ver con la inversión general del Estado.

Pero en ese sube-y-baja de emociones frente al proceso electoral, lo más probable es que la Argentina vaya a una expresión electoral en cuatro porciones, lo que es una novedad (un fenómeno de dispersión electoral; una “paleta de colores” políticos). Las porciones principales son las del FdT y Juntos, pero a priori ningún candidato a presidente va a sacar en las PASO más del 25%. Esto se parece un poco a Francia, donde Macron sacó el 25%, Le Pen el 24 y Melenchon el 22 en la primera vuelta; en el balotaje sacó Macron el 60 y Le Pen el 40, pero lo que habían sacado originariamente era solo el 25, de ahí la debilidad política que mostró en la última lucha por las jubilaciones más allá de que lograra imponer la contrarreforma.

Si Bullrich y Larreta van a internas, sacarán 20% cada uno o menos; si Massa o Kicillofvan solos, sacan el 25; y Milei puede andar entre el 15 y el 22. Puede ser que parte del voto de sectores más excluidos que en la elección anterior fue a la izquierda, hoy vaya a Milei, no lo sabemos. Los sectores que más lucharon últimamente son sectores precarios, pero son también los que más “cocoliche mental” e inestabilidad tienen precisamente por su precarización, a diferencia de lo que se empieza a apreciar en fábrica, donde los mileistas son desafiados por los demás compañeros que empiezan a entender que Milei es destrucción de los puestos de trabajo. Lógicamente, estos sectores más orgánicos de trabajadores son más difíciles de “perforar” masivamente por la izquierda porque está la mediación de la burocracia, del aparato peronista y Massa, etc., pero también es verdad que entre el proletariado industrial se empieza a apreciar una reacción positiva contra Milei (y ni hablar entre las mujeres).

Por ejemplo, en la Ford ya empieza a haber compañeros que dicen “si votás a Milei, te mato”. ¿Por qué? Porque les empieza a caer la ficha de que Milei es cierre de fábricas, de que Argentina dolarizada no puede competir, ni siquiera la nueva línea automatizada de la Ford, porque están todos los demás costos. A los sectores precarios no les caen a priori tan fácil las fichas, porque sus condiciones de vida son inestables; pasan de una cosa a la otra todo el tiempo sin nada que los ancle y eso facilita el impacto de la demagogia de Milei. Y también está el elemento despolitizado: “ya sé que Milei es una porquería, pero lo voto a ver si explota todo”; el voto bronca o voto castigo.

En esta paleta de colores, la izquierda puede mantener sus votos o sacar más arrimándose al 8, al 10, o quedándose en el 6, nadie sabe –las elecciones provinciales han sido en general conservadoras, no marcan ningún índice nacional–. No se sabe aún cuál va a ser la proporción entre los extremos, pero es más fenómeno Milei indudablemente, aunque comento dos contrapesos: Bolsonaro tuvo el apoyo de la burguesía, a Milei por ahora le han bajado el pulgar los grandes sectores burgueses pero por eso mismo el fenómeno nuevo es que está tratándo de acercarse a las FF.AA. (ver a la reaccionaria Villarroel como vice). Además Bolsonaro tuvo primero el golpe parlamentario de Temer, acá no hubo nada de eso; en Brasil hubo tres años seguidos de movilizaciones de derecha, acá tampoco hubo, al menos hasta ahora. Y la elección de la izquierda, que puede a ser digna o buena (o muy buena ahora que se bajó Cristina), va a actuar seguramente como contrapeso.

La crisis en la orgánica del FITU

La crisis del FITU tiene que ver con que cambió de base social; hoy no despierta entusiasmo ni gana orgánica militante, como sí hizo hace diez años, porque una parte del FITU le habla a un público cautivo que son los integrantes del movimiento piquetero, donde hay elementos de cristalización como “excluidos” del mercado laboral (es evidente que existen vasos comunicantes con el resto de la clase trabajadora, pero también que existe una franja con elementos de exclusión más permanente).

Después hay un problema político: la campaña del PO es de derecha. En una coyuntura con elementos reaccionarios, hacer eje en el “fracaso de la democracia” y no del capitalismo, es de derecha. En un momento de ascenso sí, “que se vayan todos”, corrés a la democracia de los ricos por izquierda. Pero hoy, cuando la que va como vice de Milei sale a decir que la dictadura estuvo bien y que no hay desaparecidos, si salís con que “fracasó la democracia” sos colectora de Milei, sos de derecha, trabajás para él (salvando las distancias siderales, es como cuando el estalinismo le quiso robar las banderas al nazismo… con las banderas del propio nazismo).[1]

El PTS metió al MST en el FITU para aislarnos a nosotros, y ahora esa maniobra por derecha resultó en que están apretados entre dos corrientes puramente dedicadas a su público cautivo de los movimientos; por eso, a pesar de que sus figuras son conocidas y tienen votos, no están bien. En sus artículos de polémica con el PO no hay nada sobre la actual coyuntura y sus perspectivas, en qué marco actúa la izquierda; tampoco hay nada del perfil de campaña electoral. El perfil del FITU parece estar dándolo el PO con su centro en los movimientos y la prédica contra la democracia, en vez del eje anticapitalista y por referencia a los núcleos centrales de la clase obrera y la juventud.

El carácter estrechamente provinciano del abordaje de la campaña del FITU está de espaldas a sensibilidades internacionales que crecen, como el anticapitalismo.  Tristan “Lion”, el dirigente del sindicato recién conformado en Amazon, habló todo el tiempo del capitalismo en el Congreso Mundial de Trabajadores por App en Los Ángeles. Y el FITU, en vez de hacer críticas al capitalismo y en defensa de las libertades democráticas frente a la posible ola reaccionaria,no habla ni de una ni de otra cosa.

Hace falta una PASO de la izquierda

Lógicamente, la política arranca de la denuncia al gobierno. Los siete puntos para salir de la crisis ya los tenemos, pero lo que pega son los 500 mil. Ya hay reflejos de “la chica de los 500 mil” por Manu–y además con cada mes de inflación nos vamos quedando cortos con la cifra que, lógicamente, es política y no meramente reivindicativa–.El planteo de los 500.000$ nos abre todos los ejes del programa, es muy bueno como disparador, y es la consigna más inmediata porque se refiere al salario, además de que nos permite denunciar a la CGT y la CTA y hacer el planteo de paro general.

En cuanto a lo constructivo, hay una oportunidad histórica en el movimiento estudiantil. El Ya Basta! se puede transformar en la corriente estudiantil universitaria nacional más grande de la izquierda. Probablemente en la juventud de la UBA ya seamos la corriente más fuerte.

La otra experiencia importantísima nacional e internacional es la del SITRAREPA, un punto de referencia para entrar en el debate contra la precarización laboral y una lucha abierta que crece por el reconocimiento del sindicato.

Por lo demás, hay espacio para insistir en nuestro planteo unitario de PASO de toda la izquierda. En el FITU hay crisis porque existe un agotamiento de la experiencia. Pero sigue siendo un frente de independencia de clase aunque con presiones a la “piqueterización” cada vez más fuertes. El planteo unitario de unas PASO es fundamental porque existen en el país oportunidades pero peligros también. Y por esto mismo tenemos que tener en un mismo frente a Manuela Castañeira, Bregman, Del Caño y demás figuras de la izquierda.

Lo último es que hay que ir girando a la campaña electoral, que es una campaña de agitación y también constructiva, llevando a las actividades de campaña a las y los compas nuevos que estamos ganando y a la gente que acercamos, a volantear y hacer agitación política con mesas de tres o cuatro en todos los lugares que podamos. Esto sin descuidar las estructuras orgánicas en las que nos construimos, estudiantiles y de trabajadores.

El reflejo que tenemos de las provincias donde se adelantaron las elecciones, es que las últimas semanas de campaña hay mucho espacio en los medios, porque hay mucha crisis y los periodistas preguntan de todo a todo el mundo. Así que salgamos con todo a armar las candidaturas y los equipos de prensa, de modo que junto a Manu, que ya está súper instalada, podamos hacer conocer a las demás figuras en construcción del partido.

 


[1]El PCA trató de llevar adelante una campaña nacionalista (que, en realidad, era nacional imperialista) como la que llevaba adelante el nazismo contra el Tratado de Versalles y la subordinación de Alemania a las potencias vencedoras de la I Guerra Mundial, que no era un cuestionamiento por la izquierda y se solapaba con la de los nazis, un escándalo total (la llamada “línea Schlagueter”).

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