Restan algo mĂĄs de 40 dĂas hasta las elecciones de noviembre, una larga cuenta regresiva teniendo en cuenta la dinĂĄmica polĂtica del paĂs. Luego de varios dĂas de crisis polĂtica fruto de la derrota electoral y parcial en el marco de las PASO, el gobierno ha logrado contener la zozobra a fuerza de cambios en el gabinete. Cambios que dan cuenta de un gobierno que lejos de responder al cachetazo electoral con concesiones, reafirma el curso conservador y elige la continuidad del rumbo polĂtico y econĂłmico.
No hubo un anuncio, una medida de contundencia que apunte a congraciarse con una base social que castigĂł al gobierno con un voto hacia la centro-derecha (Juntos) y con un ausentismo aĂşn mĂĄs evidente. La reafirmaciĂłn del rumbo se come a los gestos y el relato. La personificaciĂłn en nombres como Juan Manzur (Jefe de gabinete), JuliĂĄn DomĂnguez (Agricultura) y AnĂbal FernĂĄndez (Seguridad), hablan de un equipo ministerial pensado para la post elecciĂłn. Una reafirmaciĂłn de autoridad en la que el gobierno se recuesta sobre el peronismo mĂĄs tradicional por si lo que toca es pilotear una tormenta luego de las elecciones generales. En este marco, la designaciĂłn de Perzyk, una figura menos rancia para EducaciĂłn, no alcanza para compensar el balance conservador del conjunto. Incluso en este rubro tambiĂŠn la definiciĂłn es la continuidad de la las universidades y terciarios cerrados.
Todo esto no niega que en el prĂłximo mes y dĂas que restan hasta la definiciĂłn electoral el gobierno no ensaye dĂĄdivas, no ya con el fin de recomponer la distancia entre las expectativas que depositĂł parte de la sociedad en FernĂĄndez, sino al menos para traer a la base propia que se abstuvo de votar. Una combinaciĂłn entre parches (o curitas) econĂłmicos de brevĂsimo alcance y apelaciĂłn a la memoria fresca del macrismo (ahora ârefrescadoâ) como toda estrategia de cara a noviembre, en la que no faltarĂĄ la alerta sobre el fenĂłmeno liberal-fascistoide del estilo Milei, que de momento no ha tenido rĂŠplica en Provincia de Buenos aires ni el resto del paĂs.
De fondo, no hay ninguna medida estructural para salir de la crisis econĂłmica que afecta al paĂs. Muy por el contrario, se refuerza la apuesta a continuar bajo la tutela del FMI, aunque negociando mayores mĂĄrgenes de maniobra que permitan no ir a un choque tan directo con las masas. Un detalle que no es menor teniendo en consideraciĂłn que de momento la negociaciĂłn de GuzmĂĄn no evitĂł que el Frente de Todos pague el costo polĂtico de sostener la deuda contraĂda por Cambiemos, y que algo de âsogaâ permitirĂa administrar el ajuste a los trabajadores y sectores populares. Dicho esto, la relaciĂłn entre la crisis econĂłmica y la deuda externa que incluye al Fondo es directa y tambiĂŠn incuestionable para todo el arco polĂtico tradicional (desde el peronismo hasta el liberal-fascismo) como se ha demostrado en el transcurso de todos los gobiernos a la fecha.
ÂĄÂżQuĂŠ hay de nuevo, viejo?!
En Argentina existen zonas en donde la tierra es excepcionalmente fĂŠrtil por naturaleza, es decir sin que la actividad humana haya interferido en lo mĂĄs mĂnimo. Esta situaciĂłn permite que parte importante de la riqueza (y de los dĂłlares) provenga del campo cuya gran productividad le da al paĂs una ventaja comparativa respecto de la mayorĂa de los paĂses y deja lugar a una ganancia extraordinaria en forma de renta diferencial. Pero esa ventaja natural del paĂs no queda en poder de la poblaciĂłn, sino que es apropiada por los dueĂąos de la tierra para su beneficio propio. Las retenciones son un mecanismo que permite que esa renta no sea apropiada exclusivamente por las patronales agrarias, sino que parte de ellas queden en poder del representante oficial de la sociedad capitalista: el Estado burguĂŠs. AsĂ las retenciones o impuestos permiten financiar ĂĄmbitos relativamente menos competitivos como por ejemplo la industria, de manera tal de compensar las debilidades estructurales y financiar los gastos pĂşblicos del Estado, a la vez que desliga los precios internacionales de bienes de consumo como la carne, la leche o el trigo facilitando el consumo local a precios menores, todas medidas propiamente capitalistas.
Si en el 2008 el gobierno de Cristina Kirchner fue derrotado en su intento de llevar adelante una redistribuciĂłn limitada (en el marco de que, segĂşn sus palabras, los sectores del campo nunca se habĂan enriquecido tanto como bajo su gobierno) Â con un intento de aumento de retenciones que le permitiera financiar la industria, el gobierno de Macri hizo un movimiento inverso: limitar por ley la posibilidad del gobierno de aumentar el impuesto (retenciones) al comercio de los bienes producidos en el campo, favoreciendo con topes que dieran mayores posibilidades de concentrar la riqueza que con Cristina.
El gobierno de Alberto FernĂĄndez y Cristina Kirchner no sĂłlo se ha mantenido bajo los parĂĄmetros heredados por el gobierno neoliberal, sino que apuestan a prorrogar la ley de Macri que vencerĂa a fines del 2021, hasta el 2024. Es decir, no importa el precio de las commodities, no importa el valor de la soja, del trigo o de ningĂşn bien producido en el campo (que dicho sea de paso ha llevado a los capitalistas vinculados al agro a ganancias rĂŠcord en lo que va del siglo XXI), los mĂĄrgenes de retenciones establecidos por el gobierno neoliberal no se tocan.
Otro ejemplo de concesiĂłn hacia sectores concentrados de la economĂa vinculado al campo es la medida de flexibilizar el tope de exportaciĂłn de carne, tomada por JuliĂĄn DomĂnguez (quien tambiĂŠn fue ministro del agro en el 2009 y tomĂł la tarea de recomponer la relaciĂłn con los ruralistas luego de la fallida 125). Es evidente que las restricciones de FernĂĄndez a la exportaciĂłn de carne fueron medidas tan para la tribuna (un intento de gesto confrontativo con los acaudalados de la hacienda) que no frenaron nada el incremento de la carne, un bien de consumo elemental que ha llegado a mĂnimos histĂłricos. Luego del gesto sin consecuencias, el gobierno ha decidido levantar las restricciones, lo cual llevarĂĄ las exportaciones al 90%.
Es evidente que en esto el gobierno no sĂłlo apuesta a una continuidad en el rumbo econĂłmico y polĂtico coyuntural por asĂ decirlo, sino una apuesta estratĂŠgica a un modelo de paĂs en el que, mĂĄs allĂĄ de las diferencias entre el neoliberalismo macrista y el social-liberalismo de FernĂĄndez, se privilegian las medidas econĂłmicas de concentraciĂłn de las riquezas en manos de los capitalistas a costa de los trabajadores. Una Argentina en la que los capitalistas se sientan dueĂąos incuestionables, una suerte de resarcimiento por los malos tragos de la primer dĂŠcada y media del siglo XXI que le costaron (incluso al dĂa de hoy) el recelo de la burguesĂa a un sector del peronismo- kirchnerista. Pero con una apuesta de fondo: terminar con las crisis recurrentes del paĂs sobre la base de una derrota a fondo de las relaciones de fuerzas conquistadas por los trabajadores. Y una fantasĂa: lograr eso sin ir al choque con las masas. La famosa cuadratura del cĂrculo, o el imposible.
Si los recursos para financiar el pago al FMI, los gastos sociales y lograr cierta competitividad de la industria no se financia con impuestos verdaderos al campo, Âżde dĂłnde saldrĂĄn? AcĂĄ el gobierno tambiĂŠn ha dado muestras de continuidad de rumbo, coyunturales y mĂĄs de fondo. El âaumentoâ del salario mĂnimo vital y mĂłvil, otra de las medidas pos PASO del gobierno, es directamente una burla y una provocaciĂłn: llegarĂĄ a $33 mil en febrero del 2022. Es la oficializaciĂłn de salarios de indigencia con el aval de la burocracia sindical, parĂĄsitos lamebotas de los capitalistas y poderosos que merecen mĂĄs que el repudio de los trabajadores.
La suba del piso mĂnimo a $175 mil del impuesto a las ganancias tampoco es un alivio real para los trabajadores que son afectados mes a mes con quitas de 20, 30, o 40 mil pesos por mes hasta la fecha, y que con los aumentos paritarios volverĂĄn a alcanzar el piso inmediatamente. El impuesto al salario, mal llamado impuesto a las ganancias, funciona junto con los techos paritarios establecidos por el gobierno, como un lĂmite al incremento del salario, mientras que los empresarios se la llevan en pala.
Por Ăşltimo, la continuidad de la precarizaciĂłn laboral es otro de los elementos de continuidad en el rumbo, una forma de lograr âcompetitividadâ sin tocar las ganancias capitalistas a costa de los trabajadores. Mientras que el 70% de la poblaciĂłn vive en lo que va del aĂąo con $25 mil o menos (La NaciĂłn, 29/9), el gobierno da continuidad a todo el andamiaje que permite el aumento de la precarizaciĂłn en las formas de contrataciĂłn y de flexibilizaciĂłn laboral con la colaboraciĂłn estrecha y permanente de la burocracia sindical. Ejemplos de lucha heroicos como el de los trabajadores despedidos de EMA/Edesur que en su enfrentamiento al gobierno nacional y la burocracia sindical cuestionan esta âley de hierroâ neoliberal, son un baluarte que debe ser reivindicado y tomado por todos los trabajadores precarizados.
Respecto del FMI, digamos brevemente que los derechos de giro especiales (4.356 millones de dĂłlares) recibidos por el paĂs en el marco de la pandemia ya fueron utilizados en parte para pagar la primera cuota de deuda de capital: 1.900 millones de dĂłlares. Si sumamos a esto los 1.900 millones de dĂłlares que deben pagarse en diciembre y 400 millones en noviembre (todo al FMI) sĂłlo 156 millones no serĂĄn destinados al pago de deuda. Algo de ese vuelto, mĂĄs parte del presupuesto subejecutado por el gobierno a la fecha es lo que se desembolsarĂĄ el gobierno para palear la crisis y rascar un resultado favorable de cara a noviembre.
Una campaĂąa anticapitalista que sigue dando quĂŠ hablar
A semanas de las PASO, nuestra campaĂąa mantiene vigencia en el debate polĂtico nacional, sobre todo por que tocĂł fibras sensibles de la sociedad, lo cual nos pone un desafĂo: dar cuenta de los hilos de continuidad para seguir desarrollando nuestras propuestas en el terreno pos electoral. Un ejemplo claro de la instalaciĂłn de los debates es el ataque repetido por parte de los liberfachos respecto de nuestra campaĂąa anticapitalista, un eje que dialoga con los problemas de fondo de un sistema que demuestra a cada paso su incapacidad congĂŠnita para brindar un futuro a los jĂłvenes del paĂs, del mundo y de un planeta que amenaza con ser destruido por este sistema podrido.
Respecto de la juventud, sector abandonado por el gobierno, tambiĂŠn son evidentes los hilos de continuidad con la actualidad. El gobierno nacional ha âdecretadoâ el fin de la pandemia luego de la derrota electoral con medidas de normalizaciĂłn como el fin de uso obligatorio de barbijo al aire libre, y la habilitaciĂłn de eventos sociales. Pero,por el contrario, y con un flamante Ministro de EducaciĂłn, mantiene un control fĂŠrreo sobre la juventud estudiantil universitaria y terciaria con la prohibiciĂłn de la presencialidad, una medida que tiene por objetivo facilitar el desfinanciamiento de la educaciĂłn pĂşblica superior. La juventud debe unificarse en la lucha por la defensa de la educaciĂłn pĂşblica, un eje que difundimos en campaĂąa y que tiene continuidad. Y opinamos que no hay mejor forma de organizarse para defender la educaciĂłn pĂşblica que en la presencialidad, optativa y sanitariamente segura. Nuestra propuesta no niega la posibilidad de la virtualidad para quienes les facilite la continuidad acadĂŠmica, pero pone el centro en que lo que no puede estar negado es que la presencialidad es una necesidad no sĂłlo desde el punto de vista educativo y de formaciĂłn social de la juventud, sino tambiĂŠn imprescindible para parale la mano a un gobierno que pretende ahorrarse millones en educaciĂłn y robarnos el futuro para pagarle al FMI.
La âsoluciĂłnâ momentĂĄnea a la crisis polĂtica con personajes como Manzur ha puesto en guardia tambiĂŠn al movimiento de mujeres y Las Rojas que exige que se cumpla la ley de interrupciĂłn del embarazo conquistada con la movilizaciĂłn.
Nuestro abordaje sobre los problemas del paĂs ha sido de clase, ademĂĄs de anticapitalista. La campaĂąa por los $100 mil de salario mĂnimo, vital y mĂłvil (muy distinto a los 33 mil del gobierno) lejos de ser un programa mĂnimo reivindicativo, son un punto de partida para un cuestionamiento a fondo de todo lo que aparece como incuestionado. Este debate que plantea que cualquier trabajador o trabajadora parta de los $100 mil pone un piso sobre el cual se construyan todos los parĂĄmetros salariales, por lo tanto, sin afectar a los trabajadores que ganan por encima de eso. Una suerte de nueva âescalaâ de ingresos en la que el salario no entre en el debate como variable de ajuste sino como medio para desarrollar la vida y las aspiraciones de las amplias mayorĂas laboriosas.
Esto nos lleva directamente a los recursos para financiar tal incremento. En la Argentina las riquezas aparecen siempre como propiedad incuestionable de los capitalistas. Por el contrario, opinamos que el bienestar y el futuro de la mayorĂa debe ser financiada a costa de las riquezas de las minorĂas, riquezas que son generadas a base de explotaciĂłn y superexplotaciĂłn dadas las condiciones de precariedad laboral del paĂs. Un ejemplo de esto es la aplicaciĂłn de retenciones al 50% al agro. Otra medida muy distinta a la del gobierno.
En el fondo, una medida por el estilo encierra un contenido de transiciĂłn, que parte de cuestionar por la vĂa de la necesidad mĂĄs sentida de amplios sectores de trabajadores y lleva consecuentemente a medidas de mayor porte, medidas anticapitalistas que requieren de la movilizaciĂłn de los trabajadores para su realizaciĂłn, pero que tambiĂŠn requieren de la valentĂa de plantearlo, de explicitarlo, de ponerlo en palabras para empezar.
Es por esto que desde el Nuevo MAS presentaremos en las prĂłximas semanas un proyecto de ley para que el salario mĂnimo, vital y mĂłvil sea elevado a los $100 mil de piso, un proyecto que pretende ser parte del programa de cada movilizaciĂłn que lleven adelante los trabajadores en la lucha por conquistar mejoras en las condiciones de vida.
El interregno entre las PASO y las elecciones generales se encamina en este momento con cierta soluciĂłn de la crisis polĂtica, pero aĂşn sobre las arenas movedizas de la crisis econĂłmica. Nuestro partido debe estar a la ofensiva en cada terreno para intervenir desarrollando los ejes polĂticos que conquistamos durante la campaĂąa electoral, pujando por organizar a sectores del activismo y peleando por seguir tallando en la agenda polĂtica por izquierda.