Fatsa llevó adelante una huelga por 24hs. luego de denunciar «la ausencia de avances en las negociaciones convencionales con las cámaras» y «en defensa de la recomposición paritaria de los salarios», según detallaron en un comunicado.
El gremio conducido por el titular de la CGT, Héctor Daer, había anunciado que la medida abarcaría a centros de salud e instituciones sanitarias de todo el país, donde sólo estarían funcionales las guardias mínimas.
Cuando sólo en los dos primeros meses del año la inflación ya superó el 50% acumulado, las empresas del rubro salud aun no actualizaron los salarios correspondientes al último período 2023. Mientras tanto, los trabajadores ven erosionados sus salarios día tras día. La ausencia de una oferta por parte de las empresas, en complicidad con el gobierno, hizo que la conducción se vea obligada a convocar a la medida de fuerza.
Daer llama a este paro como forma de ir administrando la bronca que crece entre los trabajadores de la sanidad, pero a cambio no ofrece ningún plan de lucha real para obtener una mejora salarial real. Se trata de una típica táctica de la burocracia sindical que hace paros aislados sólo para poder sentarse a negociar nuevamente de espaldas a sus bases.
En algunos lugares, como el Hospital Italiano, los trabajadores realizaron asambleas durante la jornada. Estas asambleas fueron iniciativas de los propios trabajadores y no del gremio, que convocó a un paro pasivo, sin movilización.
Mientras el gobierno de Milei busca aprovechar la crisis en salud para un mayor desfinanciamiento y privatización de hecho, las empresas buscan descargar los costos de esta crisis sobre los salarios de los trabajadores.