La crisis social y económica desatada por el coronavirus abrió un debate sobre cómo tenemos que intervenir las y los jóvenes frente a esta situación. El gobierno de Fernández decretó la cuarentena desde el 20 de marzo. La política del gobierno es que sea únicamente el Estado el que interviene para resolver esta crisis, y ha llegado incluso a sacar a los militares a “repartir comida” con una intención de relegitimarlos frente a la sociedad en línea con sus declaraciones sobre la “inconducta” en la dictadura y que hay que dar “vuelta de página”. La realidad es que las fuerzas represivas no están para ayudar frente a esta crisis o garantizar la cuarentena sino que están en las calles para regimentar a la sociedad y reprimir, como se ha visto en innumerables denuncias, especialmente desde los barrios populares. Como si fuera poco, ahora Fernández frente a la presión de los empresarios a los que sólo les importa cuidar sus ganancias, dice que quiere levantar la cuarentena cuando no están dadas las condiciones de salud para ello, exponiendo la salud de la población
En línea con el gobierno, las gestiones de las universidades han impulsado un voluntariado instrumentado completamente desde arriba, sin que los estudiantes y sus organismos tengan un solo elemento de decisión sobre cómo se hace, y para colmo impulsando el trabajo precario sin dar un solo elemento de seguridad e higiene para los voluntarios.
Las polémicas del movimiento estudiantil
En ese marco, desde el ¡Ya Basta! hicimos un llamado hace ya dos semanas al movimiento estudiantil para reunir a los centros de estudiantes en todas las facultades para intervenir frente a la catástrofe de manera solidaria. No confiamos en el Estado que hace años desfinancia la salud pública y ahora paga millones de deuda en lugar de invertir esa plata en salud. Tampoco en las gestiones como la de la UBA, que por ejemplo administra el Hospital de Clínicas, donde en 2015 explotó un autoclave por los años de desidia y vaciamiento. Esa gestión va a organizar la respuesta de las y los jóvenes solidarios que queremos ayudar frente a esta catástrofe? Es indudable que si no se involucra a fondo el movimiento estudiantil, no hay forma de garantizar que la ayuda se de con las condiciones de salud e higiene necesarias y rechazando la precarización laboral de la juventud.
Frente a este planteo, aparecieron una serie de respuestas. La Franja Morada, la UES y aliados ni siquiera contestaron a esta propuesta, se posicionaron completamente en contra de cualquier intervención independiente del movimiento estudiantil, y simplemente repiten la convocatoria del rectorado.
Por su parte, las organizaciones que responden al gobierno de Fernández como La Mella, han sido firmes opositoras a que los centros de estudiantes se reúnan y activen frente a la crisis, paralizando el movimiento estudiantil. Su lógica es la del gobierno: el único que tiene que intervenir frente a esta situación es el Estado, toda autoorganización por abajo no importa. Mientras tanto, a lo único que se dedicaron fue a llevar la política de las gestiones de dar clases virtuales y que las empresas telefónicas den internet. Para estas corrientes a los estudiantes sólo les interesaría cursar online, y no la crisis que atravesamos. Y como si esto fuera poco, a la hora de responder por qué no reunir a los centros de estudiantes, respondieron escandalizados que tal reunión estaría prohibida y por lo tanto que los centros de estudiantes están suspendidos bajo la cuarentena. Esta política es la liquidación de los organismos de base, la desarticulación total de los centros de estudiantes. Desde el ¡Ya Basta! – Nuevo MAS consideramos los organismos democráticos de la sociedad civil, los centros de estudiantes, sindicatos y partidos políticos, son “esenciales” y no pueden ser prohibidos por la cuarentena bajo el riesgo de un ataque gravísimo a las más elementales libertades democráticas.
El FIT: oportunismo sin límites
Por su parte, las organizaciones del FIT, con otros argumentos, ha sostenido la misma política derechista.
El PO es una corriente completamente oportunista y con una deriva de adaptación al régimen brutal que viene desarrollándose hace años. En sus declaraciones, se esconde detrás de un montón de palabras grandilocuentes y “exigencias” al estado para desnudar su verdadera política: son los primeros en salir a refugiarse en la cuarentena, planteando una salida completamente individual y de espaldas a las enormes necesidades de los sectores populares. Lo que han demostrado con su orientación en estas semanas es que están completamente en contra de cualquier acción independiente y colocan el 100% de la actuación frente a esta crisis en manos del Estado burgués. Por eso, se han opuesto fervientemente a que los centros de estudiantes se reúnan ni hagan ninguna acción concreta (en línea con sus decisiones en el plano sindical como de cerrar el SUTNA) y por lo tanto su única función es discutir por mail (!) declaraciones políticas, completamente escindidas de cualquier acción práctica.
Esta política evidencia un abandono total de las posiciones de clase frente a una catástrofe y toda la tradición del socialismo revolucionario. Frente a una catástrofe de esta magnitud, sin hacer nada no se puede hablar. La historia de las organizaciones obreras muestra innumerables ejemplos de que frente a la catástrofe, son éstas las que garantizan la efectiva solidaridad desde abajo y la respuesta popular para asistir a quienes más lo necesitan. Además, es un crimen político dejar toda la acción en manos del gobierno, la iglesia y las fuerzas represivas. Nunca se le puede entregar la iniciativa por completo al Estado: los partidos, las organizaciones de trabajadores, sindicatos, centros de estudiantes y todas las organizaciones independientes deben mantener su espacio y hacer política. De lo contrario, queda el conjunto de la sociedad a merced de la intervención únicamente de los partidos burgueses. La línea del PO es de una ruptura total de los principios revolucionarios, entregándole por completo la acción al Estado. Todo su discurso es “no al trabajo gratis y la precarización de la juventud” que se traduce inmediatamente en “no hay que intervenir en la realidad de ninguna manera ni impulsemos ninguna acción solidaria desde abajo”.
Por su parte, el PTS por las redes se adaptó por completo a la política de Franja Morada y el rectorado, impulsando intervenir en los voluntariados, con la única “diferencia” de agregarle que la gestión “capacite” a los voluntarios. Para ellos no existe ninguna necesidad de poner en movimiento los centros de estudiantes ni de discutir cómo se interviene en estos voluntariados de forma democrática desde abajo. Por eso se negaron también a reunir los centros de estudiantes, se opusieron a toda intervención independiente del movimiento estudiantil y no han movido un solo dedo para llevar adelante medidas de solidaridad.
¡Frente a la pandemia, solidaridad!
Por nuestra parte, desde el ¡Ya Basta! hemos insistido con la necesidad de que los Centros se reúnan para poder activar la organización estudiantil desde las bases, con la perspectiva de poner todos los recursos de las universidades al servicio de la población para enfrentar a la pandemia.
Si activamos los Centros de Estudiantes podríamos hacer muchísimo para ayudar en esta situación. Proponemos poner a nuestras facultades en movimiento para que funcionen como centros de acopio y distribución de alimentos y productos de limpieza para los millones que lo necesitan; para funcionar como puntos de higiene para quienes se ven obligados a trabajar en las calles como los trabajadores de delivery; para que funcionen como núcleos de atención y acompañamiento para víctimas de violencia de género; para funcionar como refugio para quienes vivan en la calle; para producir insumos sanitarios como barbijos, máscaras y alcohol en gel; y para organizar los miles de voluntarios que quieran ayudar en hospitales, comedores, escuelas y todos los lugares que sean necesarios. Además, tenemos que exigir que todas estas iniciativas sean llevadas adelante cumpliendo con todos los elementos de cuidado de seguridad e higiene, organizando comités con los trabajadores de la universidad para garantizar estas condiciones seguras y exigiendo al gobierno y las gestiones de que provean todos los insumos necesarios.
Impulsamos que la juventud esté en la primera línea organizando la solidaridad desde abajo. En ese sentido, impulsamos un voluntariado desde el ¡Ya Basta! para intervenir frente a la crisis. Y nuestra política no son palabras al viento sino que se traduce en hechos concretos. Por eso hemos salido a recorrer las escuelas en toda la ciudad, donde se repartieron toda esta semana viandas de comida1, incorporandonos como voluntarios para ayudar con el reparto.
En estas acciones, nos hemos encontrado con que nuestra humilde ayuda es muy importante para dar respuesta a la enorme necesidad de miles para aliviar la situación económica gravísima que sufren los sectores populares. Tanto los padres que iban al reparto como los docentes nos han recibido con una gratitud inmensa y valorando enormemente nuestra ayuda. Nuestra politica es con hechos concretos y materiales, la salida frente a la catástrofe pasa por la solidaridad desde abajo mientras que nos organizamos para exigir políticas de fondo que apunten a resolver el problema de raíz: es decir impulsar una política anticapitalista para dar respuesta real a esta crisis generada por el capitalismo.
1 Viandas que son por cierto completamente insuficientes. Alcanzan como mucho para 5 días mientras que la entrega es quincenal. Por lo tanto, mientras ayudamos en el reparto también denunciamos al gobierno y exigimos que entregue lo verdaderamente necesario