
Hace unos días la esposa de Roberto Pereira, el trabajador del Tren Roca que murió electrocutado mientras limpiaba el techo de una de las unidades, fue categórica: “fue un asesinato laboral”.
Frente a esta situación, la empresa y los sindicatos Unión Ferroviaria y La Fraternidad con métodos patoteriles (los mismos que usaron para cobrarse la vida de Mariano Ferreyra) salieron a limpiar la escena, a mover piezas y a establecer que se trató de “un error humano”. Sin embargo, esta versión para nada caló entre los trabajadores.
Y por eso salen a denunciarlo: “No cambió nada desde que falleció el compañero, todo lo contrario, primero responsabilizaron a los sobrevivientes, los dos compañeros que estaban con él y que se salvaron de milagro, y además la empresa toma esta situación como una oportunidad para perseguir a los laburantes”, cuenta un trabajador del tren.
Es que lo de Roberto no es un hecho aislado, forma parte de un entramado de fallas y recortes presupuestarios. El semáforo que indica si hay o no tensión eléctrica no funcionaba desde hace días, pero el tren fue ingresado igual para ser lavado. Los tres trabajadores afectados (entre ellos Roberto) consultaron con un superior y recibieron la orden de que lo limpien: al subir, sufrieron una enorme descarga eléctrica.
“No tenía que pasar esto. Estamos destrozados por lo que pasó, porque puede pasarle a cualquiera de nosotros. Roberto cumplió una orden y terminó así, porque si no limpias te sancionan, entonces los compañeros acceden a limpiar”, cuenta este trabajador.
La hipocresía y la patota
La empresa salió de inmediato a “cambiar las versiones de los hechos”. “Dijeron que los compañeros se apuraron por terminar, cuando todos los que estamos ahí sabemos que eso ocurrió a la 1, en plena jornada laboral. Después insistieron en que no debían haber subido al tren”.
“No había ambulancia, hay puertas rotas y el semáforo de seguridad que no anda. No pueden hacer entrar un tren a limpieza si no anda”, sostuvo.
Lo cierto es que esta situación responde a la falta de presupuesto: una decisión política de no gastar en seguridad y condiciones para los trabajadores pese a que la empresa nunca dejó de recibir subsidios del gobierno.
“Si seguimos así nos van a culpar de que haya goteras, escalones rotos, puertas rotas, de que no nos hayan dado la ropa de seguridad durante todo el año”.
Es histórico el accionar de los sindicatos ferroviarios que están a la cabeza en connivencia con la empresa, los métodos patoteriles y la persecución a quién se manifiesta en contra. “Son muchos los responsables. Vinieron a dar las condolencias y luego a tocar a los delegados del sindicato que hicieron los suyo”.
“La persecución es tan grande que, para darse una idea, no quedaron ni los mensajes de audios de ese día de los propios compañeros que expresaban la bronca y la desesperación cuando agarraban los matafuegos, que estaban sin carga, en el intento de salvar a Roberto”.
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