Ante la posibilidad de que el gobierno nacional presente un proyecto de Reforma Laboral en el Congreso durante las próximas semanas, dirigentes de la CGT salieron a expresar su predisposición a negociar los términos de la misma.

«No tenemos ningún problema en consensuar una reforma laboral si es que nos convocan, pero no queremos ni apoyaremos la destrucción de la estructura sindical» dijo Andrés Rodríguez, de UPCN.

El mensaje es claro. A los gordos de la CGT no les preocupa regalar los derechos adquiridos por sus afiliados. Su principal preocupación es que el sistema de representación sindical no se toque para salvaguardar sus propios intereses.

«Nosotros trabajamos para que las empresas funcionen y tengan rentabilidad, pero también para que los trabajadores puedan trabajar» dijo por su parte Héctor Daer, Secretario General de Sanidad y la principal cabeza de la CGT.

El mensaje de conciliación emitido por Daer y Rodríguez resulta particularmente vergonzoso teniendo en cuenta que el gobierno de Milei dejó claras sus intenciones respecto al punto de la legislación laboral.

Su objetivo no es simplemente recortar algunos puntos en salario o condiciones de contratación, sino terminar con el sistema sindical argentino tal como se lo conoce y destruir conquistas como los convenios colectivos, las obras sociales y otros. Se trata de un plan anti – obrero de proporciones históricas.