
El aumento se da por la quita en los subsidios de las tarifas que el gobierno se comprometió a hacer con el FMI. También se había comprometido a no aumentar más del 20% pero hay compromisos y “compromisos”.
El tarifazo que el gobierno pactó con el FMI será de un 40% para los usuarios de ingresos más bajos. Más del doble del 20% que había anunciado tiempo atrás cuando el Subsecretario de Energía, Federico Basualdo, se impuso sobre Guzmán en la interna oficialista.
En esos momentos, el kirchnerismo cruzó a Alberto y a Guzmán por pretender anunciar una suba mayor en medio de un año electoral ¿Qué dirán ahora que el aumento en las boletas de luz y gas a los sectores populares son del doble?
Fue ayer, jueves 3 de marzo, cuando la vocera presidencial Gabriela Cerruti anunció los aumentos. Sorprenden las ironías de la vida cuando uno recuerda que Cerruti es de mayor cercanía a Cristina y llegó a reemplazar a Bianco, un albertista echado por “La Jefa”.
Es ella quien tuvo que admitir que se vendrá un brutal tarifazo para los sectores populares al que declarativamente se opusieron. Un kirchnerista anunció como propia una medida que el kirchnerismo resistió, al menos en las palabras.
Anatomía del tarifazo
El aumentó será diseccionado según los ingresos y en sucesivos pagos que no fueron especificados aún: Quienes pagan la tarifa social, es decir quienes tienen menores ingresos, pagarán un aumento del 40%.
Luego quienes están en medio de la tabla de ingresos pagarán un aumento bestial de 80%, incluso por encima de los índices esperados de inflación.
No está para nada claro cuánto hay que ganar para pagar ese aumento, la enorme mayoría social se desayunará cual es su lugar en el patíbulo del tarifazo cuando le lleguen las boletas de los meses siguientes.
Por último al 10% de mayores ingresos se le quitará todo subsidio y pagará un aumento del 110%.
Eso es equidad para el gobierno: Que alguien que gana el salario mínimo, hoy ubicado en 32 mil pesos, pague un 40% de aumento y Magneto que tiene un patrimonio de 70 mil millones de dólares pague poco menos del triple cuando la proporción de desigualdad entre los ingresos es infinitamente mayor. El impacto que los tarifazos tienen entre el primero, el segundo y el último segmento de ingresos son incomparables.
¿Y entonces?
En la apertura de sesiones Alberto nos dijo que no iba a haber tarifazos y hoy hay tarifazo. También nos dijo que no habría reforma laboral y en muchos lugares como Toyota los cambios de ritmos de trabajo y la flexibilización del convenio llegó con el amparo de la burocracia del SMATA.
¿Podemos seguir creyéndole algo a este gobierno? ¿Tiene sentido que el kirchnerismo se oponga verbalmente a las medidas antipopulares de Alberto Fernandez si después sus palabras son pisoteadas por los hechos?
La izquierda comenzó un proceso de movilizaciones contra el acuerdo con el FMI. Plantea que no hay que pagar la deuda y comenzar un plan alternativo que avance en la solución de los grandes problemas de la clase trabajadora y los sectores populares. Hay fuerzas políticas cercanas al gobierno que hablan de suspender el pago y hay quienes hablan de que paguen la deuda “quienes se la fugaron”.
Entre nosotros hay cientos de matices, pero decimos una cosa en común: esta deuda no la deben pagar los de abajo. Este acuerdo implica eso, que quienes nos levantamos y vamos a laburar todos los días le paguemos la fiesta de la estafa macrista a los fugadores seriales, a los buitres del capital financiero. Hay que tirarlo abajo y para eso, hay que pasar de las palabras a los hechos.