
Tras la declaración de intenciones que significó la presentación del Presupuesto 2023 en el Congreso, la coalición oficialista encara algunas de las medidas de ajuste más duro de su gestión.
Este mes las boletas llegan con aumento. La tarifa de electricidad aumentó un 27% promedio para los usuarios residenciales. El sector 1 («altos ingresos») delimitado por la famosa «segmentación» de las tarifas pagará la tarifa completa hacia marzo del año entrante.
Simultáneamente, YPF aumentó en un promedio del 6% el precio de los combustibles. Las naftas aumentarán poco por encima del 5%, pero el aumento gasoil superará el 7%. En CABA el aumento será levemente más alto: 5,9% en naftas y 7,9% en gasoil. Así, la Nafta Súper alcanzará los $145,10 el litro, la Infinia los $177,70, el Diesel500 los $155,90 y la Infinia Diesel los $212,50.
En los últimos 12 meses, las naftas ya habían aumentado un 52% y el gasoil un 72%. El aumento promedio de los combustibles fue del 62% interanual.
Los nuevos aumentos se traducirán en una caída del poder adquisitivo general de los trabajadores del país. Es sabido por toda la sociedad que los aumentos en el precio de la energía se trasladan al conjunto de los precios.
Tras la energía aumentan los costos de producción generales y los precios de todas las mercancías. Y aumenta especialmente el precio del transporte, que vuelve a empujar al alza los precios finales para el consumidor. Y no hace falta aclarar que, tras una inflación acumulada del 80% en 9 meses, ningún trabajador argentino puede ni quiere afrontar una nueva caída del poder adquisitivo.
Los medios opositores ya han señalado las contradicciones que le generan al oficialismo este tipo de medidas de corte neoliberal. En realidad, el ajuste «ortodoxo» ya estaba planteado desde que se firmara el acuerdo con el Fondo a principios de este año. El gobierno decidió retrasarlas por temor a posibles respuestas sociales, especialmente en el contexto de la interminable crisis de gabinete que comenzó con la salida de Guzmán y del aumento de la presión devaluatoria sobre el peso que la derecha aprovechaba para hablar de «dolarización».
Ahora el oficialismo parece dispuesto a alejar el fantasma de la «hiper» con un ajuste de shock sobre el final del año. Noviembre parece encaminarse a ser un mes de definiciones en lo que respecta a las condiciones de vida de los trabajadores argentinos.