Este artículo analiza las elecciones en Taiwán del 13 de enero del 2024 antes de su realización. Se alzó triunfador el PDP, que ya venía gobernando, simpatizante de oficializar la independencia de hecho del país respecto de China. Traducción de Viento Sur.
Cuando el pueblo de Taiwán acuda a las urnas este sábado, las relaciones con China continental no serán la única cuestión que se van a dirimir. Las elecciones intermedias de 2022 giraron en torno a cuestiones de la administración local, y el país se enfrenta a numerosos retos internos. Sin embargo, en unas elecciones presidenciales, el electorado taiwanés tiende últimamente a elegir al candidato o candidata que a su juicio permitirá a Taiwán mantener su sistema político democrático y su independencia de hecho de China.
Los dos principales partidos políticos en Taiwán son el Partido Democrático Progresista (PDP), actualmente en el gobierno, y el Kuomintang (KMT), también llamado Partido Nacionalista Chino. Aunque se considera que el PDP es de centro-izquierda y el KMT de centro-derecha, el sistema bipartidista taiwanés se define por la independencia frente a la unificación. La postura del KMT favorable a la unificación, que no es nueva, contribuyó a dar la victoria al PDP en las dos últimas elecciones.
Desde 2022, cuando Nancy Pelosi realizó la primera visita de una presidenta del Congreso de EEUU a Taiwán en un cuarto de siglo, asistimos a una escalada de las amenazas militares chinas sobre la isla. No obstante, la población taiwanesa se mantiene en gran parte impávida. Antes del periodo de 10 días previos a las elecciones en que está prohibido divulgar información sobre las encuestas, el nuevo candidato de PDP, el actual vicepresidente Lai Ching-te, mantenía una ligera ventaja sobre su rival. Lai es más conservador que la presidenta saliente, Tsai Ing-wen, aunque es probable que dé continuidad a las políticas moderadas de esta en materia de relaciones con China, manteniendo el statu quo y evitando todo avance hacia la independencia formal que pudiera irritar a China.
El KMT ha dicho que si sale elegido, restablecerá el libre comercio con el continente y permitirá las inversiones chinas en el sector de servicios taiwanés, lo que supondría una amenaza potencial a la libertad política en Taiwán y daría pie a la autocensura por parte de las empresas. Estas políticas son impopulares entre el público; la oposición a los anteriores acuerdos comerciales fue la chispa que desencadenó el Movimiento Girasol en 2014.
La primacía de la política en materia de relaciones con China dificulta el debate sobre los problemas internos que enfrenta el país, como la dificultad de la juventud para encontrar vivienda asequible o el envejecimiento de la población. A la hora de abordar estas cuestiones, los dos partidos tienen enfoques políticos más cercanos. De hecho, cada partido acusa al otro de robarle ideas sobre la manera de hacer frente a los retos demográficos y socioeconómicos. (La principal cuestión interna en que divergen los dos partidos es la energía nuclear; el KMT está a favor de recuperarla, mientras que el PDP se resiste debido a la frecuencia de los terremotos en la isla.)
Durante su presidencia, Tsai ha gobernado como tecnócrata neoliberal. Ha introducido cambios en la legislación laboral que han acabado con décadas de reformas favorables a la clase trabajadora, ha suprimido fiestas oficiales e impulsado la transformación de la empresa pública del ferrocarril en una empresa capitalista. Por otro lado, también ha introducido algunos cambios socialmente progresistas. Durante sus dos mandatos, Taiwán ha legalizado el matrimonio homosexual y pedido perdón, en nombre del Estado, a los pueblos indígenas de la isla. Ganó el apoyo de EEUU y otros países occidentales. Lai, a su vez, es más cercano a la derecha del partido y es posible que los conservadores del PDP se envalentonen durante su presidencia y anulen algunos de estos cambios.
Tras el éxito del Movimiento Girasol hubo activistas que intentaron lanzar nuevos partidos y organizaciones políticas que ofrecieran una alternativa progresista al PDP, pero estos intentos se han agotado en los últimos cinco años ante el temor de que la división del voto facilitara el retorno al poder del KMT. El PDP ha agitado conscientemente estos temores para asegurarse el voto de los sectores que se habían visto atraídos por dichas alternativas.
El futuro del PDP no está claro. Los ciclos electorales del pasado han visto emerger sucesivos agrupamientos de jóvenes candidatos y candidatas progresistas de las filas del partido, en línea con las mujeres del Escuadrón en EEUU. La versión actual, llamada la Generación, está formada por exactivistas del Movimiento Girasol como Lai Pin-yu, Wu Cheng y una de las primeras políticas abiertamente lesbianas en Taiwán, la concejala Miao Poya. Está por ver si jóvenes políticas progresistas serán capaces de organizarse como fuerza en el seno del PDP. Primero necesitan ganar estas elecciones.
Brian Hioe es escritor, traductor y activista residente en el área de Taipei.