Compañeros, comprender lo que está pasando es imprescindible para saber cómo enfrentar los ataques patronales. Nunca hicimos la crítica fácil a la conducción de la Lista Negra, siempre fuimos críticos por izquierda. Ponemos esta nota a disposición de todo el activismo para hacer un debate colectivo y encontrar entre todos las mejores respuestas ante esta difícil situación.
Los trabajadores de la Argentina estamos viviendo momentos muy complicados. El ataque renovado y continuo del gobierno parece no tener fin. Pero no se llegó a esta situación por la inteligencia o por la fuerza de Milei. Se llegó por la capitulación y la traición de la CGT y el peronismo –esto incluye a la “señora”– que se negaron a parar y movilizar masivamente el 12 de junio (en oportunidad de la votación de la Ley Bases) y el 11/09 cuando no se pudo revertir el veto al aumento miserable de la jubilación mínima.
El peronismo es parte esencial del circo parlamentario, donde juegan el juego que más les gusta: se hacen los “combativos”, montan oposiciones estériles, posan de defensores de los jubilados y los obreros, todo para juntar votitos en próximas elecciones, pero colaboran para que el ajuste siga adelante y muchas veces votan las leyes de Milei.
Los trabajadores votamos cada dos años, pero los que verdaderamente deciden están en Washington y en los directorios de las grandes corporaciones, bancos y empresas.
El contexto es muy difícil y las patronales están a la ofensiva para aumentar sus ganancias a costa de nuestro salario, nuestra salud y el bienestar de nuestras familias. Pero el ABC de una conducción que se dice clasista es decir la verdad por amarga que sea y no mentir o decir medias verdades. Las palabras de ocasión no sirven. Enmascarar la cosa no es un método sano, genera más confusión.
La jornada del 18, una “asamblea simbólica” con gusto a poco
Solo a modo de ejemplo veamos cómo pinta el Partido Obrero en su página la jornada del miércoles 18: “En el marco de un paro general de los trabajadores del neumático, exigiendo una paritaria que recomponga el atraso salarial y mientras libran una fuerte lucha en defensa de los puestos de trabajo, el Sutna movilizó a la Plaza de los dos Congresos y realizó allí una verdadera asamblea obrera en la que por unanimidad se resolvió continuar la lucha”.
Lo primero que hay que decir es que el paro del gremio fue dividido, el acatamiento fue muy bajo en Bridgestone y en Pirelli; hay que decir que las plantas trabajaron casi con normalidad.
Segundo, la participación de trabajadores del gremio en el acto del Congreso fue muy pobre. No hay más que ver los videos y fotos que subió el propio SUTNA.
Tercero, no fue una asamblea obrera, fue un acto del SUTNA con oradores de primera y de segunda: los de primera, los directivos/ejecutivos de la Negra y los representantes de pequeñas agrupaciones de jubilados que hablaron desde el palco; los de segunda, los trabajadores del Neumático despedidos y las agrupaciones que hablaron, lo hicieron desde el llano.
Un acto vacío porque la Negra se vació de credibilidad
El discurso de Crespo y de los demás (obviamente preparados de antemano) fueron discursos vacíos de contenido concreto. Hablaron de cuestiones generales, como criticar a la CGT y exigir un paro y un plan de lucha –por fin, porque durante mucho tiempo Crespo ni los nombraba– o proclamar la defensa de las fuentes de trabajo, las condiciones de trabajo y del salario, o el gobierno de los trabajadores, todas consignas que sonaron como un saludo a la bandera por una sencilla razón: no responden a la situación y preocupaciones concretas y reales que viven los trabajadores del Neumático en este momento.
Todos en el gremio saben que hubo más de mil despidos. Todos saben que se cambiaron las condiciones de trabajo y que hay un manoseo y un “verdugueo” tremendo. Todos saben que Crespo no va a firmar condiciones o una paritaria a la baja y decir que es un triunfo, como hacía Wasiejko. Pero al no reconocer la realidad, se rompió algo entre la base y la conducción de la Negra: la credibilidad[1].
Por eso el acto fue vacío en todo sentido: de compañeros de base y de contenido, no hubo propuestas para salir de esta situación. Porque para salir de esta situación la primera condición es reconocer la realidad.
La gran decepción
La relación de la conducción de la Negra con la base está en crisis; tanto es así que, con su máxima bandera, que es el salario, no logró parar al gremio ni movilizarlo. Esto merece una explicación real, y no patear la pelota afuera.
Hubo un quiebre profundo entre la base y la conducción –independientemente de que algunos compañeros la justifiquen todavía y otros se vayan a la derecha en su bronca y decepción–.
El punto de ruptura fueron los despidos en FATE. Todos los trabajadores del gremio confiaban en que cuando los ataques llegaran a FATE, la cosa se iba a pudrir, y pareció que eso iba suceder, pero no, la dirección contuvo el impulso de los trabajadores.
El 13 de mayo comenzaron los despidos, la fábrica se paralizó en el acto, los despedidos y los activistas que salían del turno fueron a la Seccional, hubo una reunión improvisada, se planificaron los paros y la cosa hervía, los compañeros estallaban de bronca, la fuerza rebalsaba. En los turnos siguientes, la Negra ya no dejó entrar a los activistas, cerraron la participación solo a los despedidos… La conducción, en vez de pisar el acelerador con responsabilidad, empezó a pisar el freno.
Se acató la conciliación obligatoria. Se hicieron muchas cosas: se cortaron los accesos cercanos a las fábricas, se fue a las delegaciones del Ministerio de Trabajo de provincia, se fue a Aluar, se realizó una asamblea general de fábrica, se enfrentó la represión en el Congreso, se hicieron reuniones con las organizaciones en el SUTNA central, actos en Plaza de Mayo, etc, etc… pero los despidos pasaron, porque no se hizo lo que se debía hacer.
No hubo ni un paro general del gremio, ni una asamblea general, ni una política que abra la participación democrática de los compañeros. La participación activa y consciente de los compañeros brilló por su ausencia. Los despidos en FATE siguieron el mismo recorrido que en Bridgestone: paro, conciliación, algún acto, alguna acción, pero ninguna reincorporación y la recomendación de hacer juicios por reinstalación.
Los juicios por reinstalación[2] son tradicionalmente el último recurso, cuando se agotan todos los métodos de lucha por conseguir la reincorporación. La conducción de la Negra faltó a la cita de la gran rebelión que se necesitaba para frenar los despidos. Ya empezaron a salir algunos juicios favorables, lo que es muy bueno[3], pero no cambia la relación de fuerzas que establecieron las patronales con el despido de más de mil compañeros.
Del “triunfo” histórico de 2022 a “recomponer la relación de fuerzas”
Los trabajadores merecen una explicación clara y concisa para entender qué pasó en estos casi dos años, desde el supuesto “triunfo histórico” que agitaba la conducción, hasta el “hay que recomponer la relación de fuerzas en las plantas”.
Lo más evidente que pasó es que Milei es presidente[4], hubo un corrimiento a la derecha del electorado, pero eso no explica todo, eso es el contexto[5]. Lo que ocurrió fue que la conducción de la Negra hizo un balance exagerado del resultado del conflicto del 2022: no fue un triunfo histórico porque no se consiguieron las horas al 200%. Fue una lucha histórica por su duración, por la irrupción de la base en los momentos decisivos, por la fuerza del activismo, etc, pero no un triunfo histórico.
Esa caracterización –la del triunfo histórico– fue funcional a agrandar la figura de Crespo como dirigente y a prestigiar al PO como partido, pero desarmó en primer lugar a la Negra y a todos los trabajadores para lo que seguía.
A las pocas semanas de terminado el conflicto, las patronales salieron a recomponer la relación de fuerzas para su lado. Comenzó con el despido antisindical de Facundo Díaz de NA, en Córdoba, en octubre del 2022.
La patronal salió a ver qué hacía el gremio ante un despido discriminatorio y provocador, de quien casi con seguridad iba a ser electo delegado por la Lista Negra. Ante la evidencia de la poca reacción del gremio, siguieron los despidos en Bridgestone; hasta fines diciembre del 2022 fueron más de 50 los despedidos en esa planta. La conducción no vio, o no quiso ver, que esos despidos eran un globo de ensayo, la punta de un iceberg de lo que se venía: un ataque en todo el gremio empresa por empresa. En vez de responder con acciones de conjunto, se respondió lugar por lugar; en vez de hacer una causa nacional por la defensa de las fuentes de trabajo y por la reincorporación, se hicieron paros rutinarios, se hicieron las presentaciones administrativas y luego judiciales, pero no se puso al gremio en pie de lucha. No se denunció que las empresas rompían la paz social que habían firmado, no se responsabilizó al gobierno de la complicidad con los despidos.
En FATE y en Pirelli las persecuciones y las sanciones arbitrarias por cualquier cosa estuvieron a la orden del día; por ejemplo, llevar la remera de la Negra fue motivo de suspensión. La conducción de la Negra naturalizó el ataque, no se hizo presente en los sectores, argumentó que no iba a “pisar el palito” y romper la “paz social que habían firmado”. Se creyeron que tenían “la vaca atada”, que tenían la relación de fuerzas asegurada por años y que no pasaba nada si echaban o si suspendían a algunos compañeros. La soberbia no es buena consejera.
La patronal no descansa ni un segundo. Desde el mismo momento que tuvo que firmar el acuerdo empezó a socavarlo, a incumplirlo, a revertir la relación de fuerza que efectivamente había quedado a favor de los trabajadores[6]. La reversión de la relación de fuerzas fue paulatina hasta llegar a este momento donde claramente es favorable a las patronales.
¿“La fuerte lucha en defensa de las fuentes de trabajo”?
Los despidos son un arma tradicional que usan las patronales para disciplinar a los trabajadores. Lo que cambió con el gobierno de Milei es que la patronal se convenció de que es el momento de pasar a la contraofensiva total y se unificó en el ataque.
En Bridgestone se fue consumando una derrota en actos sucesivos. A cada tanda de despidos le siguieron paros parciales, luego salían las conciliaciones obligatorias, finalizadas sin ninguna reincorporación masiva, la mayoría de los compañeros se dedicaron reorganizar sus vidas; algunos compañeros fueron por la vía judicial por la reinstalación.
Cuando llegaron los despidos masivos la fábrica estaba dividida, muchos compañeros desmoralizados, y se consumó el despido de más de 400 trabajadores. En total, en los últimos dos años se perdieron más de 650 puestos de trabajo. Eso es lo que explica por qué no paró la planta el 18 y la casi nula participación de compañeros de base.
Pirelli tiene tradicionalmente la política de no despedir formalmente; es decir, no manda telegrama. Te llama a Personal y te ofrece un arreglo a cambio de tu renuncia, ¡pero eso se llama despido encubierto acá y en la China! Tanto es así que los compañeros que se negaron al arreglo fueron despedidos formalmente; es decir, les mandaron el telegrama. No fueron arreglos voluntarios como intentan pintarlos, cuando te llama Personal sabés que tenés los días contados. Con esta metodología se consumaron en los últimos 9 meses más de 300 despidos encubiertos y de los otros.
La seccional Merlo dejó pasar los arreglos como si fuesen una cuestión individual; es más, en algunos casos los alentó. En ningún momento hizo un paro general de la planta para frenar la sangría. En algunos sectores se hicieron paros parciales que surgían de la bronca de los compañeros. No hay un volante, un texto, una declaración, ni una campaña educativa de la seccional Merlo contra este atropello. Esta inacción divide y desmoraliza. Por su lado, la conducción nacional “no sabe, no contesta”, en todo caso nunca habló ni mencionó los despidos en Pirelli. Eso es lo que explica, también acá, por qué no paró la planta el 18 y la casi nula participación de compañeros de base.
En FATE, los 97 despedidos fueron con telegrama, la metodología fue igual que en Bridgestone: paros de fábrica, dictado de la conciliación, terminada ésta se consuman los despidos sin reincorporaciones y se ofrece a los compañeros ir por la vía judicial por la reinstalación. Sabemos que más de la mitad de los compañeros despedidos están en este camino, lo que habla muy bien de los compañeros y de la tradición de lucha que tiene la fábrica, pero también del fracaso de la lucha por la reincorporación.
Cuando terminó la conciliación se marchó al Ministerio de Callao y fueron reprimidos. En paralelo, la patronal largó el PPC, una verdadera declaración de guerra a los trabajadores. Siguieron largos meses de lucha contra el PPC y el gremio mostró que no había ninguna crisis de las empresas, que todo era una gran estafa, pero en ese largo periodo rigió una virtual conciliación obligatoria que desmovilizó a los trabajadores, que quedaron presos de las campañas de rumores y de los aprietes para forzar los arreglos: esos fueron también despidos encubiertos.
Los jefes iban sector por sector, llevaban uno por uno a la oficina y les decían “agarrá ahora que después con el PPC te vamos a echar por menos de la mitad”. Más allá de que la conducción salió a denunciar esa mentira y que la patronal pagó los arreglos como marca la ley, la realidad es que la empresa impuso su política y los trabajadores quedaron “servidos en bandeja”. Esto lo decimos porque algunos miembros de la Negra llegaron a justificar estos arreglos involuntarios diciendo “son todos violetones”.
El fracaso de un método de conducción
Son muchos los elementos que explican este momento; en primer lugar, un contexto reaccionario y adverso a los trabajadores, la complicidad del PJ y la CGT, pero a nivel del gremio marcamos algunos límites y errores de la conducción.
Hay un elemento que nos parece clave: el método de conducción de la directiva, muy replegada sobre sí misma, con pocos elementos de democracia de los trabajadores, con pocos o ningún elemento de autoorganización, nunca apelan al resto de los compañeros, ellos tienen los puestos directivos y los demás que sigan las líneas de la dirección.
Esto quedó plasmado de manera explícita en la asamblea del 1/7 en FATE cuando Crespo rechazó la propuesta de la Marrón, la Roja y la Granate de hacer asambleas para decidir los próximos pasos, con el argumento de que debía ser la conducción quien definiera los pasos a seguir.
El verticalismo donde el secretario general manda y la base acata, no es el método del clasismo; en todo caso es el modelo de la burocracia peronista. Esto llegó tan lejos en el gremio que hasta las votaciones de memoria y balance se hacen a libro cerrado.
Las asambleas democráticas son una conquista de la rebelión del 2007 y del 2008 contra la burocracia y fue el sello distintivo del SUTNA recuperado por los trabajadores. Pero cada vez las asambleas son más un acto de la conducción, donde la directiva habla una hora u hora y media, la base no habla y cuando hace uso de la palabra la oposición interrumpen o mandan a tocar el bombo para que no se escuche lo que no les gusta. Esto está muy lejos de verdaderas asambleas donde se ejerce la democracia de los trabajadores, donde se discute, se piensa y se decide colectivamente.
Pero ese método es ya una concepción; Crespo lo expresó claramente en la mencionada asamblea, cuando ante la moción que proponía que se resuelva todo en asamblea dijo: “que vayamos de asamblea en asamblea para ver qué acción vamos a tomar… yo sinceramente les digo, la dirección la construimos para tener una dirección y nosotros entendemos que el régimen asambleario sirve cuando hay un momento de disidencia, cuando uno tiene que actuar como base obrera para que no te tuerzan el camino”. Es decir, el método asambleario es correcto cuando es contra una burocracia que traiciona, pero cuando es una dirección clasista no es necesario.
Esta es una concepción equivocada y burocrática. Las asambleas son organismos donde se ejercita la democracia de los trabajadores, es el único lugar donde se puede unificar democráticamente al colectivo de trabajadores, es lo que une, lo que crea lazos de confianza y respeto entre los compañeros, es donde los trabajadores se pueden autodeterminar, decidir su propio destino por ellos mismos. Al no practicar la democracia obrera, la conducción de la Negra se fue separando e insensibilizando de los problemas reales y concretos de los compañeros.
No por casualidad, hace años la Negra cambió el slogan del gremio: “Con la participación activa y consciente de los trabajadores”, por el mucho más descremado “Unidos y adelante”.
Desde la oposición de izquierda, no solo la Lista Marrón, también la Roja y la Granate han pedido en infinidad de oportunidades que se abrieran espacios de discusión y de organización para colaborar con el gremio, y la respuesta siempre fue la misma: NO.
La obra social y los problemas graves de salud de las familias de los compañeros
Todos sabemos que la obra social es un desastre, como también el sistema de salud pública que se cae a pedazos, que para tener un prepaga que funcione bien tenés que tener muchísima plata.
El problema es que no dan ninguna respuesta, no dan la cara, no explican cuáles son los verdaderos motivos de la crisis. Al no haber transparencia, al no haber una comunicación directa y democrática queda todo bajo un manto de sospecha y se alimenta la desconfianza, la despolitización, los rumores mal intencionados; en otras palabras, se alimentan todos los prejuicios que usa la derecha.
Compañeros, no hay otra: abrir los libros, mostrar las cuentas, que sea todo claro y transparente, y decir la verdad de cuál es la situación de OSPIN.
Cómo seguir: construir una “nueva Marrón”
El ataque y las provocaciones siguen, la paritaria no cerró y las patronales están dando vueltas para no hacer una propuesta seria y unificada, el Ministerio cambia las audiencias virtuales como quiere.
En FATE, a pesar del mal momento, hay reservas de lucha y organización y la situación se puede revertir, pero a condición de que la conducción cambie su orientación 180 grados: tiene que abrirse a discutir y charlar democráticamente con todas las agrupaciones y con todos los compañeros.
Tienen que abrir espacios de organización y discusión, por ejemplo, reuniones del cuerpo de delegados abiertas al activismo, como se hacía en la experiencia de la Marrón del 2008 al 2012. Se pueden hacer simples reuniones abiertas en la seccional a contra turno con los despedidos y los activistas, se puede ir con delegaciones de trabajadores de base a Pirelli y Bridgestone para confraternizar y charlar con los otros compañeros, se puede hacer de todo…
Compañeros, vemos a la conducción de la Negra muy cerrada cuando es el momento de reagrupar a los activistas, se necesita una nueva agrupación amplia, abierta y democrática que discuta de todo pero que dé respuesta a los problemas urgentes y concretos de los compañeros.
En la vieja Marrón coexistían en su interior compañeros peronistas, radicales, todas las variantes de izquierda; solo se excluía a los carneros y a la burocracia sindical. Se discutía de todo, pero se resolvían democráticamente todos los pasos. Nunca hubo tanta democracia obrera y tanta participación como en esos momentos y eso tenía que ver con un funcionamiento que respetaba la voz de cada uno, pero una vez decidido se hacía lo votado por mayoría en forma obligatoria y sin maniobras.
Hacemos esta propuesta a todos los compañeros y, en primer lugar, a la Listas Roja y Granate, con los que se viene trabajando unitariamente; hay que formar una nueva agrupación amplia, democrática, de organización y de lucha que sirva para reagrupar las fuerza que todavía existen en el gremio.
Todavía podemos parar la ofensiva patronal y ganar. Manos a la obra.
[1] Parte del desgaste y la pérdida de credibilidad se reflejó también en el resultado de las elecciones a delegados, donde perdieron en FATE un tercio de los delegados en manos de la lista independiente.
[2] Los primeros juicios por reinstalación en el gremio los impulsó la Lista Marrón cuando era dirección de la seccional en 2008, después de la derrota que impuso la Violeta cuando firmó un acta a las 4 de la madrugada levantando el paro que empezaba a las 6 am, dejando a más de 250 despedidos en la calle, una traición que los trabajadores no olvidarían y se la cobrarían más adelante. Los trabajadores de FATE siguieron el paro hasta las 22 hs tratando de parar las otras fábricas, en especial Pirelli, lo cual no se logró y certificó la derrota. En esas condiciones, después de intentar todo lo posible para conseguir la reincorporación de los compañeros, se iniciaron los juicios de reinstalación, dándole continuidad a la lucha y a la organización de los despedidos.
[3] Dicho sea de paso, fueron los compañeros del Nuevo MAS de la Lista Marrón los que acercaron a Guillermo Pérez Crespo como abogado de la seccional recuperada en 2008 y que sigue siendo el abogado del gremio. Aprovechamos este espacio para felicitarlo por haber sido electo recientemente Presidente de la Asociación de Abogados y Abogadas Laboralistas.
[4] Desde el Nuevo MAS tenemos el orgullo de haber advertido con total claridad, después del triunfo en las PASO, que Milei y su programa eran una declaración de guerra contra el pueblo trabajador.
[5] En todo caso, Crespo y el PO tendrán que explicar su posición de voto en blanco, diciendo que Milei era igual que Massa.
[6] El relato que hace la Negra del conflicto pone el énfasis en “la genial política” que llevaron a adelante y en la genialidad negociadora de Crespo. La realidad fue muy distinta: la conducción administró el conflicto, reguló la lucha, contuvo al activismo y llevó el conflicto a una muy larga lucha, que mostró claros síntomas de desgaste. Pero la realidad siempre es más rica, imprevista y contradictoria de lo que supone la conducción; la patronal convenció a Massa de ir con todo contra los trabajadores y su organización y montaron una provocación pensando que con eso iba desmoralizara la base del gremio e imponer una derrota histórica. La patronal se retira de las negociaciones, no hace ninguna propuesta y el gobierno no convoca a ninguna audiencia más y se retira con la patronal. La Negra entró en pánico, no se podía ir sin nada porque era el fin del conflicto, y convocó al paro por tiempo indeterminado porque no le quedaba otra. Crespo y demás directivos se quedaron en el 4º piso, en la sala donde habían sido convocados a la espera de alguna respuesta. La base entendió la urgencia y entró con todo al conflicto que hasta ese momento la Negra había regulado impidiendo el ingreso masivo de los trabajadores. El resto es conocido: Massa, ya en campaña pre electoral, no se animó a ir con la política de las empresas hasta el final, retrocedió y les pidió que acordaran.