Según ministra de Bolsonaro, a las niñas pobres las violan «porque no llevan ropa interior»

La ministra del Ministerio de Mujer, Familia y Derechos Humanos, Damares Alves, conocida por sus declaraciones absurdas sobre género habló sobre el grotesco número de abusos ocurridos en Isla de Marajó  y, nuevamente causó revuelo en el movimiento feminista. Afirmó que las niñas que son victimas de violencia sexual y/o explotadas sexualmente, es porque “no usan ropa interior” por ser muy pobres.

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La isla de Marajò es una región litoraleña que vive básicamente del turismo. Se sabe también, que menores (niñas pequeñas) son intercambiadas, vendidas y negociadas para fines sexuales y de trabajo forzado por miembros de sus familias, para el tráfico de personas, por ejemplo, como resultado de la pobreza extrema vivida en muchas regiones del país. En tanto, Damares afirmó que las niñas que son victimas de violencia sexual y/o explotadas sexualmente, es porque “no usan ropa interior” por ser muy pobres.

Damares, además, dice que para combatir ese tipo de crimen es necesario que una fábrica de ropa interior se instale en la región, y solicito el apoyo de empresarios en ese sentido. Ese tipo de declaración venida de una autoridad publica nos causa profunda indignación y demuestra que los miembros de este gobierno ultrarreaccionario no solo no conocen la realidad de las y los niños en Brasil, sino que también actúan con una profunda irresponsabilidad, demostrando no tener sensibilidad frente a temas dramáticos, como el trafico y la violencia sexual infantil en el país.

Dar un enorme combate ante el machismo y la misoginia del gobierno

El sexismo, la misoginia, y la ignominia de los miembros del gobierno de Bolsonaro, inclusive de las mujeres, pasan todos los límites, y no se salvan de ellos ni las y los niños, que son los más privados de derechos como la salud, la educación y demás cuidados y protección estatal relacionados a la infancia.

Si bien es verdad que todos los días somos bombardeados por declaraciones absurdas, oscurantistas del gobierno, no obstante, los ataques machistas y misóginos de sus miembros deben ser respondidos como lo que realmente son: un crimen. El problema de este gobierno no es solamente de ignorancia (en el sentido de bajo nivel intelectual) y rancio reaccionarismo, como una parte de la izquierda y los críticos del gobierno lo tratan, sino que se escuda en su cretinismo político como método para imponer retrocesos en todos los niveles de la vida.

El gobierno actúa de forma consciente al no enfrentar y peor, ocultar de forma grotesca, mentirosa los problemas reales que pasan las mujeres y las niñas más pobres y excluidas. ¿Fábricas o escuelas? Cualquier turista que frecuento la Isla Marajò puede contar las precarias condiciones de vida de los habitantes que no tienen ninguna garantía de derechos básicos. Para las familias de las orillas del río, la realidad de exclusión social y de total ausencia del Estado es brutal.

Damares, en vez de pensar en políticas publicas para que ninguna niña sea violentada sexualmente al interior de sus propias familias, o para que no sean vendidas como esclavas sexuales, como en el caso de Marajò y mismo de otras capitales importantes, quita fondos para políticas de genero y llama al empresariado a “resolver” problemas sociales.

Sexualizaciòn infantil

La violencia sexual es un tema complejo, principalmente en la infancia, y debería ser tratada con la mayor seriedad por parte de la ministra (y del gobierno). La ministra Damares se despacha con declaraciones impactantes y sexistas, y no esboza ninguna acción desde su  ministerio para proteger efectivamente a las y los niños de la explotación sexual y a las mujeres. Como ministra no hizo ninguna propuesta para la creación de puestos de trabajo para las familias en situación de pobreza extrema, escuelas de calidad, guarderías  y otras políticas.

Al contrario de eso, Damares, como ya hizo en muchas declaraciones, minimiza la pobreza y culpabiliza a las victimas por medio de frases sueltas y discursos que banalizan temas muy serios, como la explotación sexual infantil. No podemos tolerar mas ese mecanismo cínico, que no es solamente discursivo, sino que es político y tiene consecuencias practicas. No aceptaremos que el gobierno siga ocultando la realidad de la violencia contra nuestras mujeres y niñas.

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