
Anahí desapareció el 29 de julio de 2017. Desde el primer momento, fuimos sus compañeres y amigues, las organizaciones feministas y los centros de estudiantes de la zona quienes movimos cielo y tierra buscándola. La policía brilló por su ausencia, mientras que ni la intendencia, ni el gobierno nacional ni provincial emitieron una sola palabra. Ya esa semana, las hipótesis de la fiscalía se pronunciaron, anularon y volvieron a pronunciar. El 4 de agosto apareció el cuerpo en una zona de Santa Catalina que ya había sido rastrillada. Hoy sabemos que Anahí estuvo 4 días viva y desaparecida. Desde entonces, la investigación estuvo plagada de confusiones: las pruebas que aparecieron en casi 3 años son realmente muy escasas, en el camino, dos fiscales fueron apartadas de la causa.
Frente a esto, los que nos organizamos para buscar a Anahí, continuamos movilizados para luchar por justicia, reclamando que el femicidio de nuestra compañera no quedará en la impunidad.
A fines de febrero comenzó el juicio contra dos acusados: Bazán y Villalba. Además de que no se pudo probar hasta ahora un vínculo entre ellos, ni de ellos con Anahí, contra Bazán no hay indicios claros. Mientras tanto, Villalba, quien está más comprometido por las pruebas de ADN y porque el celular de Anahí fue encontrado en su casa, fue declarado incapacitado para enfrentar el juicio por supuestos problemas psiquiátricos y su abogado afirmó que espera que así se queden las cosas hasta que la causa prescriba.
El juicio estuvo paralizado casi 60 días por la pandemia, pero se reactivó escandalosamente en plena cuarentena hace 10 días. En 3 audiencias cerraron lo que supuestamente iba a durar varios meses. El miércoles 27 finalmente declararon culpable a Bazán, en una exposición de los jueces que duró literalmente 1 minuto.
De punta a punta, todo el proceso judicial estuvo plagado de irregularidades, y parece ser que una trama de poder importante se halla oculta detrás de este femicidio y de este juicio, y que hay muchos intereses depositados en que continúe en la oscuridad.
Les pibes que nunca bajaron los brazos
Desde Las Rojas y Tinta Roja, junto al movimiento feminista y estudiantil, impulsamos en todo momento la movilización y la lucha en las calles como estrategia para conquistar verdad y justicia por Anahí. Por eso estuvimos nuevamente en esta instancia concentrando, con medidas de prevención y distanciamiento social, en las puertas de los Tribunales de Lomas de Zamora, denunciando este juicio de la impunidad y exigiendo una investigación independiente, que se meta con los poderes que se tenga que meter para saber la verdad.
Participaron también de la concentración compañeros y compañeras de la Comisión Verdad, Justicia y Transparencia por Anahí Benítez, una iniciativa de ex alumnos de ENAM de Banfield, pertenecientes a la generación de Anahí y por tanto sus compañeres de curso, recreos, y también de tomas del colegio. Les pibes tienen muy en claro que este juicio no pretendió resolver las cosas, y que es muy importante estar en la calle exigiendo una investigación real, y así lo manifestaron en sus intervenciones frente a los Tribunales.
Los debates en la puerta de los Tribunales
Desde que comenzó este juicio, nos encontramos en las concentraciones con un sector de familiares y amigos exigiendo la libertad y absolución para Bazán. Hoy, cuando fue dictado el veredicto de los jueces, se generó un incidente cuando un grupo ligado a dicha convocatoria, se abalanzó sobre nuestra concentración al grito de “cómplices”. Podemos entender el momento de bronca de quien ve que un allegado es castigado de esta forma por algo en lo que lo cree inocente, pero no es justificable que en lugar de girarse sobre los Tribunales responsables de la decisión, lo hagan sobre los pibes y las pibas que fueron amigues de Anahí y que hace casi 3 años se movilizan exigiendo justicia, siendo además que nuestra concentración en ningún momento exigió, ni insinuó siquiera, la condena a Bazán. Siempre fuimos muy claros exigiendo la reapertura de la investigación, denunciando este juicio por perpetuar la impunidad. Sólo malas intenciones podrían habernos malentendido.
El reclamo de libertad para Bazán, sin embargo, no lo llevan sólo sus familiares, sino que varias organizaciones, algunas que se dicen de izquierda y feministas, como el MST e Izquierda Socialista, lo acompañan y, lo peor, lo anteponen al reclamo de verdad y justicia por Anahí Benítez: le disputan el espacio físico de la concentración, el sonido y la atención de los medios a pibes y pibas que se organizan reclamando justicia por una compañera de elles, que desapareció cuando apenas tenía 16 años. Estas corrientes deberían delimitarse claramente de la actitud llevada adelante por un sector contra los compañeros y amigos de Anahí.
El problema de estos sectores es que no parecen comprender que la única manera de que paguen los verdaderos culpables de la desaparición y femicidio de Anahí es denunciando todo este proceso judicial y haciendo énfasis en la necesidad de plantar la nulidad del juicio y una nueva investigación. Porque está claro que lo que quieren es dejar el femicidio de Anahí en la impunidad, a la usanza de la justicia patriarcal que disciplina a las mujeres y a las diversidades de esta forma: manteniendo libres e impunes, sin siquiera pasar por un tribunal, a los que nos violentan, a los que nos matan. Observando el crecimiento de los números de violencia y femicidios dados por el aislamiento, observando el poco presupuesto, pero observando también al movimiento feminista como movimiento de lucha alrededor del mundo, movimiento del que Ana formaba parte, debería ser más que claro que el eje de la lucha debe ser, antes que ningún otro: Verdad y Justicia por Anahí.
Una vez más, seguimos hasta que el mundo sea lo que Anahí soñaba
“Conocíamos a Anahí porque Anahí era militante”, gritó una compañera de Las Rojas cuando los medios de comunicación elegían mirar sólo para el lado “Libertad para Bazán” de la concentración. Las cámaras giraron entonces hacia nosotres. Anahí era militante, era activista por los derechos de las mujeres. Era una piba que no quería saber nada con el mundo como está, y que se organizaba con sus compañeres para transformarlo. A Anahí la conocíamos porque era ese activismo de la zona que te cruzás en las tomas y en las marchas, porque era de esa juventud comprometida que renueva nuestra esperanza militante en cada lucha. Para les que militamos en la zona sur del conurbano fue una pérdida, eso también hay que decirlo. Pero como dijimos desde esa misma noche en que apareció el cuerpo y en las puertas del ENAM nos encontramos descolocados ante lo terrible de la realidad: Anahí está viva en cada mujer que lucha, en cada pibe que se levanta contra este sistema inhumano.
Nosotres seguiremos organizades, luchando, inundando las calles con nuestros reclamos. Entendemos que el camino para obtener verdad y justicia es la lucha, es la organización. Por eso recordamos a Anahí como activista y reivindicamos su ejemplo. Así, llamamos a les pibes y las pibas que no quieren saber nada con este mundo como está, a organizarse con nosotres, contra todas las injusticias, contra el capitalismo y el patriarcado, por un mundo donde no falte nunca más ninguna piba, por el mundo por el que luchaba Anahí, y por el que hoy tantos pibes y pibas se organizan.