Se estima que hubo 30.000 asesinados en la prisión de Sednaya desde el inicio de la guerra civil, en 2011.
Las imágenes de la histórica caída de la dictadura Bash Al-Asad recorren el mundo entero. No es para menos, la familia Al-Asad gobernaba Siria desde 1971. En 2011, en medio de la irrupción de la Primera Árabe, respondieron a las movilizaciones populares con una represión bestial. El régimen, desde entonces, sumió el país en el terror. La guerra civil que sobrevino después, con participación destacada de grupos fundamentalistas, devastó el país.
Fue entonces que comenzó lo que se convirtió en uno de los símbolos del terror del régimen, la cárcel de Saydnaya. En 2017, Amnistía Internacional la describió como un “matadero humano”, debido a la gran magnitud de atrocidades y crímenes de lesa humanidad allí cometidos. Se estima que entre 2011 y 2018 hubo 30.000 detenidos asesinados. Desde aquel momento hasta la actualidad se sumarían otros 500 más.
La prisión fue una respuesta a los hechos de 2011, tanto por los sucesos dentro de la propia Siria como a nivel más regional. Las descripciones de los sobrevivientes son realmente aterradoras. Niños con sus madres, personas que fueron obligadas a torturar a sus familiares, años de aislamiento sin siquiera mirar el sol ni un solo día, condiciones infrahumanas, “celdas” de pocos metros y muchas de ellas, subterráneas.
«A mi primo, al que tanto quería, lo obligaron a torturarme, y a mí me obligaron a torturarlo a el. De lo contrario, los dos seríamos ejecutados», contó Omar al-Shogre, uno de los sobrevivientes, a la BBC el pasado sábado. Justamente, los videos sobre las personas detenidas saliendo de la prisión fue uno de los más difundidos desde la caída de Al-Asad, quien debió viajar a Rusia para encontrar asilo político.
Una red siria de derechos humanos calcula que fueron aproximadamente 130.000 los detenidos en aquella prisión desde 2011. Los militares defensores del régimen aplicaban asesinos en masa y también todo tipo de agresiones y abusos sexuales. Según la Asociación de Detenidos y Desaparecidos de la prisión de Saydnaya, con sede en Turquía, se realizaban al menos dos ejecuciones por semana.
«Ahora estamos en medio de Damasco. Juro por Dios que nuestra ejecución, junto con las de otras 54 personas, estaba prevista para hoy hace media hora. Gracias a Dios», exclamó un hombre que no se identificó luego de ser liberado.
La cárcel cuenta con una extensión de casi 1,5 km y se ubica 30 km de Damasco, la capital siria. Según la reconstrucción de los distintos informes, contaba con un edificio rojo, donde se albergaban a los detenidos políticos y uno blanco, donde presuntamente se ubicaban personas que hayan cometido crímenes dentro del gobierno.
