Se empiezan a acumular tensiones

La velocidad con la que se ha roto la “vieja normalidad” es enorme. No todos los días se rompe la cotidianidad del mundo. Los hechos que han generado estas rupturas como las guerras mundiales o las revoluciones han ingresado en la historia, y sin lugar a dudas esta pandemia es el primer acontecimiento de esa magnitud en lo que va del siglo XXI, un evento fundante.

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Resalta en todo el mundo la rapidez con que la pandemia impuso un quiebre en el desarrollocotidiano de la vida social, mediante los confinamientos masivos, y en la economía que ya arrastraba índices críticos pero que ahora han agudizado sin que se avizore con claridad hasta donde continuará su caída.

La velocidad con la que se ha roto la “vieja normalidad” es enorme. No todos los días se rompe la cotidianidad del mundo. Los hechos que han generado estas rupturas como las guerras mundiales o las revoluciones han ingresado en la historia, y sin lugar a dudas esta pandemia es el primer acontecimiento de esa magnitud en lo que va del siglo XXI, un evento fundante.

Un aprendizaje que viene de los grandes procesos históricos es que entre la “vieja normalidad” y la “nueva normalidad” hay una suerte de interregno, de transición, en que las cosas no tienen una forma definitiva. Una realidad que es moldeada por elementos que persisten como la explotación capitalista o los gobiernos burgueses que prevalecen e intentan darle una dirección al curso abierto, y los elementos de la nueva realidad que se cocinan al calor de los ataques a los trabajadores y las respuestas de estos.

Digan lo que digan los posmodernos o reaccionarios, el mundo se sigue estructurando alrededor de la explotación del trabajo, y en ese sentido todo paso de un estado de situación a otro nuevo plantea una disputa entre los explotados que se ven sometidos a una actualización de sus condiciones de vida,y los explotadores que pujan por reforzar su dominio de clase. Esta situación tarde o temprano pone a la clase obrera, los trabajadores en general y su lucha en el centro de la escena.

Por lo pronto la situación actual destaca por los elementos de incertidumbre. Mientras en el centro de Europa se levantan las medidas de confinamiento social, empiezan a haber voces de alerta que marcan que, a falta de una vacuna efectiva contra el virus, España mostraría que el mundo va a necesitar transitar nuevas olas de contagio y cuarentenas. Es que pese al número elevado de infecciones y las miles de muertes que lo puso en el centro de la escena durante largas semanas, se estima que apenas el 5% de su población contrajo el virus. Por esto la “inmunidad de grupo” que se da cuando un porcentaje elevado de la población  de un país (60% a 70%) ha generado anticuerpos está descartada. Esto hace más factible la posibilidad de nuevas olas de contagio.

Mientras tanto, Estados Unidos en menos un mes y medio se ha transformado en el epicentro de la pandemia con 1,5 millones de contagios (1/3 de los casos del mundo) y 90 mil muertes. Junto con esto, la debacle económica se cobró la destrucción de casi 37 millones de puestos laborales entre fines de marzo y hoy. Un número que da la pauta de la enorme cantidad de empleos basura creados bajo el gobierno de Trump (y también de Obama) sin ningún tipo de protección y que permitieron a las empresas dejar en la calle a millones de familias sin ningún costo.

Por otra parte, de conjunto América Latina y el Caribe suman 500 mil contagios. Aquí el epicentro está en el Brasil del neo fascista Bolsonaro que alcanzó la cifra de 1.179 muertes en un día. La semana pasada se produjo la renuncia del Ministro de Salud del país, la segunda en menos de un mes. En Brasil crecen las dudas sobre los números reales de casos. Medios como El País (España) hablan de que cada 20 casos de contagio sólo se registra 1 (Jorge Galindo, El País, 20/05). Más allá de esto, tomando en cuenta los números oficiales, el gigante sudamericano se ubica en el tercer lugar entre los países con más contagios detrás de EE.UU e Inglaterra.

Por su parte, del otro lado de la Cordillera, Chile ha sido noticia en estos días por dos motivos: ha registrado por sexta jornada consecutiva más de dos mil contagios en un día lo cual ha obligado al ultra reaccionario Piñera a implementar una nueva cuarentena en Santiago de Chile. Y por otro lado, la irrupción de una protesta contra el hambre y en reclamo por trabajo en la comuna “El Bosque” (Santiago). Protesta cuyas imágenes recuerdan a las jornadas de fines del año pasado y que muestran que el Chile que despertó en octubre se resiste a ser pasado por encima bajo el ajuste que lleva adelante la burguesía con la excusa de la pandemia.

Un cachetazo por izquierda a los reaccionarios que soñaban con que la pandemia diera corte definitivo al proceso de rebelión, y que dan cuenta que las luchas pueden haberse “suspendido” momentáneamente, pero que vuelven a emerger bajo el acicate del capitalismo.

A la vez da la pauta de que las nuevas relaciones de fuerza creadas por las luchas son un punto de apoyo enorme para enfrentar el intento de arremeter contra los trabajadores; y que sin lucha no se puede ni soñar con que haya transformaciones progresivas, concesiones, conquistas o mejoras para los explotados y oprimidos. Toda conquista histórica siempre fue, es y será fruto de la lucha de los oprimidos. Y a su vez, parafraseando a Marx, que “toda la historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases”.

Descontamos que las imágenes de la comuna “El Bosque” ha encendido algunas alarmas entre los gobiernos latinoamericanos. Así las cosas, relaciones de fuerza aún más favorables a los trabajadores como las que existen en Argentina son puestas a prueba por el gobierno de Fernández en estos días, dando lugar a luchas en defensa de las condiciones laborales y de la salud como ocurre (aun fragmentariamente) por estos días, y que podrían incrementarse, como muestra el “oasis” chileno.

 

Relajan la cuarentena…

“La normalidad no existe más”, dijo el gobernador de la provincia de Buenos Aires Axel Kicillof en la planta automotriz de Volkswagen en Pacheco, antes de afirmar que “van a haber contagios”, refiriéndose a los obreros que deberán retomar sus tareas en la fábrica.

Parte de la “nueva normalidad” que quiere imponer el empresariado con el gobierno como impulsor y la burocracia sindical como garante en los lugares de trabajo es la de la vuelta al trabajo con menos derechos. Los protocolos de “higiene y seguridad” están hechos por las patronales que se apoyan en la situación excepcional de la pandemia para atacar derechos conquistados por los trabajadores, cuestión que se agrava cuando miramos sectores más precarizados y donde el control de la burocracia es más férreo.

Ejemplo de esto es la fábrica Ford que pretende retirar horario de almuerzo y suplantar el menú del comedor por una bolsita con un sánguche, por lo cual los trabajadores deberán trabajar sin derecho a horario de almuerzo hasta terminar el turno.

O el caso de FATE donde a los trabajadores les empieza a caer la ficha de que son “carne de pandemia” al ser informados decómo se procederá en el caso de registrarsecontagios dentro de planta. Según el protocolo, un caso de riesgo puede llevar a que el trabajador sea aislado y trasladado inmediatamente de la fábrica al hospital sin contacto con su familia. Más allá de que este es el procedimiento regular en casos de infección, no deja de ser un hecho aberrante el cinismo con que la patronal expone a los trabajadores al contagio para producir bienes no esenciales, en pos de beneficios empresariales. Una concesión del gobierno de Fernández a los empresarios que se paga con la salud de los trabajadores para garantizar las ganancias de los capitalistas.

Por último señalamos que estos protocolos no contemplan la posibilidad de pasar a cuarentena a todo el personal en casos de contagio. Sólo se habla de cuarentena preventiva para quienes hayan tenido contacto estrecho con el infectado, obviando concientemente que en la mayoría de los trabajos el contacto directo entre trabajadores o mediado por la manipulación de objetos es inevitable.

Una nueva vuelta de tuerca a la “dictadura patronal” que pone literalmente las ganancias por sobre la vida de los trabajadores.

Entre la enorme presión de elegir las “nuevas”condiciones laborales y la posibilidad de contagio o el desempleo, hay espacio para desarrollar una alternativa: la organización desde abajo para frenar la ofensiva brutal de la patronal y sacarse de encima a la burocracia.  En ese sentido deben alentarse herramientas de organización como los comités de higiene y seguridad que elaboren protocolos que resguarde efectivamente la salud de los trabajadores y que en caso de contagios estén facultados para dictar la cuarentena en la planta durante 15 días con el 100% del pago de los salarios, que se proceda a la desinfección de los lugares, y que se garanticen testeos que permitan detectar casos asintomáticos.

 

… cuando el “pico” empieza a despuntar

Mientras esto ocurre la flexibilización generalizada de la cuarentena ya tiene sus primeros rebotes en las estadísticas: números que aún no reflejan los contagios de estas últimas dos semanas, sino de las semanas anteriores, cuando todavía podía decirse con alguna seriedad que se mantenía parte del confinamiento social.

Por estas horas Schiaretti, gobernador de la provincia de Córdoba, quien había liberado casi toda la actividad económica ha anunciado la vuelta a mayores controles sobre todo en la capital y las zonas comerciales por los contagios ocurridos alrededor del Mercado Norte y del Hospital Italiano.  Fuera de esto, la vuelta a la producción de cerca de 300 empresas industriales seguirá intacta…

Por su parte en CABA continúan acumulándose los casos, fundamentalmente en la villa 31 donde la desidia del gobierno de Larreta le costó la vida a Ramona Medina, referente de La Poderosa y luchadora por las condiciones de vida de los vecinos. Un caso que podría replicarse en la provincia de Buenos Aires donde los asentamientos y barrios carenciados son cerca de 1.800.

En este marco el viernes próximo el gobierno nacional intentará acercar posiciones con los bonistas extranjeros para lograr un acuerdo de pago de la deuda, una negociación que parece estar encaminada. Las enormes dádivas que ofrece Guzmán, Ministro de Economía, a cambio de la postergación del pago por 2 o 3 años han generado entusiasmo en los especuladores financieros que empujan por un acuerdo aún más draconiano. En términos generales, como explicamos en la edición anterior, constaría en postergar el pago de los intereses de deuda por un plazo a cambio de que dichos intereses pasen a formar parte del capital. Un acuerdo que rapiña las riquezas del país, las entrega al capital financiero y el imperialismo a costa de la salud y las condiciones de vida de los trabajadores.

 

Las luchas empiezan a emerger

Ante este panorama la izquierda debe jugarse todo al desarrollo de las luchas que emergen. Nuestro partido se hace presente en la lucha de los mineros de Andacollo (Neuquén) donde nuestro compañeros viene cumpliendo un rol destacado impulsando la movilización;en la organización de trabajadores precarizados de plataformas de repartos en Mar del Plata y Capital; en solidaridad con los trabajadores del frigorífico Ecocarnes (San Fernando) que sufrieron una nueva provocación de la burocracia de Fantini; o junto a los trabajadores de Penta que continúan peleando por su reincorporación.

También estamos presente en Córdoba donde se desarrolló una acción contra el ataque a los jubilados; en la concentración por justicia para Anahí, víctima de femicidio, o la reciente concentración y movilización que desarrollamos desde Las Rojas contra los femicidios que se incrementaron durante los últimos meses, y en rechazo al pago de la deuda externa. Parte de esta iniciativa son las acciones solidarias que se vienen desarrollando a lo largo y ancho del país yendo a cientos de colegios primarios, secundarios, en comedores como Los Mirlos en Rio Negro, u hospitales como el Durand y Ramos Mejía en CABA, el Gandulfo Iriarte, Fiorito, Evita, Belgrano, Parossien, Posadas en Gran Buenos Aires, el polo Sanitario en Córdoba, y un largo etc.

Mientras un sector del FITU (PTS) se limita a exigir el regreso a las sesiones parlamentarias y dicen que “no sirve de nada concentrarse si no somos 400”, y otros (PO) que no piensan abrir los sindicatos durante la cuarentena, nosotros decimos: sin movilizarse, sin dedicarse a organizar la lucha, sin pelear para que toda herramienta sindical o institución educativa se ponga al servicio de organizar la solidaridad y la lucha desde abajo (como peleamos en la facultad de Filosofía y Letras de la UBA obligando a las autoridades a recibirnos, o como venimos exigiendo sistemáticamente a las corrientes que dirigen los Sutebas independientes), sin todo esto, no hay parlamento ni magia que solucione los problemas de los explotados y oprimidos.

En este momento, acciones de visibilización de los reclamos y luchas (tomando todos los recaudos de seguridad e higiene correspondientes) tienen una potencia enorme e impactan multiplicadamente contribuyendo a presentar la protesta social y la lucha como alternativa contra la pasividad. La izquierda debe jugarse a fondo por volver a poner en escena la protesta social cuestionando en los hechos todo intento de atomizar a los de abajo y desarmar la movilización como herramienta histórica de lucha.

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