
Las fuerzas comandadas por Vladímir Zelenski atacaron la central nuclear de Zaporizhzhia. Así lo denunció la administración de la ciudad de Energodar, en el sudeste ucraniano.
Los ataques se produjeron cerca de los edificios administrativos de la central nuclear de Zaporizhzhia -la mayor de Europa y la tercera del mundo, con seis reactores y una capacidad total de 6.000 megavatios.
Evidentemente, de implosionar contra una central que contiene petróleo y combustible y una planta de oxígeno, los bombardeos podrían haber provocado un incendio mayor y una catástrofe de radiación.
Tanto Rusia como Ucrania se culpan mutuamente por los ataques, mientras las vidas de millones siguen amenazadas y la estabilidad ambiental, en riesgo.
“El bombardeo periódico por parte de las tropas rusas con misiles antiaéreos causó un grave riesgo para el funcionamiento de forma segura de la central”, denunciaron las autoridades ucranianas.
En respuesta, el representante de las fuerzas rusas puntualizó que «el Ejército ruso garantiza la seguridad. Fue justamente el Ejército ruso el que derribó los drones lanzados por Ucrania contra el sistema de enfriamiento de los reactores».
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