El gobierno no para de hacer agua por todos lados. Con la economía sumida en una fuerte recesión, uno de los indicadores más fuertes de este fracaso es la crisis en la que se encuentra la industria. En las últimas semanas se vienen sucediendo casi a diario noticias sobre cierre de plantas, despidos y suspensiones en casi todos los rubros. El martes pasado se conoció una medición del INDEC sobre la capacidad utilizada de la industria. La misma arrojó que en enero las plantas del país utilizaron el 56,2% de su capacidad, 5,4% menos que en igual mes del año pasado. El dato más sobresaliente fue el de la industria automotriz, que tuvo en enero el 84,3% de su capacidad, inactiva.
En el rubro automotriz vienen sucediéndose suspensiones en casi todas las terminales. En Córdoba, Renault suspendió a 1.500 trabajadores la primer semana de marzo y podría replicar en las próximas semanas; en Fiat la primer semana del mes sólo se trabajó un día y de ahí en adelante se trabaja 4 días por semana; Iveco suspendió a 900 empleados, y sólo trabajará 10 días en el mes de marzo. En Buenos Aires el panorama no es muy distinto, PSA (Peugeot-Citroen) suspendió a 1.500 operarios al 75% del salario; en Honda las suspensiones rondan las 3 semanas para la planta de motos y 4 para la de camionetas, afectando a 700 trabajadores; Ford viene de suspender a toda la planta por dos semanas y planifica nuevas suspensiones en breve; y en VW solo trabajan 3 días a la semana. Terminando el desolador panorama con GM, que tiene un turno suspendido desde septiembre hasta mayo; sólo 500 trabajadores están activos, el resto suspendido al 70%.
Las razones son básicamente las caídas de las ventas. Con la enorme pérdida de poder adquisitivo y la suba de las tasas de interés que encareció el financiamiento, las ventas de 0 km cayeron el 47% en el primer bimestre del año, según información que reveló ACARA (Cámara que agrupa a los consecionarios). Desde fines del año pasado a esta parte, se calcula que hay aproximadamente un stock de 200.000 unidades sin vender. A un ritmo de ventas de 40.000 vehículos por mes, que es lo que proyecta ACARA, implicaría 5 meses de ventas, sin producir una sola unidad. En ese sentido, las terminales vienen bajando la producción para intentar bajar el nivel de stock.
Pero si esto pasa en las terminales, la cosa se pone más fiera en las autopartistas. Según estimaciones del SMATA y de las cámaras empresariales, por cada puesto que se pierde en una terminal, se pierden entre 4 y 5 en las autopartistas subsidiadas. Las patronales autopartistas vienen reclamándole al gobierno por un cambio en las condiciones de los negocios. En septiembre del año pasado por medio de dos decretos el Poder Ejecutivo dispuso por un lado, que las autopartistas que gozaban de una devolución parcial de impuestos del 6,5% dejen de percibirlo y por otro, que se les introduzca un arancel a los productos de exportación; lo que les implicó una pérdida del 12,5%. Y las patronales que se llenaron los bolsillos todos estos años a costa de la vida de los obreros, ahora los deja en la calle. Ahí están los más de 100 despidos en Metalsa, en las plásticas, textiles y metalúrgicas para atestiguarlo.
QUE DIOS TE SALVE
Con las suspensiones en el mejor de los casos, el SMATA negoció un 75% del salario, que termina siendo mucho menos que eso al contemplar sólo la hora neta. Pero no se trata sólo de eso, los salarios vienen siendo devorados por la inflación.
En cada rebalanceo (se le denomina así al hecho de quitar puestos y repartir las operaciones que se efectuaban en cada puesto que se elimina a los puestos adyacentes) aprovechan las empresas para redoblar la explotación y exprimir más y más los músculos y nervios del obrero. Una verdadera esclavitud del siglo XXI se vive en casi todas las fábricas. A las patronales como las de FATE se le cae la baba por terminar con las conquistas y adoptar los modos de trabajo de las terminales. Es por eso que empresas como Pilkington despiden a los activistas y referentes que no permitirían que se cambien las condiciones de trabajo y se pierdan derechos. Para avanzar con la reforma laboral fábrica por fábrica, necesitan descabezar a los que ponen y pusieron el pecho por los compañeros. Con la doctrina de la “unidad de concepción” el SMATA viene dejando hacer y deshacer a las empresas a su antojo. Se acabó el chamuyo de que no iban a permitir despidos, dejaron cerrar Metalpar, la mayor fabricante de carrocerías del país sin que volara una mosca, apretando a los compañeros para que agarren la indemnización. Unos traidores absolutos. Y como si fuera poco, parece ser que Pignanelli se enojó y rompió con la Virgen de Luján porque no cumplió con sus pedidos, así que se puso duro y ahora planea llevar al conjunto de los mecánicos a rezarle a la Virgen de San Nicolás el mes que viene. Esperemos que ella sí cumpla, porque si no los mecánicos vamos a terminar yendo a rezar a Itatí.
Lo que cualquier trabajador de la industria tiene claro es que no sobra nadie, se pueden repartir las tareas que hace cada trabajador con los compañeros cesanteados, para aliviar un poco y todavía faltaría gente. Con la devaluación, los salarios para las multinacionales cada vez están más baratos; pero nada de eso dicen; lo que les importa es seguir fugando las fortunas que vienen levantando.
Leandro C.