Restricciones: analizan un cierre total el fin de semana en el AMBA

Es debido al preocupante aumento en el número de contagios y muertes de esta semana. Prefieren afectar la vida social de los trabajadores antes que tomar medidas de fondo para enfrentar la Pandemia.

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El próximo viernes vencen las que fueron las últimas medidas dictadas por el Gobierno Nacional para el Área Metropolitana de Buenos Aires, por lo que ya comenzaron las reuniones entre las autoridades de Provincia, Ciudad y Nación. Por la alarmante subida de casos de esta semana, se espera que haya más restricciones.

Ahora, el gobierno de Rodríguez Larreta pretende dar un «giro», y se dice que propondrá un regreso a la fase 1 durante todo el fin de semana en el AMBA, con el objetivo de evitar las reuniones sociales y la aglomeración de personas en comercios y lugares de comida.

Larreta, que en pleno pico de contagios insistió con la presencialidad escolar, ahora se asusta de las consecuencias de su propia displicencia y busca tomar una medida más drástica, ante la situación hospitalaria que está en fuerte tensión hace varias semanas.

Ayer se dispararon todas las alarmas, cuando el número de contagios diarios arrojó un impresionante número de 35.543 casos y 745 fallecidos. Ambos números son hasta ahora el récord absoluto para un día desde que comenzó la Pandemia.

Los datos de ayer además muestran que la segunda ola está lejos de ceder, luego de varios días en donde se veía cierto «amesetamiento» que de todos modos seguía arrojando números altos. Los porcentajes de ocupación de camas apenas habían disminuido la semana pasada, pero con la escalada de las últimas jornadas ya están al alza nuevamente.

Todavía no hay precisiones sobre qué postura tendrá el Gobierno Nacional y el Bonaerense ante esta propuesta de Larreta. Lo que está claro es que un esquema de cierres por fin de semana no hace más que seguir castigando la vida social y los momentos de esparcimiento de los trabajadores.

A pesar de sus diferencias, hace meses que JxC y el FDT concuerdan y repiten una y otra vez con que «los lugares de trabajo no son foco de contagios», aunque nunca ninguno se preocupó por mostrar una evidencia al respecto. Un cierre total los fines de semana sería un paso más en esta política que, aunque se disfraza de «sanitaria», es profundamente anti-popular: supone que la culpa de los contagios se debe a los ratos de ocio que tienen los trabajadores luego de toda una semana de trabajo.

Por el contrario, si la gente en la semana va a realizar su vida «normal» (es decir, ir a trabajar y/o tomarse el transporte público) y se queda en su casa los fines de semana no hay razones para creer que vayan a bajar los contagios: las aglomeraciones de gente en el transporte público y los contagios en lugares de trabajo van a continuar.

Desde que estalló la segunda ola, tanto el Gobierno Nacional como el Porteño se embarcan en negociaciones infinitas para determinar detalle por detalle que tipo de restricción van a aplicar. La definición de uno y otro parece ser «tratar de que todo sea lo más normal posible». Pero luego de casi dos meses de subida ininterrumpida de contagios, se está demostrando que las medidas «a medias» no están surtiendo efecto, mientras el número de fallecidos viene promediando las cifras más graves desde que comenzó la Pandemia.

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