¿Quien paga la crisis? Empresarios no quieren pagar ni el bono miserable de Massa

Las principales cámaras empresariales aseguran no tener plata para pagarle apenas $30.000 durante dos meses a cada trabajador. Durante el gobierno de Alberto Fernández aumentaron sus ganancias mientras se hundió el salario.

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En las últimas horas, varias cámaras empresarias salieron a rechazar el bono anunciado por el ministro Sergio Massa el pasado domingo, que consta de dos cuotas de $30.000 para trabajadores registrados públicos y privados.

Como señalamos, se trata de una medida de enorme insuficiencia en este contexto de escalada inflacionaria y devaluación, instrumentada por el propio Massa el lunes siguiente a las elecciones PASO.

Pero ni aun en este contexto de enorme deterioro salarial las empresas quieren dar el brazo a torcer, ni siquiera al tratarse de una cifra miserable, en línea con el ajuste que lleva adelante el gobierno nacional

Este martes, la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME), la Unión Industrial Argentina (UIA), la Cámara Argentina de Comercio y la de la Construcción se manifestaron en contra de la medida y argumentaron supuestas incapacidades de afrontar el pago, así como denunciaron «distorsiones» a los acuerdos paritarios ya vigentes.

Se trata de una victimización que es ya clásica entre los empresarios. Para las empresas consideradas pequeñas y las medianas, el gobierno hasta les dio el beneficio de poder pagar el bono descontándolo del pago de impuestos, por lo que en los hechos el Estado termina haciéndose cargo del costo. Ellos nunca pierden.

Pero en este contexto de grave crisis, y beneficiados por una coyuntura corrida a la derecha, ni aun así quieren que se les cuestiona aunque sea de manera ínfima y circunstancial sus ganancias.

Ganadores y perdedores

Los datos contradicen su victimización. Durante el gobierno de Alberto Fernández, la participación de los salarios en el Valor Agregado Bruto (VAB), mientras que aumentó el excedente de explotación bruta para las empresas, fuente de sus ganancias.

Según los datos oficiales del INDEC, en el primer trimestre de 2020, todavía pre pandemia, este índice arrojaba una participación del 49,8% del salario en el valor agregado, mientras el excedente empresario se ubicaba en el 35,6%. Sin embargo, los datos varían significativamente si de este cálculo se excluye al sector público y se considera sólo a las empresas privadas: la participación de los sueldos cae hasta el 41,4% y la del excedente empresario sube al 41,5%.

Ahora bien, ¿qué ocurrió en estos tres años y medio de gobierno de Fernández? Durante la pandemia las ganancias empresariales se dispararon mientras la participación de los salarios en el ingreso siguió en picada: al finalizar 2021, es decir justo a la mitad del mandato de Fernández, la participación salarial en el sector privado cayó hasta el 34,1 mientras que el excedente de explotación se disparó al 54,2.

En la actualidad, la situación refleja una leve mejoría, pero no llega a revertir la tendencia. Según los últimos datos, correspondientes al primer trimestre de este año, la participación en el sector privado se repartió de la siguiente manera: la remuneración salarial alcanzó el 40% de la participación, mientras que el excedente empresario se ubicó en el 44,7%.

En resumen, si se compara el primer trimestre 2020 versus el mismo período de 2023, siempre excluyendo al sector público, se obtiene el siguiente resultado: durante la gestión de Alberto Fernández, la participación del salario en el valor agregado cayó un 1,4%, mientras que el excedente bruto de explotación a disposición de los empresarios aumentó un 3,2%. En el medio, pandemia mediante, hubo una enorme variación a favor de los capitalistas, con una leve mejoría que no llega a revertir la tendencia.

Por supuesto que se trata sólo de un dato, podríamos citar muchos otros. Por ejemplo, cómo los trabajadores sufrieron el desplome del salario real, mientras las empresas tienen las mil y una maniobras de no perder frente a la inflación, dolarizándose, aumentando precios sin control, etc.

Son estos mismos millonarios los que lloran lágrimas por tener que pagar un bono miserable de $30.000 que no llega ni cerca a paliar todo lo que los trabajadores perdieron bajo este gobierno, que ofrece apenas paliativos mientras refuerza el ajuste.

Una pequeña mención final para la burocracia sindical, que frente a estas provocaciones empresariales brilla por su ausencia. La CGT se limitó a apoyar verbalmente el miserable bono de Massa, pero por su profesión de arrastrados no son capaces de pelear ni por unas migajas.

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