
La economista Marina Dal Poggetto estima el impacto fiscal de las medidas en un 2,2% del PBI, unos U$S 8.800 millones de dólares. La consultora Seido estima el apretón en 2,5% del PBI, y que de ese total los jubilados “aportara” casi un tercio: 0,7% del PBI, contra 0,5% campestre por alza de retenciones, 0,6% por la compra o gasto en dólares y 0,2% por el aumento de Bienes Personales[i][1] entre sus principales componentes.
El IARAF por su parte estima que sin modificaciones, el déficit fiscal 2020[2] hubiera llegado a 1,6% del PBI y que con la nueva ley el déficit esperado ese de 0,1% del PBI: el resultado final es un ajuste del 1,50% del PBI
Medida. Calculo IARAF | Menos Gastos % PBI | Mas Ingreso % PBI | Más Gasto %PBI |
Suspensión actualización jubilatoria y reforma tributaria 2017 | 0,77 | ||
Aumento retenciones | 0,40 | ||
Aumento Impuesto Bs Personales | 0,27 | ||
Consumo en dólares | 0,31 | ||
Otros impuestos | 0,02 | ||
Bono jubilados y AUH | 0,12 | ||
Tarjeta alimentos y devolución IVA | 0,18 | ||
Totales | 0,77 | 1 | 0,30 |
El mismo IARAF plantea luego un segundo escenario donde deba considerarse la “posibilidad de satisfacer demandas internas” en al menos jubilaciones AUH y subsidios a los servicios públicos. En otras palabras, que el ajuste así como está planteado no sea viable.
El escenario de mantener los valores reales actuales de las jubilaciones y aumentar un 20% las jubilaciones mínimas tendría un costo adicional del 0,51% del PBI, mientras que sea el gobierno (y no las empresas) quien cubra con mayores subsidios el congelamiento de las tarifas implicaría un aumento del 0,29% del PBI. Estas dos medidas adicionales llevarían el déficit fiscal de 2020 a un 0,9% del PBI, es decir un déficit similar al del 2019 “pero con una fuerte redistribución de recursos entre sectores de la población”. Terminan afirmando que “de cara a la renegociación de la deuda, la cuestión central para el gobierno pasa por delinear un sendero de resultado primario que permita cerrar una buena negociación con los bonistas y el FMI.” O sea: voy a tener con que pagarles.
El chanta de Guzmán “reperfiló” su discurso de “crecer para pagar” a “ajustar para pagar”. En una semana pasó de declaraciones contra la desigualdad, la inequidad y los ajustes neoliberales a querer bajar las jubilaciones y aumentar los ingresos de las petroleras y las mineras. Sin embargo, la historia no está escrita. Serán las luchas de los trabajadores y sus reclamos los que tengan la última palabra
[1] iProfesional e Infobae 20/12/19
[2] Excluido los intereses de la deuda