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Parte 1: Un cuento Chino
En diciembre de 2019 el gobierno chino le informó a la OMS por primera vez de la existencia de un nuevo virus, desconocido hasta el momento: el SARS-CoV-2, una nueva cepa de la familia de los coronavirus. La cobertura mediática de la pandemia comenzó rodeada de desconcierto y desinformación, con la mayoría de los medios difundiendo información errónea sobre el modo de contagio y análisis racistas de la situación. Lo que en un primer momento se presentó como un problema menor y lejano ”allá en China”, rápidamente pasó a la masividad mediática con una profunda preocupación. Finalmente y por las vueltas de los medios, devino en una glorificación del método chino de contención del el virus. Un método basado en el autoritarismo, censura y disciplinamiento social, que niega la cuestión de fondo que subyace a la pandemia: el capitalismo.
Parte 2: Trump, Bolsonaro y la táctica del avestruz
El coronavirus comenzó a propagarse en Europa y el enfoque de los medios occidentales cambiaron. El tema central dejó de ser China y los que tomaron el protagonismo fueron los negacionistas. Donald Trump, Boris Johnson y Jair Bolsonaro son los máximos exponentes de la doctrina, la completa negación de la realidad. El COVID-19 avanzó con tanta velocidad que obligó a dichos líderes a tragarse sus palabras y a empezar a tomar medidas. Los números actuales de Estados Unidos nos muestran solo un ejemplo de la política criminal. Conforme a su cambio los medios se adaptaron y difundieron con fuerza el nuevo discurso nacional de cada caso. Al mismo tiempo que la crisis en Europa y Norteamérica crecía China tomó nuevamente el protagonismo. Esta vez no se trató de halagar el método, sino de criticar al Gobierno y a su cultura en general por ser el lugar donde comenzó la pandemia. El elemento estructural que desató todos los hechos, el capitalismo, fue ocultado una vez más.
Parte 3: Argentina y las vueltas de los medios
Los medios argentinos iniciaron su cobertura de manera similar a los medios europeos. El coronavirus se presentó como algo lejano, ajeno a la vida de cada uno. Cuando aparecieron los primeros casos y Alberto Fernández decretó la cuarentena obligatoria el conjunto de los grupos empresarios tanto de diario, como de televisión y radio se suscribieron completamente a la política del Gobierno. Sin ningún tipo de cuestionamiento y ocultando una gran serie de hechos de la realidad como los despidos, el trabajo no esencial sin condiciones de higiene y la falta de medidas en pos de ayudar a los que más se necesitan. Se dedicaron a mostrar solo el lado bueno, el acierto de la cuarentena mientras miles de personas no podían simplemente quedarse en casa. Tampoco contaron lo que sucede en las escuelas, en donde se reparten míseros bolsones de comida para todos los alumnos. El rol del periodismo lejos está de no investigar y de no contar la realidad tal cual es. El ocultamiento es un verdadero crimen.