
Gramsci planteaba que cuanta más tradición propia de oficio, de grupo cerrado y autosuficiente, tiene una categoría de intelectuales en su específica función, mayor es su ilusión de “independencia” respecto a las clases dominantes. Cuanto mayor es la autosuficiencia del intelectual (en este caso, el periodista) que se cree que mira a la sociedad desde una tribuna neutra construida por él mismo, mayor es su tendencia a ser un instrumento servil en manos de los intereses espurios de la clase dominante. La tribuna que cree haber construido con la trayectoria individual suelen venir de los fondos de las grandes empresas de la mentira, los mimos de reconocimiento profesional son una bien usada inversión en serviles amigos y propagandistas del poder. El dinero, los premios y las recompensas que creen haber ganado con autosuficiencia, son en general pagos de favores.
Claudio Andrade, periodista de Clarín recompensado por sus “investigaciones” sobre el “caso Maldonado”, twiteó el año pasado: “Durante los casos Maldonado y Nahuel quedó demostrada la importancia de los medios masivos profesionales. Durante meses los medios alternativos difundieron las versiones mapuches que después se demostraron falsas. Influidos por pensamientos militantes no ejercieron el periodismo”.
De un lado, los “medios masivos profesionales”, la neutralidad, la objetividad de quien ejerce el periodismo. Del otro, el “pensamiento militante” que difunde falsedades.
Hablemos de falsedades:
“Analizan muestra de ADN para saber si Maldonado fue herido en una estancia de Benetton”.
“Caso Maldonado: una nueva versión apunta a que estaría en Chile”.
“La foto de un joven parecido a Santiago Maldonado, eje de otra controversia en El Bolsón”.
“La otra [hipótesis de investigación], que el joven, por algún motivo que los investigadores no entienden del todo, hubiera decidido pasar a la clandestinidad. Esta teoría ha sido bautizada entre ellos como ‘el sacrificio’”.
“Con respecto a la supuesta llamada de Garzi del 2 de agosto, los investigadores prefieren tener el informe de la justicia chilena antes de profundizar en el tema. Una fuente puso en duda que esa llamada haya existido.”
“Un informe preliminar de Prefectura indica que Santiago Maldonado pudo haberse ahogado en un pozo del río Chubut. Precisa que la zona donde estaba el cuerpo era de difícil acceso y con mucha vegetación.”
El testigo E «fue la persona que dijo primero haber visto cómo los gendarmes se llevaban a Santiago Maldonado del río Chubut y luego se desdijo y dio el dato preciso de la ubicación del cuerpo encontrado el 17 de octubre».
“Este testigo (trascendió que tiene entre 17 y 18 años, recién terminó el secundario y sería hijo de un militante ultra K) fue el que aseguró que los agentes capturaron y golpearon brutalmente al artesano, pero después cambió su versión de los hechos reconociendo que cuando él alcanzó la orilla y volvió la vista, Maldonado había desaparecido. Sería también la persona que ahora pretende cobrar la recompensa de 2 millones por ser quien pasó el dato de la ubicación del cuerpo.”
A ver. Herido en una estancia de Benetton. En Chile. En el Bolsón. En la clandestinidad. Todo de pluma de Andrade. Todo recompensado por su “profundidad”.
La “supuesta” llamada de Garzi, puesta en duda por “una fuente”. La propia empresa telefónica dijo que la llamada existió.
El “Testigo E”, hijo de “una militante ultra K”, que quiere una “recompensa de 2 millones”. No hay testigo E que haya declarado ante el juzgado, ni ninguna otra letra del diccionario, dijo el juez Lleral.
Y así, sin ruborizarse, sin sentir ni un poco de vergüenza, afirma que los que difundieron “versiones” que después se habrían comprobado como “falsas” son otros, porque son “militantes” y no “periodistas”. Así, como si lo de Chile, El Bolsón, el puestero del cuchillo, el Testigo E “hijo de ultra K”, hubieran sido un particular ejemplo de veracidad, investigación concienzuda, neutral.
Quien tiene en sus manos el profesionalismo periodístico sería entonces quien divulga mentiras gritando más fuerte o, más exactamente, con la billetera más abultada. Los patrones de Andrade, Clarín, pusieron sus multimillonarios recursos en la difusión de los artículos del premiado así como el inolvidable “hay un pueblo donde todos se parecen a Santiago”. Este artículo fue excluido de los premios FOPEA por algún motivo que se nos escapa. Tal vez no había tantos premios para entregar, tal vez esa nota sí los hace ruborizarse. Hay algo que es indiscutible, quien escribió eso merece tanto mérito por su vocación de servicio con sus jefes como Andrade.
El operativo ideológico “periodismo versus militancia” es el del militante de los intereses de los ricos que siente vergüenza de su propia militancia, del ideólogo que sólo puede esconder los intereses que defiende escondiéndose detrás del “profesionalismo” pseudo-neutral, del mercenario al servicio de los ricos que no puede hacerse cargo de que ha tomado partido: el de una minoría privilegiada que necesita mantener en la ignorancia a la mayor cantidad de gente posible. La “profesión” de los intelectuales de la clase dominante es la del mentiroso pago.