Paro Nacional y jornada de lucha en Colombia

Se está llevando a cabo una inmensa jornada de lucha contra el gobierno de Iván Duque en Colombia. Desde que la Central Unitaria de Trabajadores [y Trabajadoras] (CUT) convocó un paro esta fecha no dejó de crecer y más de 40 sindicatos y cientos de organizaciones sociales, campesinas, estudiantiles, de mujeres, etc. han declarado su intención de sumarse a la concentración.

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Paro Nacional Colombia

Esta convocatoria fue precedida de un paro previo de la CUT el 5 de octubre y meses de luchas estudiantiles por aumento en el presupuesto de la educación. Pero además está enmarcado en una primavera que ha sacudido al mundo y especialmente a Sudamérica con millones de personas movilizadas contra sus gobiernos: Haití, Ecuador, Chile y Bolivia son los más cercanos.

Las demandas iniciales van en el sentido del rechazo al plan de ajuste brutal que promociona Duque, sentenciado por el FMI, para equilibrar las finanzas públicas a raíz del persistente estancamiento de la economía mundial y que pretende aumentar la explotación capitalista mediante el recorte de derechos y garantías laborales y sociales.

Esta reforma laboral y jubilatoria busca “establecer el trabajo por horas, el salario mínimo diferencial por regiones, eliminación de las horas extras, el pago de dominicales y festivos, la indemnización por despido entre otras y en lo pensional aumentos de la edad de pensión y la cotización, disminución de la tasa de retorno y lo peor, establecer para todos el sistema de ahorro individual eliminando la solidaridad, un Ministerio del Trabajo que atenta contra la estabilidad reforzada de los trabajadores enfermos[i]”.

Pero, además, el Plan Nacional de Desarrollo esboza una reestructuración estatal con el fin de privatizar diferentes sectores. “El remate del patrimonio público continúa con la venta del resto del 20% de las acciones de Ecopetrol, la subasta de ISA, la venta del oleoducto (Cenit), también de las electrificadoras estatales y todo activo en que el Estado tenga menos del 49% de propiedad[ii]”.

Uno de los sectores más golpeados seria la juventud al pretenderse la reducción de sus salarios hasta llegar al 75% del mínimo, es decir, un ajuste de precarización para quienes comienzan su vida laboral.Esto es acompañado de recortes en educación y salud, nuevos impuestos y mayor apertura comercial mediante tratados de libre comercio.

A estas demandas de las organizaciones sindicales se le suman las de otros sectores: contra una reforma que le otorgaría la facultad a gobernadores y alcaldes de aplicar toques de queda es sus jurisdicciones, el asesinato sistemático de líderes y lideresas sociales, el incumplimiento de los Acuerdos de Paz de La Habana, la guerra contra los cultivos de coca, el aumento de los precios de los alimentos, el desempleo, casos de corrupción, etc. Además, en días recientes se sumó la noticia de la muerte de varios menores de edad durante bombardeos del Ejército a disidentes de las FARC, lo cual llevó a la dimisión del Ministro de Defensa Guillermo Botero.

Todos estos puntos son válidos y manifiestan un descontento generalizado con el estado actual de las cosas, que puede evidenciarse en la baja popularidad de Duque que a octubre anterior tenía un nivel de desaprobación de 69%. Sin embargo, la multiplicaciónde reivindicaciones, sin una central que aglutine,dispersa el objetivo y eso es un límite si se pretende asestar un golpe al gobierno.

La masividad que ha adquirido la jornada ha despertado el temor de las autoridades de que se transforme de un paro a algo mayor con un sentido antigubernamental en lugar de reivindicativo y se dé el efecto contagio de las luchas de la región.La prestigiosa revista Semana señala que “el 21 de noviembre puede constituirse en una fecha trascendental[iii]” y la BBC apuntaque “desde un paro general de 1977, que marcó un antes y un después de la protesta social en Colombia, no se vivía tanta tensión por un paro nacional”. Aunque por el momento todo son suposiciones lo cierto es que estas expresiones reflejan el pánico de la burguesía colombiana a tener su propio Chile o Ecuador.

Duque responde diciendo que “hay muchas voces que llaman a incendiar la sociedad y a la violencia basados en mentiras[iv]«. Alegando que no se pretenden las mencionadas reformas, sin embargo, algunas han sido confirmadas por el expresidente (y padre político de Duque) Álvaro Uribe. Además, utiliza la vieja carta de la interferencia del gobierno venezolano en las protestas como una forma de desviar la atención hacia el exterior, una forma de desprestigio de la protesta social a través de la invención de una conspiración castrochavista.

A consecuencia de estodesde las 00:00 del miércoles 20 hasta la madrugada del viernes 22se mantendrán cerradas todas las fronteras terrestres y pluviales del país. Además, al igual que sus pares Lenin Moreno y Sebastián Piñera recurren el estado de excepción (no formalmente declarado) con la orden de acuartelamiento en primer grado (alerta máxima) del Ejército y el despliegue militar en Bogotá.

En estos días previos se instaló un ambiente represivo y de miedo como forma disuasoria (sin tener grandes efectos). Tal es el terror a las protestas sociales. Se han allanado colectivos de artistas y medios de prensa como la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP). Además, se informa de que en ciudades como Bogotá, Cali o Medellín residencias estudiantiles fueron registradaspor la policía: “no había orden de captura para estos jóvenes, y tampoco hubo hallazgos. Incautaron elementos legales como libros y comunicados que convocan al paro nacional[v]”.

Además circulan videos que muestran la movilización del Ejército y se multiplican las noticias falsas (como un tuit del esposo de una senadora uribista que califica de rito satánico un performance de convocatoria al paro). E incluso se anunció la conformación de un “grupo antidisturbios” de civiles afines al gobierno en Medellín para repeler las manifestaciones.

En definitiva un gobierno gorila que pretende evitar a toda costa el contagio de los aires de rebelión, utilizando desde el minuto uno todo el poder represivo del Estado. Es que de cristalizarse una radicalización en las protestas en Colombia se configuraría un cambio regional sustancial que podría tener amplias implicaciones en la lucha de clases en el continente.

Este hartazgo con las medidas de ajuste neoliberal pueden ser un punto de quiebre para que se cuestione todo el Estado colombiano que actualmente es una de las joyas de la corona neoliberales de Latinoamérica.En este caso, potencialmente, habría grandes chances de una radicalización por izquierda con la clase trabajadora como protagonista ya que la convocatoria está encabezada por las organizaciones sindicales que la agrupan. Aunque estas no están por jugarse a la desestabilización del gobierno, y se mantienen en el ámbito reivindicativo,la potenciación y estallido pueden desbordarla y asumir jornadas de lucha como las chilenas o bolivianas. La apuesta es a la radicalización y la politización en una perspectiva de lucha que cambie todo.

 

[i] Extraído de https://www.elespectador.com/noticias/nacional/central-unitaria-de-trabajo-convoca-paro-nacional-el-21-de-noviembre-articulo-884585

[ii]Ídem

[iii]Extraído de https://www.semana.com/confidenciales/articulo/paro-nacional-en-colombia-2019/638872

[iv]Extraído de https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-50483298

[v] Ídem nota 1

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