Paro docente | La Celeste hace que hace y no hace

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Por Adrián Borenstein

En estos tiempos de macrismo compulsivo que vivimos, y con un salario que hace casi 1 año que no se modifica, se hace imprescindible empezar a trazar algunos debates sobre el accionar de SUTEBA y otros gremios educativos que cómo dice el título hacen que hacen, y no hacen.

Esta afirmación, que puede parecer tan solo un juego de palabras contiene un debate central en el conjunto de la docencia ya que muchas nos preguntan por el sindicato y muchas de las respuestas no terminan de cerrar.

Lo cierto es que la ofensiva del gobierno contra los docentes no fue menor, (no hace falta andar remarcando lo que ya todos sabemos que fue haciendo, y que con el ejemplo de lo sucedido semanas atrás en Moreno se da una clara muestra); mientras tanto por debajo, en el conjunto de los docentes el malestar se hace sentir, y las preguntas de los compañeros también.

El “yo no entiendo que están esperando”, “¿para cuando un paro?”, “¿y mi aumento para cuándo?”, entre tantas preguntas, se escuchan entre los docentes todo el tiempo, de la mano del “¿y el sindicato que dice?”.

Estas preguntas son interesantes, no por lo que puedan decir desde la conducción de Baradel y compañía sino porque van a un debate de fondo sobre qué estrategia debemos tener los docentes hoy.

Históricamente, la conducción sindical docente se caracteriza más por no hacer que por hacer. Podemos ver ejemplos de luchas docentes muy grandes que por lo general el resultado de esa lucha no tuvo mucho impacto en lo gremial, sino que tuvo mayor reconocimiento desde el punto de vista político. Como ejemplo, podemos citar la Carpa Blanca de los 90, cuya acción más recordada era la búsqueda de personalidades que den apoyo a la causa. La Carpa Blanca que terminó instalándose en el corazón político del país, plantó una idea contra el menemismo pero en términos sindicales consiguió muy poco. Su mayor objetivo fue tratar de evitar un maestrazo como el que hubo a finales de la década del 80, y en ese sentido la Carpa Blanca jugó el rol de desmovilización del conjunto de la docencia.

Hoy, lejos de la carpa, no se puede decir que la burocracia de SUTEBA no haga, sino todo lo contrario. En esta ofensiva del gobierno reaccionario de Vidal, la multiplicidad de marchas, luchas y acciones son prácticamente cotidianas, marcha para aquí, ruido por allá y por el otro lado también.

Pero ese no es el problema, lo criticable no es esto, sino que todas esas acciones no hacen más que fragmentar todo el activismo docente en función de los distintos golpes que tira el gobierno en varias direcciones en vez de tratar de unificar todas las causas y ver el problema como una globalidad, como un ataque sistemático de un gobierno que ya anunció su estrategia para debilitar a los docentes y que lo lleva a cabo.

El sindicato dando pelea en todos los frentes por separados es un elemento que en vez de organizar desorganiza ya que la cantidad de actividades, mezclada con la cantidad de ejes que plantea el gobierno llevan a un desgaste que no alienta a los compañeros a actuar en todos ellos y en muchos casos a desmoralizar y cansar a los compañeros, ese es el desgaste a que la Celeste nos somete.

Esto no es un problema menor. Se han realizados marchas nacionales multitudinarias, pero al mismo tiempo la conducción gremial no se conforma con la masividad  para mostrar que el docente quiere luchar, sino todo lo contrario, se agarran de los que no luchan para decir: “hay docentes que no quieren luchar, debemos generar conciencia”, y de esa forma instalan un no se puede en la conciencia del docente en vez de agarrar el costado que ayuda a elevar la conciencia que es el apoyarse en los miles que están luchando y participando en las acciones.

Este que hacer de la burocracia tiene una estrategia, hoy en el 2018, es muy claro, desgastar al gobierno y no jugarse a ir a fondo porque su opción es esperar al 2019 para derrotar a Macri y Vidal en las urnas. Y mientras tanto, junto con el desgaste al gobierno también desgasta al conjunto de los docentes con esta metodología de hacer para no hacer y no llamar a medidas nacionales por tiempo indeterminado en serio. Ahí se explica el doble juego de la burocracia, intentar aparecer como un actor que desgasta al gobierno, al mismo tiempo que contiene la lucha de los trabajadores y de esa forma se juega a garantizar la gobernabilidad.

Esta política de fondo explica el por qué la burocracia no va a fondo contra el ataque del gobierno y por eso se hace un paro cada tanto, una recorrida por las calles de los barrios, movilizaciones a Consejos o dependencias del mismo, o a algún organismo, pero nunca organizar una lucha unificando de manera consecuente con otros sectores en lucha. La Celeste tiene muy claro que la pelea política que da es simplemente desgaste del gobierno y desgaste de los docentes, y no avanzar firmemente contra el mismo y ahí todas las cuestiones que tienen que ver con el día a día quedan en el camino.

Por ende todas las acciones que realiza, que si bien salen de las necesidades de los docentes, son trasladadas al terreno político  para ayudar a la opción que apoyan llamese  la misma Cristina o cualquier otro que plantee algún tipo de política similar. Obviamente que si consiguen algún tipo de conquista lo festejan. Pero queda clara las metas del sindicato cuando ante un gobierno que no da nada, el sindicato no quema cañones para enfrentarlos y  habla de organización y conciencia.

Empezamos con la afirmación que la conducción hace que hace, decíamos que el sindicato traslada su accionar de lo sindical a lo político. Las corrientes que nos consideramos clasistas planteamos otra estrategia que es la lucha de los trabajadores tomando los problemas en apariencia sindicales y  elevándolos al terreno político, pero no de manera simbólica o llamando a confiar en las instituciones o en gobiernos “progresistas”, sino que elevarlos al terreno político hoy significa enfrentar la política de conjunto del gobierno de Macri que golpea de lleno sobre los trabajadores y los sectores populares y eso tiene que ver con lo sindical y lo político, es donde se juntan y no se separan, ya que el deterioro de la calidad de vida de los trabajadores producto de la política de este gobierno reaccionario se van deteriorando de manera sideral, y cada derrota desde el punto de vista sindical significa no solo perdida de salarios, sino también perdidas de derechos.

En ese contexto el tema no es como desgastar al gobierno y llegar al 2019 como plantea Baradel y la burocracia, sino como derrotamos al gobierno en las calles con la movilización, unificando a los sectores que luchan y tratando de unificar todas las causas para barrer al gobierno.

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