
En la ciudad francesa de Toulouse vive un joven llamado Philippe, a pesar de que el año escolar aún no terminó, él y todos sus compañeros no han ido a clases, sucede que las autoridades han declarado asueto y suspensión de actividades por la tremenda ola de calor que viene azotando el país desde hace ya varios días.
Buena parte de Europa ha sufrido una impactante ola de calor que se ha extendido por el lapso de varios días. Autoridades de Alemania, República Checa, Italia, Francia y España han puesto a funcionar mecanismos de prevención para evitar que el calor extremo perjudique a la población. Las medidas tomadas por los gobiernos europeos van desde ampliar el horario de las piscinas públicas hasta garantizar puestos de hidratación en varios puntos de la ciudad. Incluso, se preparó a fuerzas militares para hacer la función de bomberos en caso de incendios forestales y se instruyó a multitud de trabajadores sociales para asistir a aquellas personas que pudieran verse especialmente perjudicadas, como los adultos mayores.
Con temperaturas máximas que llegaron hasta los 45,9 ºC, se llegaron a romper varios récords en distintas ciudades del continente y si bien las olas de calor son un fenómeno que existe desde siempre, se han multiplicado en las últimas décadas. Se espera que para el año 2050 se duplique nuevamente.
Todo esto producto del incremento de gases de efecto invernadero generados por el ser humano, puesto que, así como se baten marcas en relación a las temperaturas máximas también se superan todos los registros en relación a la cantidad de CO2 en la atmósfera, siendo este el principal gas de efecto invernadero. En mayo se registró una concentración media de CO2 en la atmósfera de 414,8 partes por millón (ppm), medida que según la Organización Mundial de la Meteorología se trata de una concentración nunca vista en la historia de la humanidad.
Junto con el aumento de la temperatura, también se multiplican los incendios. Sólo en España se han quemado ya cerca de 10.000 hectáreas, siendo muchas veces las áreas cercanas a granjas los principales focos de incendio, donde los pastizales y excrementos de animales arden espontáneamente por el elevado calor. En las cuatro regiones que se han visto afectadas por el fuego hubo evacuar algunas aldeas y cerrar rutas para evitar accidentes. A su vez en regiones de Francia se han llegado a contabilizar varias decenas de incendios y el cuartel de Bomberos de París llegó a recibir un 20% más de llamadas de lo habitual.
Estos fenómenos climáticos extremos en buena parte se originan por el desbarajuste medioambiental que genera la actividad humana, principalmente las emisiones de CO2 y demás gases de efecto invernadero que producen las industrias, la generación de energías y el transporte por medio de combustibles fósiles derivados del petróleo, como así también, la tala indiscriminada de los bosques para dar lugar a mega emprendimientos agrícolas o madereros que dejan al ecosistema sin un elemento fundamental para la renovación del aire como lo son los árboles. Aunque tenga sus negacionistas, algunos muy poderosos como Donald J. Trump, el cambio climático es un hecho. Fenómenos atípicos como estas olas de calor en Europa o la granizada que cubrió con un metro y medio de hielo la ciudad de Jalisco en México son pruebas de que la voracidad capitalista está generando desequilibrios importantes en el planeta.