Noviembre llegó con más ajuste: tarifazos, austeridad fiscal y… ¿congelamiento de salarios?

Noviembre comienza con novedades en precios, salarios, dólar, tarifas y déficit fiscal. Se acelera el ajuste en la última etapa del año.

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Tal como venían anticipando diversas fuentes del gobierno, el mes de noviembre comenzó con un redoblamiento de las políticas de ajuste que lleva adelante el gobierno nacional.

El ajuste se acelera en los distintos puntos clave que determinan la realidad económica. Noviembre comienza con novedades en precios, salarios, dólar, tarifas y déficit fiscal. El objetivo principal sería desacelerar la grave escalada inflacionaria que el país cursó durante todo el año. Así como preparar las cuentas de cara a la próxima revisión que prepara el Fondo Monetario Internacional.

Ya a mediados de octubre se rumoreaba que el gobierno podría estar preparando un «plan de estabilización» económica para bajar la inflación de golpe. Al costo de un durísimo aumento en los costos de vida y un congelamiento de salarios.

Si bien dicho plan no fue presentado como tal, podríamos estar viendo los pasos previos a su aplicación. Lo que supone avanzar con el recorte de subsidios energéticos, acelerar la reducción del gasto público y empezar a negociar un acuerdo de precios y salarios que implique un fuerte aumento para luego ir hacia un congelamiento por varios meses. Todas medidas que el gobierno ya está llevando a cabo o empezó a negociar su aplicación.

En relación a las tarifas, con noviembre llega el segundo tramo de reducción de subsidios, más pronunciado que en octubre. En el mes pasado, el recorte a los subsidios alcanzó el 20%, pero este mes se elevará hasta el 40%, lo que volverá a ocurrir en enero.

Así, las boletas de luz y gas de noviembre llegarán con aumentos promedio del 27% para los usuarios residenciales del AMBA.

Además de la quita de subsidios, se actualizaron los cuadros tarifarios para los usuarios de EDENOR y EDESUR, alrededor del 7%. La última actualización había sido el 22 de septiembre.

Estos aumentos se suman a los de las naftas, que la semana pasada aumentaron 6% y recalientan la inflación prevista para este mes.

En lo que respecta al gasto público, el noviembre el gobierno está acelerando el ajuste presupuestario. Según un informe de la consultora Analytica, el gasto público real durante la primera semana de noviembre fue 15% menor que en la primera de octubre, y 23% abajo en comparación con el noviembre anterior.

Según se revela en el estudio, los principales rubros sobre los que recae el ajuste son bienes y servicios (-58% interanual), programas sociales (-51,8%), transferencias a provincias (-43%), obra pública (-29%) y subsidios (-25,4%).

Esta aceleración en los ritmos de las políticas de austeridad fiscal anunciadas por Sergio Massa se da cuando ingresamos a los últimos dos meses del año, que son comúnmente meses de expansión y no de contracción del gasto, debido entre otras cosas a los pagos de aguinaldo.

El último punto, quizás el más polémico por lo que significaría en caso de ser llevado a cabo, es el de un eventual congelamiento de precios y salarios.

El gobierno comenzó a negociar con las principales empresas alimenticias la formación de un nuevo plan llamado «Precios Justos». El gobierno vende la iniciativa como la propuesta de «congelar los precios de 1500 productos durante cuatro meses», aunque en realidad lo que esconde es que el congelamiento sólo vendría después de un aumento brutal para «cubrir» los márgenes de ganancia empresariales frente a la inflación de ese período.

La contraparte de este congelamiento, que tampoco dice abiertamente el gobierno, pero es una idea con la que algunos funcionarios han coqueteado, sería en relación a los salarios y las jubilaciones. Es decir, el gobierno les pediría a las empresas congelar algunos precios por cuatro meses y recibir a cambio, además de una flexibilización de las importaciones, un congelamiento de salarios. En este contexto de alta inflación, sería un golpe terrible a las condiciones de vida de los trabajadores, mientras aumentan los costos de vida.

Como «paliativo», el gobierno evalúa dar un bono extraordinario de fin de año, sólo como manera de pasar más airoso el fin de año en relación a la situación social, pero encarando el 2023 a través de un ajuste brutal. Algunos sindicatos ya salieron a rechazar este plan.

El bimestre noviembre-diciembre siempre es clave para la situación económica y social. El gobierno pretende aprovechar la atención que se llevará el mundial para comenzar una etapa cualitativamente superior del ajuste, adornada de bonos y otros paliativos para transitar un fin de año tranquilo. Las negociaciones para llevarlo a cabo se están llevando adelante en estos momentos, mientras sigue apretando el torniquete del ajuste.

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