Justicia

Murió en cárcel común el represor y genocida “Turco” Julián

Mientras algunos funcionarios declaran que “da lo mismo” (si fueron 30.000 o 5.000 los desaparecidos), a las víctimas que estuvieron en las manos del “Turco” Julián, cuyo fallecimiento fue anunciado hoy por las autoridades del penal de Campo de Mayo en el que se encontraba detenido, no “les dio lo mismo”. Porque cada víctima sufrió un circuito de secuestro, tortura, apropiación, muerte (en la mayoría de las situaciones), que solo ella lo pudo conocer y sufrir en carne propia. Y cada persona secuestrada sufrió en manos de sus perpetradores, como este señor, un trato que, a quien no causó la muerte, la dejó al borde de los límites humanos del dolor físico y la desesperación emocional, como la apropiación de un hijo o hija.

En 1995, cuando estaban en vigencia las leyes de impunidad, este señor declaró públicamente: “El criterio general era matar a todo el mundo” (m1, 25/3/25).

Por eso el número importa. En primer lugar, porque la magnitud del ataque no fue hacia un grupo reducido, sino a una amplia vanguardia de luchadores/as, jóvenes, estudiantes, que peleaban a brazo partido contra las injusticias y por derechos para todos las víctimas de la explotación y discriminación capitalistas. Atacaron a ellos en primera persona, y a todo su círculo familiar, político y humano. Porque intentaron extirpar un “mal social”: el de la lucha y la solidaridad.

Los testimonios inundaron los tribunales y este señor, como muchos otros, con mucha “chapa” de torturadores y criminales en sus espaldas, no pudieron escapar a las declaraciones abrumadoras que los condenaron.

Llovieron en los estrados judiciales los testimonios que relataron sus delitos cometidos en el circuito represivo de los centros clandestinos Atlético-Banco-Olimpo y fue condenado a 25 años de prisión en el año 2006, a partir de la primera sentencia en su contra. Aunque por supuesto también pidió la “domiciliaria”, como la que gozan la mayoría de los condenados por delitos de lesa humanidad, le fue negada.

La pelea continúa por Juicio y Castigo para los que aún no han sido condenados, aunque estamos en una carrera contra el tiempo para que lleguen a los Tribunales quienes todavía no fueron juzgados, represores y cómplices civiles y eclesiásticos.

Pero aun así, con todas las dificultades y la campaña contra la Memoria, Verdad y Justicia desde las altas cumbres del gobierno y sus instituciones, los cientos de miles en las calles de todo el país el 24 de Marzo reafirman que las mentiras y las provocaciones inundan los despachos oficiales, pero las verdades se pelean y se conquistan en las calles.

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