Mineros de Andacollo: Una lucha ejemplar que irrumpió en medio de la pandemia

Hace más de un mes comenzaba el conflicto de los mineros de Andacollo, donde se encuentra la única mina de oro de la provincia. Llegaban en caravana hasta Casa de Gobierno, pasando por encima de retenes de la policía y Gendarmería. Hoy, esta lucha se salda con un primer triunfo.

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La lucha de los mineros abrió un nuevo camino que necesariamente deberá seguir el conjunto de la clase trabajadora. Quedó demostrado el poder que tienen los trabajadores cuando salen decididos a reclamar lo que le pertenece. Esto se da en medio de la crisis pandémica que se combina de forma explosiva con la crisis económica y social en curso.

Mientras tanto, las patronales en complicidad con los gobiernos se juegan a quitar derechos laborales en la transición hacia una “nueva normalidad” pos-pandemia que empieza a acumular tensiones sociales y políticas que nadie sabe en que puede terminar.

El país todavía se encuentra en cuarentena por el aislamiento preventivo social y obligatorio, y más allá de que la cuarentena representa la única medida sanitaria tomada frente al avance del covid19, las patronales y los gobiernos hacen aprovechamiento de esta situación para avanzar sobre los derechos laborales, para rebajar salarios o directamente no pagarlos, o incluso despidiendo masivamente.

Así, la multinacional Trident Southern Explorations en complicidad con el gobierno provincial, incumplió con los pagos de los salarios y presento concurso de acreedores.

Hace más de un mes comenzaba el conflicto de los mineros de Andacollo, donde se encuentra la única mina de oro de la provincia. Llegaban en caravana por los reclamos de salarios adeudados hasta Casa de Gobierno, pasando por encima de retenes de la policía y Gendarmería. En aquella oportunidad, se fueron con un acuerdo donde la empresa multinacional Trident Southern Explorations se comprometía a pagar los salarios.

El acuerdo no fue cumplido, y los obreros mineros emprendieron en caravana por segunda vez desde el norte de la provincia con el objetivo de buscar al gobernador. Sin embargo, la Gendarmería los retuvo a la altura de Arroyito sobre ruta 22, con el propósito de impedir que llegaran al centro político y aislarlos para llevarlos al desgaste.

La lucha de los mineros logró ganarse el apoyo social, repercutiendo en toda la provincia, dejando expuesto al gobierno que buscaba desentenderse de su responsabilidad, ubicándose como el mediador del conflicto. Sin embargo, no hubo dudas entre los trabajadores de que el ejecutivo era responsable directo y tenía que dar alguna respuesta.

Aunque lo midió todo el tiempo, el gobierno no pudo avanzar con la represión lisa y llana hacia los mineros, que mantuvieron varias medidas muy firmes en simultáneo: el bloqueo a la entrada a la mina y movilizaciones del pueblo en Andacollo, el corte en Arroyito y en la última semana en el acampe que montaron en Ciudad Judicial y en la Legislatura los últimos días, luego de haber  logrado “escapar” un grupo de mineros desde Arroyito burlando el control policial de la propia Gendarmería para instalarse en la capital de la provincia hasta arrancarle al gobierno de Omar Gutiérrez el acuerdo por asistencia social, la continuidad laboral y salarios adeudados sujeto a un nuevo proyecto.

Es importante señalar que el acta firmada entre Aoma (sindicato de los mineros) y el gobierno provincial no estará exento de maniobras de todo tipo por parte del ejecutivo quien ha sido el responsable directo -Cormine la empresa estatal de la provincia es poseedora del yacimiento metalífero- en dar las concesiones a multinacionales saqueadoras y súper-explotadoras. Y ni siquiera ha obligado a cumplir a la empresa con las inversiones estipuladas en el contrato. Es por esta razón que alertamos a los compañeros mineros mantenerse con la guardia en alto para garantizar que se cumpla con todo lo establecido en el acta sobre los salarios adeudados y la continuidad laboral.

De lo contrario, no caben dudas que la lucha minera retornara con toda su fuerza junto al pueblo de Andacollo que los recibió con una impactante caravana, otra demostración más que la pelea sigue abierta. 

La clave de la solidaridad de clase

La lucha minera tuvo una fuerza y firmeza inmensa, que se explica en gran medida por la unidad que tuvo por abajo en los más de 200 trabajadores. Fuerza que permitió radicalizar cada una de las medidas de lucha, aguantando todo tipo de amedrentamiento por parte de la policía y la Gendarmería, quienes intimidaron a sus familias en sus domicilios particulares, sumado al intento de impedir por parte de la policía con la orden del gobierno que llegue la solidaridad de la población y de quienes estuvimos a su lado apoyando a los obreros y obreras de forma activa, algo que el gobierno no pudo impedir.

Para superar el aislamiento y desgaste que el gobierno quería llevar la lucha minera la solidaridad de clase fue clave. Un punto de apoyo fundamental que permitió definitivamente soldar lazos entre los trabajadores del Sindicato Ceramista, docentes y seccionales opositoras de Aten como Senillosa, estudiantes y partidos de izquierda. Es decir, todo un sector de la vanguardia y el activismo en Neuquén que ayudó a que los mineros comprendieran que era necesaria esta unidad.

Se impulsó una caravana desde la Multisectorial realizada en el Sindicato Ceramista que llegó hasta Senillosa. La policía impidió que siguiera hasta el corte en Arroyito y allí se realizó un acto solidario. Al día siguiente, una vez instalados los mineros en Ciudad Judicial, se difundió rápidamente una campaña de solidaridad activa y de este modo empezaron a recibir aportes en alimentos, agua, abrigo, etc.

Se logró también realizar una movilización de apoyo en el marco de la jornada nacional del Plenario del Sindicalismo Combativo llegando hasta el lugar donde se encontraban los mineros, pasando por encima del cerco policial que pretendía aislarlos.

Finalmente, se realizó una jornada de cortes en distintos puntos de la provincia con el eje de apoyo a la lucha de los mineros que se concentró en el corte de la ruta 7 a la altura de la ex Zanón.

Así se forjó la unidad por abajo entre los trabajadores, el activismo y la izquierda con la lucha obrera que irrumpió en toda la provincia. Ni el gobierno ni su policía pudieron impedir la solidaridad activa, un arma fundamental para los tiempos que corren.

La izquierda en la lucha minera

En medio de la cuarentena, haber vivido la experiencia de una lucha obrera que impactó en toda la población y que seguramente tendrá nuevos capítulos, merece poner de relieve la experiencia realizada por todo un sector de la vanguardia de la región y la izquierda. Reflexionar sobre la necesidad imperiosa de forzar y estrechar lazos de solidaridad, de mantener criterios de unidad para las acciones de apoyo efectivo a las luchas en curso.

En definitiva, en cada lugar de trabajo, sindicato, espacio de lucha, la política de toda organización revolucionaria debe ser apostar a retomar la movilización en las calles con los métodos históricos de la clase obrera (con medidas de seguridad e higiene correspondientes, sin irresponsabilidades) exigiendo a la burocracia la apertura de los sindicatos. A esos dirigentes que ha abandonado a su suerte al conjunto de la clase trabajadora pactando con las cámaras empresariales escandalosas rebajas salariales, donde la CGT y la CTA en el país y en la región no han movido un sólo dedo por los trabajadores.

Toda política sectorial y/o corporativa no sólo es limitada e insuficiente, sino que es un comportamiento propio de la burocracia sindical que detesta la unidad entre los de abajo.

Establecer lazos de solidaridad de todo tipo es necesario en este contexto para poder visibilizar los reclamos y luchas que van surgiendo, abriéndose paso frente a la dureza de los ataques de las patronales y los gobiernos que actúan con su aparato represivo.

Sin embargo para el PTS, durante el conflicto de los mineros y en diversas reuniones, se anteponían todo tipo de “prejuicios” para limitarse o directamente no apoyar hasta el final la lucha de los mineros. Una excusa reiterada era que las acciones solidarias podían “caer mal a los obreros”. Por el contrario, las acciones iban en dirección de ayudar y no de pasar por encima de sus medidas y decisiones. Tal fue el extremo de la ridiculez que el PTS mantuvo una actividad “virtual” en Aten para justificar su falta voluntad política en la convocatoria a una movilización en apoyo a los mineros en el marco de una jornada nacional. Luego, su presencia en dicha marcha fue obligada y formal.

Paradójicamente, para el PTS y también el PO (FIT) la vía parlamentaria sí podía ponerse por delante de una lucha obrera ejemplar, al menos así orientaron su política en un momento crucial del conflicto mientras el gobierno jugaba al desgaste y la base obrera seguía firme. El FIT apareció con la línea  de convocar a una “sesión extraordinaria” en la legislatura, manifestando en los medios de comunicación que estaban garantizados «todos los mecanismos» para realizar una sesión que tratara el conflicto minero, generando así expectativas en los obreros que allí se podrían resolver sus reclamos. Relegando de manera criminal la lucha misma y la posibilidad de la radicalización de las medidas que podían llegar a tomar.

Desde el Nuevo MAS, siempre partimos de la necesidad concreta de las luchas como se presentan y allí apostamos a que la solidaridad debía hacerse efectiva en todo momento. Peleamos esa perspectiva para llevar adelante un apoyo solidario activo y movilizado junto al activismo y seccionales opositoras dentro de Aten, con los compañeros ceramistas y las distintas organizaciones que se sumaron de una u otra manera.

La multisectorial funcionó como espacio de coordinación permitiendo establecer criterios de acción unitarios que dejan la enseñanza y preparación para todas las luchas que vendrán, en un contexto de crisis pandémica y económica donde la buscarán descargar sobre la espalda de los trabajadores.

En este sentido, la lucha de los mineros de Andacollo fue un ejemplo para el conjunto de los trabajadores y trabajadoras del país, marcando el camino para las futuras luchas que más temprano que tarde aparecerán en escena.

La experiencia de la lucha minera, junto al activismo y la izquierda neuquina, quedó marcada a fuego. Partimos de este punto de apoyo para los desafíos que se vienen.

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