Desde la Secretaría de Derechos Humanos dieron a conocer que la candidata organizaba visitas a Videla mientras estuvo en la cárcel de Marcos Paz, lugar donde murió.
Estas visitas estaban dirigidas a jóvenes y tenían como objetivo proporcionarles «formación» a través de la interacción con Videla. Esta revelación ha sido respaldada por el testimonio del esposo de Cecilia Pando, una conocida negacionista de los crímenes de la dictadura.
Como todos los defensores de los genocidas, en vez de hablar abiertamente en favor de la desaparición de personas, se escuda en la defensa de los «derechos» de los militares presos y las «víctimas de la guerrilla». Y también se ha dedicado a borrar su historial y declaraciones anteriores, en un esfuerzo por esconder su posición.
Una militancia activa por la impunidad
Además, han salido a la luz documentos que exponen una militancia activa de Villaruel por la impunidad de varios genocidas. Estos documentos fueron descubiertos durante un allanamiento y revelan vínculos entre Villarruel, Miguel Osvaldo Etchecolatz y Norberto «Beto» Cozzani. Uno de estos documentos es un recorte de un cuaderno perteneciente a Etchecolatz, donde se menciona a Villarruel junto a su número de teléfono. También se registra su presencia en visitas a detenidos por crímenes de lesa humanidad en el penal de Marcos Paz.
No es nuevo que figuras de extrema derecha busquen esconder sus verdaderas posiciones. Así lo han hecho, por ejemplo, distintos grupos neonazis que, con vergüenza de sus posiciones, han elaborados discursos negacionistas de los crimines nazis como el holocausto. El caso de Villaruel es un recordatorio mas de cómo operan los núcleos mas podridos de la extrema derecha, camuflando sus posiciones con otras mas «aceptables».