Baja de impuestos a los empresarios fugadores, retracción del Estado, restablecimiento del impuesto a las ganancias y boleta única de papel son algunos de los temas que el Ejecutivo pretende poner a discutir durante el verano. La gran ausencia en el temario propuesto es, por supuesto, el mega DNU con más de 300 medidas que entra en vigencia el próximo 29 de diciembre. El gobierno pretende patear su discusión legislativa hasta marzo para que el decreto mantenga vigencia el mayor tiempo posible antes de su posible rechazo parlamentario.
Uno de los más importantes puntos que el gobierno pretende hacer pasar en las extraordinarias refiere a un «paquete de reformas del Estado» del cual se sabe muy poco su contenido pero, según adelantó el asesor presidencial Federico Sturzenegger, «es todavía más sustancioso y más grande (en comparación con el DNU).»
Aunque no se conocen los detalles, es probable que el proyecto avance con la privatización de empresas y áreas enteras del Estado (ferrocarriles, CONICET), así como un fuerte recorte en dependencias y organismos estatales. También podría avanzar en el anunciado arancelamiento de la salud pública y en reformas neoliberales en el sistema educativo.
El otro punto que tendrá un gran impacto en la clase trabajadora será el que se refiere al impuesto a las ganancias. A pesar de haber afirmado que «se cortaría un brazo antes de subir un impuesto», Milei parece no ser tan inflexible cuando se trata de impuestos que afectan a los trabajadores. De hecho todo lo contrario, mientras mediante el DNU pretende bajar las cargas patronales, restablecerá un piso de ganancias que hará que vuelvan a tributar dicho impuesto miles de trabajadores.
Para los empresarios propone una serie de proyectos que buscan «eliminar la doble imposición tributaria» con varios países como Japón, Turquía o Emiratos Árabes Unidos, así como directamente con paraísos fiscales como Luxemburgo. Se trata de maniobras financieras con la supuesta meta de «atraer inversiones» pero que no tienen mas objetivo que favorecer a las empresas multinacionales que vengan a hacer negocios en el país (que además tienen vía libre para saquear tras la derogación de normativas como la Ley de Tierras) así como a los fugadores que se llevan los dólares a empresas offshore fantasmas en paraísos fiscales.
El otro proyecto significativo es el que reforma la ley electoral, ya que propone la utilización de la boleta única de papel, en lugar del actual sistema de listas sábanas. Detrás de esta supuesta medida «igualitaria» como la boleta única, lo que verdaderamente se quiere imponer es el desfinanciamiento estatal a los partidos, beneficiando así a los grandes partidos que reciben financiamiento multimillonario de parte de los empresarios. El propio Milei recibió ingentes millones para su partido, La Libertad Avanza, de parte de Paolo Rocca, el empresario más importante del país. Buscan que los partidos políticos sean meras escribanías del poder económico, excluyendo a los que no se alineen con sus intereses.
En resumen, el llamado de Milei a extraordinarias es una continuidad de su plan de guerra contra los trabajadores, mientras intenta abrir más frentes que corra del centro al DNU con el objetivo de que éste finalmente quede vigente.