«Dialoguismo» conservador y de ajuste o derechismo beligerante, conservador y de ajuste; ese es el debate que atravesará hoy la mesa nacional de Juntos por el Cambio. Esas son las alternativas que parecen estar barajándose en la interna de Juntos por el Cambio, con Larreta representando la primera opción y Bullrich la segunda. Las tensiones entre ambos candidatos en la disputa de la coalición de derecha están hoy al rojo vivo, en medio de los debates sobre la incorporación de peronistas no oficialistas y «liberales» no mileistas.
La polémica mayor es la incorporación a Juntos por el Cambio al principal gobernador peronista que juega por fuera del Frente de Todos, el cordobés Juan Schiaretti. La propuesta entra de la mano de Larreta y sus aliados radicales. Su perfil electoral, de derecha y conservador, intenta ser lo más «de centro» posible para tener más votos, más respaldo de los aparatos políticos en la aplicación futura de su agenda de ajuste. Eso implica también repetir la fórmula del ajuste «gradualista», tal y como se intentó bajo la presidencia de Macri… y se aplica bajo Sergio Massa.
La incorporación de Schiaretti (y otros menores, como Espert) es un paso en ese camino: intentar el mayor «consenso» posible para un próximo gobierno conservador y de derecha.
Bullrich, por su parte, es partidaria de un «ajuste de shock» al viejo estilo noventista, sin intentar siquiera hacer ningún acuerdo institucional y político con el peronismo. Su rango de alianzas se extiende más bien hacia el lado de Milei. Espert, por su parte, es visto como posible captador de algunos votos bullrichistas, por lo que también genera rechazo en sus filas.
El planteo encuentra también oposición en Córdoba. Sus principales candidatos, como Luis Juez, tienen el problema de que incorporar a Schiaretti es verse repentinamente a sí mismos en la misma alianza que su principal adversario electoral. Uno que, para colmo, es oficialismo en la provincia.
Una agenda antipopular
Pese a todos los gestos de «consenso», el programa de Larreta es uno de corte claramente conservador, de ajuste. Para empezar, en sus declaraciones comienza por poner todos los problema en los movimientos sociales. Para ellos, la culpa es siempre de los pobres, aunque la crisis haya sido río revuelto para ganancia de pescadores millonarios. Pero esos millonarios son justamente a los que representa Juntos por el Cambio.
“Primero, hay que sacar a los Grabois, a los intermediarios de los planes sociales. Si alguien necesita el apoyo que se lo del Estado y no las organizaciones sociales que usan el poder para que la gente vaya a las marchas” dijo Larreta. Las marchas son, bien lo sabe, el único motivo por el que no se mata de hambre a los desocupados como política de Estado. Así ha sido desde el surgimiento del movimiento piquetero en los 90′.
Pero para ellos la culpa siempre es de los trabajadores y los pobres. Tampoco podía faltar hablar de la «industria de los juicios», echando la culpa a los trabajadores que se accidentan y a todo derecho laboral de la crisis argentina. El «dialoguismo» y el perfil «de centro» son una cosa electoral, el ajuste es la apuesta política de los políticos capitalistas.