Los trabajadores de la educación de Mendoza comenzaron hoy una nueva jornada de paro, la quinta en sólo un mes. Hace sólo dos semanas, miles de docentes inundaron el centro mendocino junto a trabajadores estatales, de la salud y bancarios.
El paro fue anunciado por los sindicatos de docentes tanto estatales (SUTE) como privados (SADOP) y durará 72 horas. Este miércoles, el paro culminará con una movilización en el centro de la capital.
Una huelga que marca agenda
El conflicto docente está poniendo en apuros a Rodolfo Suárez, el gobernador radical de Mendoza. Hace algunas semanas, los sindicatos docentes desestimaron una oferta de aumento del 44% (al menos 25 puntos por debajo de la inflación anual).
En vistas de la situación, Suárez pareció optar por una salida confrontativa. El radical decretó un aumento por la suma rechazada y, acto seguido, amenazó con el descuento del «ítem aula», el presentismo docente. Los descuentos por estos 5 días de paro podrían «recortar» en hasta $20.000 los sueldos de miles de docentes. Suárez no sólo paga salarios de hambre, sino que los recorta cuando los docentes exigen aumento.
Pero el tiro le salió por la culata. No sólo continúan las medidas de fuerza, sino que los docentes se ganaron la simpatía de la mayor parte de la población mendocina. Las arengas anti – docentes de Suárez, quien denuncia «un paro político», no encontraron eco entre los trabajadores de la provincia. El apoyo de los padres al paro docente se hizo viral en grupos de What’sApp y redes sociales, y el último paro tuvo un acatamiento del 90% según los sindicatos.
Esto no debería ser ninguna sorpresa teniendo en cuenta que la gran mayoría de los trabajadores del país, no sólo los docentes, están cayendo por debajo de la línea de pobreza por el alza inflacionaria.
Ahora todas las miradas apuntan a José Thomas, titular de la Dirección General de Escuelas y portavoz de la política educativa de Suárez. Mientras Thomas bombardea comunicados contra los sindicatos docentes, su popularidad cae y crecen los cuestionamientos sobre su continuidad.
Lo que queda claro es que la huelga docente hizo contacto con fibras sensibles entre la población mendocina. La bronca por el histórico desfinanciamiento educativo y el descontento popular por los bajos salarios encontraron un mismo canal de expresión en la lucha educativa. En ese contexto, las bravatas anti – docentes del gobierno parecen cada vez más una demostración de impotencia.