
El itinerario incluye visitas oficiales a Shangái y Beijing. Junto a él viajaron Máximo Kirchner (dirigente de la Cámpora), Cecilia Moreau (presidenta de la Cámara de Diputados), Juan Manuel Olmos (vicejefe de Gabinete) y Miguel Pesce (titular del Banco Central).
Los objetivos del viaje son claros. Primero: renovar el swap de yuanes para financiar algunas importaciones (especialmente las que provienen de Brasil) y aliviar la presión sobre las adelgazadas reservas del BCRA. Segundo: «conseguir el apoyo de los BRICS», tal vez lo más nebuloso de todo. Y tercero y central: «fortalecer el intercambio comercial entre ambos países». Esto último significa lisa y llanamente avanzar hacia acuerdos comerciales de saqueo imperialista sobre los recursos argentinos.
No casualmente todos los medios y analistas señalaron que uno de los temas de conversación será «el litio y la actividad minera». En estos días comenzó una suerte de fiebre del litio en los medios argentinos, discutiendo qué empresa extranjera debería tener derecho a llevarse millones de dólares del país con la ayuda de subsidios estatales.
En busca de yuanes para sobrevivir a la crisis en año electoral
El viaje de Massa y su séquito a China se enmarca en la interminable crisis macroeconómica que aqueja al país. La gestión panperonista, cruzada por una interna interminable, busca mostrar una imagen de unidad de cara al calendario electoral que se está desarrollando. De ahí el arcoiris expresado en la comitiva, compuesta por exponentes del massismo, el kirchnerismo y el albertismo (o lo que queda de él).
Pero detrás de las imágenes y los guiños electorales están los fríos números de la economía. Lo que busca concretamente Massa es cerrar acuerdos comerciales con el gobierno del PCCh. El momento no es casual. China busca reorganizar sus apoyos económicos en la periferia del mundo de cara a la disputa geopolítica con Estados Unidos. Uno de los objetivos inmediatos es fortalecer al yuan como divisa de cambio internacional. Otro de ellos radica en fortalecer el abastecimiento para la industria china de ciertas materias primas esenciales. Y el litio es una de ellas.
En suma, la ecuación de Massa es simple: buscará entregar recursos naturales para las empresas chinas a cambio un puñado de divisas que le permita navegar las turbulentas aguas de la crisis devaluatoria. Al menos durante lo que resta del año electoral.