Artículo de marcellomusto.org
París, capital del mundo nuevo
París es una “monstruosa maravilla, conjunto estupefaciente de movimientos, máquinas y pensamiento, la ciudad de las cien mil novelas, la cabeza del mundo” [1].
Así describía Balzac, en unos de sus cuentos, el efecto que la capital francesa producía sobre todos los que no la conocían a fondo.
Durante los años anteriores a la revolución de 1848, la ciudad estaba habitada por artesanos y obreros en continua agitación política, por colonias de exiliados, revolucionarios, escritores y artistas de muchos países y el fermento social que la atravesaba había adquirido una intensidad que se puede encontrar en pocos otros períodos históricos [2]. Mujeres y hombres, con las más diferentes dotes intelectuales, publicaron libros, revistas y periódicos, escribieron poesías, hablaron en las asambleas, se dedicaron a interminables discusiones en los cafés, por las calles, en los banquetes públicos, vivieron en el mismo lugar influenciándose recíprocamente [3].
Bakunin había decidido de ir más allá del Rhin para encontrarse “de golpe en medio a esos nuevos elementos que en Alemania ni siquiera nacieron aún. [El primero de los cuales es] la difusión del pensamiento político en todos los estratos de la sociedad” [4]. Von Stein sostuvo que “en el pueblo mismo había comenzado una vida propia que creaba nuevas asociaciones, que pensaba nuevas revoluciones” [5]. Ruge afirmó “en París viviremos nuestras victorias y nuestras derrotas” [6].
Era, en pocas palabras, el lugar donde había que estar en ese preciso momento histórico.
El mismo Balzac afirmaba que “las calles de París tienen cualidades humanas e imprimen en nosotros con su fisionomía ciertas ideas de las que no podemos defendernos”[7].
Muchas de estas ideas impresionaron también a Karl Marx que, a los veinticinco años, había ido allí en octubre de 1843 [8]; ellas marcaron profundamente su evolución intelectual que, precisamente durante su estancia en París, maduró decisivamente.
La disponibilidad teórica con la que llegó a la ciudad [9], después de la experiencia periodística en la “Rheinische Zeitung” [10] y del abandono del horizonte conceptual del Estado racional hegeliano y del radicalismo democrático que había adoptado, fue sacudida por la visión concreta del proletariado. La incertidumbre generada por la atmósfera problemática de la época, que veía consolidarse rápidamente una nueva realidad económico-social, se disolvió al contacto, tanto en el plano teórico como en el de la experiencia vivida,con la clase trabajadora parisina y con sus condiciones de trabajo y de vida.
El descubrimiento del proletariado y, por su intermedio, de la revolución, la adhesión, aunque aún en forma indeterminada y semiutópica, al comunismo, la crítica de la filosofía especulativo de Hegel y de la Izquierda hegeliana, el primer esbozo de la concepción materialista de la historia y el comienzo de la crítica de la economía política, forman el conjunto de los temas fundamentales que Marx fue madurando durante este período.
Las notas siguientes, que dejan expresamente de lado la interpretación crítica de su célebre escrito juvenil, los llamados [Manuscritos económico-filosóficos] [11], redactados durante su permanencia en París, privilegian el fondo de las cuestiones filológicas que a él se refieren.
La llegada a la economía política
Durante su colaboración con la “Rheinische Zeitung”, Marx ya había tratado algunas cuestiones económicas aunque siempre desde el punto de vista jurídico y político[12]. Sucesivamente, en ls reflexiones que desarrolló en Kreuznach en 1843 y de las cuales surgió el manuscrito [ Sobre la crítica a la filosofía hegeliana del Derecho], al concebir a la sociedad civil como base real del Estado político, llegó a la primera formulación sobre la importancia del factor económico en las relaciones sociales [13]. Sin embargo fue solamente en París, impulsado por las contradicciones del derecho y de la política, insolubles en su propio ámbito, o sea por la incapacidad que ambas habían demostrado de dar soluciones a los problemas reales, e impresionado de modo decisivo por las consideraciones contenidas en los Lineamientos de una crítica de la economía política, uno de los dos artículos de Engels publicados en el primer y único volumen de los “Deutsch-französische Jahrbücher”, donde comenzó un “estudio crítico escrupuloso de la economía política” [14]. Desde ese momento, sus investigaciones, de carácter preeminentemente filosófico, político e histórico, se orientaron hacia esta nueva disciplina que se convirtió en el centro de sus investigaciones y preocupaciones científicas, delimitando un nuevo horizonte que jamás abandonará [15].
Bajo la influencia de La esencia del dinero de Hess y de las transposición que éste hacía del concepto de alienación del plano especulativo al económico-social, la primera fase de estos análisis se concentró en la crítica de la mediación económica del dinero, obstáculo a la realización de la esencia del hombre. En la polémica contra Bruno Bauer Sobre la cuestión judía Marx considera a esta última como un problema social que representa la presuposición filosófica e histórico-social de toda la civilización capitalista. El judío es la metáfora y la vanguardia histórica de las relaciones que ella produce y su figura mundana se convierte en sinónimo de capitalista tout court [16].
Inmediatamente después Marx inaugura el nuevo campo de estudios con una gran mole de lecturas y notas críticas que alternaba, como se demuestra mejor a continuación, en los manuscritos y en los cuadernos de extractos y anotaciones que solía compilar sobre los textos que leía. El hilo conductor de su trabajo es la necesidad de develar y desmentir la mayor mistificación de la economía política: las tesis según las cuales sus categorías son válidas en todo tiempo y en todo lugar. Marx fue impresionado profundamente por esta ceguera y falta de sentido histórico de los economistas que, en realidad, trataban así de disimular y justificar la inhumanidad de las condiciones económica de ese tiempo en nombre de su carácter natural. Al comentar un texto de Say, observa que “la propiedad privada es un hecho cuya constitución no pertenece a la economía política pero que constituye su fundamento. (…) Toda la economía política se basa pues sobre un hecho que carece de necesidad” [17]. Marx formula análogas observaciones en los [Manuscritos económico-filosóficos] en los cuales subraya que “la economía política parte del hecho de la propiedad privada. Pero no nos la explica” [18], “da por supuesto en forma de hecho, de acontecimiento, lo que debe deducir” [19].
La economía política considera, por eso, el régimen de propiedad privada, el modo de producción que lo acompaña y las categorías económicas correspondientes, como inmutables y eternamente duraderas. El hombre de la sociedad burguesa aparece como el hombre natural. En resumen, “cuando se habla de la propiedad privada se cree tener que tratar con una cosa externa al hombre” [20], comenta Marx, cuyo rechazo de esta ontología del intercambio no podría ser más neto.
Por el contrario, apoyado en diversos y profundos estudios históricos que le habían dado una primera clave de lectura sobre la evolución temporal de las estructuras sociales [21] y haciendo suyas las que consideraba mejores intuiciones de Proudhon, en particular su crítica contra la idea de propiedad como derecho natural [22], Marx ya había aprehendido el conocimiento central sobre la provisoriedad histórica. Los economistas burgueses habían presentado las leyes del modo de producción capitalista como si fuesen leyes eternas de la sociedad humana. Marx, en cambio, poniendo como exclusivo y diferenciado objeto de investigación la naturaleza específica de las relaciones de su tiempo,”la realidad lacerada de la industria” [23], subrayó la transitoriedad de la misma, su carácter de fase históricamente producida y emprendió la investigación de las contradicciones que el capitalismo produce y que llevan a su superación.
Este diferente modo de entender las relaciones sociales determinaría importantes consecuencias, la más significativa de las cuales es, sin duda, la relativa al concepto de trabajo alienado. Contrariamente a los economistas, así como al mismo Hegel [24],que lo concebían como una condición natural e inmutable de la sociedad, Marx empezó un recorrido que lo llevaría a rechazar la dimensión antropológica de la alienación sustituyéndola por una concepción con base histórico-social que remitía el fenómeno a una determinada estructura de las relaciones productivas y sociales[25], el enajenamiento humano en las condiciones del trabajo industrial.
Las notas que acompañan los extractos de James Mill, evidencian “como la economía política establece la forma enajenada de las relaciones sociales (die entfremdete Form des geselligen Verkehrs) como la forma esencial y originaria y correspondiente al destino humano” [26]. Lejos de ser una condición constante de la objetivación, de la producción del obrero, el trabajo alienado es para Marx, por el contrario, la expresión de la socialidad del trabajo dentro de los límites del orden actual, de la división del trabajo que considera al hombre “un torno, una herramienta (…) y lo transforma en un aborto espiritual y físico” [27].
En la actividad laboral se afirma la peculiaridad del individuo, la actuación de una imprescindible necesidad suya; sin embargo “esta realización del trabajo aparece en la fase de la economía privada como una anulación del obrero (Entwirklichung des Arbeiters) [28]. El trabajo sería afirmación humana, liberación creadora, “pero en las condiciones de la propiedad privada mi individualidad está a tal punto alienada que esta actividad me es odiosa, es para mí un tormento y sólo la apariencia de una actividad y es por lo tanto solamente una actividad exigida a la fuerza (erzwungene Thägkeit) y que me es impuesta sólo por una accidental necesidad exterior” [29].
Marx llegó a estas conclusiones recogiendo las teorías válidas de la ciencia económica, criticándoles los elementos constitutivos e invirtiendo los resultados de las mismas [30]. Eso fue posible mediante un esfuerzo intensísimo y sin tregua. El Marx de París es un hombre famélico de lecturas a las que dedica día y noche. Es un Marx lleno de entusiasmos y de proyectos, que traza planes de trabajo tan grandes que jamás podrá terminar, que estudia cada documento relativo a las cuestiones que examina para después ser absorbido por el progreso rapidísimo de su conocimiento y por las mutaciones de los intereses que lo trasladan, puntualmente, hacia nuevos horizontes, ulteriores propuestas y nuevamente otras investigaciones [31].
Sur la rive gauche de la Seine planifica una crítica de la filosofía del derecho de Hegel, realiza estudios sobre la revolución francesa para escribir una historia de la Convención, proyecta una crítica de las doctrinas socialistas y comunistas existentes [32]. Después se lanza a un furioso estudio de la economía política que, de improviso y acuciado por la prioridad de despejar definitivamente el terreno alemán de la crítica trascendente de Bauer y sus socios, interrumpe para escribir su primer obra: La sagrada familia. Y después, nuevamente, otros cien propósitos: si había que hacer una crítica, ésta pasaba por su cabeza y por su pluma. Sin embargo, el joven más prolífico del movimiento de la izquierda hegeliana era también el que había publicado menos que tantos otros. Lo incompleto, que caracterizará toda su obra, aparece ya en los trabajos de su año parisino. Su escrupulosidad tenía mucho de increible: se negaba a escribir una frase si no conseguía demostrarla de diez modos diferentes [33]. El convencimiento de la insuficiencia de sus informaciones y de la inmadurez de sus evaluaciones le impedía publicar gran parte de los trabajos a los que se había dedicado y que, por eso, quedaban fragmentarios y apenas esbozados. Sus apuntes, por lo tanto, son preciosísimos. Miden la amplitud de sus investigaciones, contienen algunas de sus reflexiones y deben ser valorados como parte integrante de su obra. Eso vale también para el período parisino durante el cual, tanto los manuscritos como las notas de lectura, atestiguan el lazo estrecho e inescindible que existe entre los escritos y los apuntes [34].
Manuscritos y cuadernos de extractos: los papeles de 1844
A pesar de estar incompletos y de la forma fragmentaria que los distingue, los [Manuscritos económico-filosóficos] de 1844 casi siempre han sido leídos prestando escasa atención a los problemas filológicos que los caracterizan, los cuales han sido ignorados o considerados poco importantes [35]. Los manuscritos fueron publicados íntegramente, por primera vez, sólo en 1932 y además en dos ediciones diferentes. En la colección dirigida por los estudiosos socialdemócratas Landshut y Mayer, titulada Der historische Materialismus, aparecieron bajo el título “Nationalökonomie und Philosophie” [36], mientras en la Marx Engels Gesamtausgabe fueron titulados “Okonomisch-philosophische Manuskriptem aus dem Jahre 1844 “ [37]. Además del nombre, ambas publicaciones se distinguían también por el contenido y por el orden de las diversas partes que evidenciaban grandes diferencias. La primera, repleta de errores debido al desciframiento inadecuado del original, no publicó el primer grupo de hojas, el llamado primer manuscrito, y atribuía de modo erróneo directamente a Marx un cuarto manuscrito que en cambio era un resumen del capítulo final de la Fenomenología del Espíritu de Hegel [38]. Sin embargo, se ha tenido muy poco en cuenta que también los editores de la primera MEGA, al darle un nombre, al colocar el prefacio al principio –en realidad se encuentra en el tercer manuscrito- y en la reorganización del conjunto, terminaron por hacer creer que Marx habría tenido, desde el comienzo, la idea de escribir una crítica de la economía política y que todo habría estado dividido originariamente en capítulos [39].
Además, se dio generalmente por sentada la tesis –inexacta- según la cual Marx habría redactado estos textos sólo después de haber leído y compendiado las obras de economía política [40], cuando en realidad el proceso de escritura se hizo alternando entre grupos de manuscritos y extractos [41] y, por el contrario, estos últimos intervalaron toda la producción parisina, desde los ensayos para los “Deutsch-französiche Jahrbücher” hasta La sagrada familia.
A pesar de su evidente forma problemática, de la confusión resultante de las diversas versiones mandadas imprimir y, sobre todo, de la conciencia de la ausencia de gran parte del segundo manuscrito, el más importante y desgraciadamente perdido, ninguno de los intérpretes críticos y responsables de las nuevas ediciones se dedicó a reexaminar los originales, cosa que, sin embargo, por ese texto que tanto pesaba en el debate entre las diferentes interpretaciones críticas de Marx, resultaba tan necesaria.
Escritos entre mayo y agosto, los [Manuscritos económico-filosóficos] no pueden ser considerados una obra, un texto coherente escrito de manera sistemática y preordenada. Todas las muchas interpretaciones que han querido atribuirles el carácter de una orientación concluida, tanto las que revelaban en ellos que el pensamiento marxiano estaba ya completo como las que los indicaban como una concepción definida y opuesta a la de la madurez científica [42], son refutadas por el examen filológico. No homogéneos y muy lejos de presentar una conexión estrecha entre las partes, los manuscritos son, más bien, la expresión evidente de un pensamiento en continuo movimiento [43]. El modo de asimilar y utilizar las lecturas de las cuales éste se nutría es mostrado por el examen de los nueve cuadernos que nos llegaron, los cuales tienen más de 200 páginas de extractos y comentarios [44].
En los cuadernos parisinos se reúnen los rastros del encuentro de Marx con la economía política y del proceso de formación de sus primerísimas elaboraciones sobre la teoría económica. Confrontando estos cuadernos con los escritos del período, publicados o no, surge de modo decisivo la importancia de las lecturas en el desarrollo de sus ideas. Circunscribiendo la lista únicamente a los autores de economía política, Marx redacta extractos de los textos de Say, Schüz, List, Osiander, Smith, Skarbek, Ricardo, James Mill, MacCulloch, Prevost, Destutt de Tracy, Buret, de Boisguillebert, Law y Lauderdale [45]. Además, en los [Manuscritos económico-filosóficos], en los artículos y en la correspondencia del tiempo, aparecen referencias a Proudhon, Schulz, Pecquet, Loudon, Sismondi, Ganihl, Chevalier, Malthus, de Pompery y Bentham.
Marx escribió los primeros extractos del Traité d’ économie politique de Say, del cual transcribió partes enteras, mientras iba asimilando conocimientos elementales de economía. La única anotación es posterior y se concentra del lado derecho de la hoja, destinado, como solía, a esta función. También los compendios de Smith, cronológicamente sucesivos, tuvieron el análogo objetivo de lograr adquisiciones básicas de las nociones económicas. De hecho, aunque sean más extensos, no presentan casi ningún comentario. A pesar de eso, el pensamiento de Marx resulta claro de su mismo montaje de los trechos y, como sucede a menudo en otras partes, de su modo de contraponer entre sí tesis divergentes de diversos economistas. Un carácter diferente tienen en cambio los de Ricardo, en los cuales aparecen sus primeras observaciones. Estas se concentraron sobre los conceptos de valor y precio, concebidos aún como perfectamente idénticos. Esta igualdad entre los valores de las mercancías y los precios reside en la concepción inicial de Marx que otorgaba realidad sólo al valor de cambio producido por la competencia, relegando el precio natural al reino de la abstracción, como una pura quimera. Al avanzar los estudios, estas notas críticas ya no son esporádicas sino que se intercalan en los resúmenes de las obras, aumentando, con el avance del conocimiento, de autor en autor. Frases aisladas, después consideraciones más extensas hasta que, habiéndose concentrado, mediante los Éléments d’ économie politique de James Mill, en la crítica de la intermediación del dinero como dominio completo de la cosa enajenada sobre el hombre, la relación se invierte y ya no son sus textos los que interrumpen los extractos sino que sucede exactamente lo opuesto.
Por último, para demostrar una vez más la importancia de los extractos, nos parece útil señalar la utilización de estas notas, sea cuando fueron redactadas, sea sucesivamente. Parte de ellas fueron publicadas, en 1844, en el “Vorwärts!”, el bisemanario de los emigrados alemanes en París, para contribuir a la formación intelectual de los lectores [46]. Sobre todo, dado que eran tan exhaustivas, fueron después utilizadas por Marx, que tenía la costumbre de releer sus apuntes tiempo después [47], en los manuscritos económicos de 1857-58, mejor conocidos como los [Grundrisse], en los de 1861-63 y en el primer libro de El Capital [48].
En conclusión, Marx desarrolló sus pensamientos tanto en los [Manuscritos económico-filosóficos] como en los cuadernos de extractos de lecturas. Los manuscritos están llenos de citas, el primero es casi una recolección de ellas, y los cuadernos de compendios, aunque mayormente centrados sobre los textos que leía, están acompañados por sus comentarios. El contenido de ambos, así la modalidad de escritura –caracterizada por la división de las hojas en columnas- la numeración de las páginas y el momento de la redacción confirman que los [Manuscritos económico-filosóficos] no son una obra separada [49] sino una parte de su producción crítica que en este período estuvo compuesta por los extractos de los textos que estudiaba, por las reflexiones críticas sobre ellos y por elaboraciones que, impulsivamente o de modo más razonado, ponía en el papel. Separar estos manuscritos del resto, extrapolarlos de su contexto, puede por lo tanto llevar a un error interpretativo.
El solo hecho de lo complejo de estas notas, junto con la reconstrucción histórica de su maduración, muestran realmente el itinerario y la complejidad de su pensamiento crítico durante el intensísimo año de trabajo parisino [50].
Crítica de la filosofía y crítica de la política
El ambiente que circundó el avance de las ideas de Marx y la influencia que sobre él ejerció, en el plano teórico y práctico, merece una breve reflexión más. El mismo se caracterizaba por una profunda transformación económica-social y, en primer lugar, por la gran expansión proletaria. Con el descubrimiento del proletariado Marx pudo descomponer, en términos de clase, la noción hegeliana de sociedad civil. Además, asumió la comprensión de que el proletariado era una clase nueva, diversa de los pobres, ya que su miseria derivaba de sus condiciones de trabajo mismas. Se trataba de la demostración de una de las principales contradicciones de la sociedad burguesa: “el obrero se empobrece tanto más cuanto mayor es la riqueza que produce, cuanto más su producción crece en potencia y en extensión” [51].
La rebelión de los tejedores de Silesia, que se produjo en junio, dio a Marx una ocasión más para desarrollar su orientación. En las Glosas críticas al margen del artículo “El rey de Prusia y la reforma social. De un prusiano” publicadas en el “Vorwärts!”, mediante la crítica a Ruge y a un artículo precedente del mismo que acusaba a esa lucha de falta de espíritu político, tomó distancia de la concepción hegeliana que veía en el Estado el único representante del interés general y que relegaba todo movimiento de la sociedad civil al ámbito de la parcialidad y de la esfera privada [52]. Al contrario, para Marx, “una revolución social se encuentra desde el punto de vista de la totalidad” [53] y, bajo el impulso de este acontecimiento de considerable y explícito carácter revolucionario, él destacó el error de cuantos buscaban la base de los problemas sociales “no ya en la esencia del Estado sino en una determinada forma de Estado” [54].
De un modo más general repudió la reforma de la sociedad, objetivo de las doctrinas socialistas, la igualdad del salario y una nueva organización del trabajo en el marco del régimen capitalista como propuestas de quien todavía está prisionero de lo que combate (Proudhon) y de quien, sobre todo, no comprendía la verdadera relación que existía entre la propiedad privada y el trabajo alienado. En efecto, “aunque la propiedad privada parece ser el fundamento, la causa del trabajo alienado (entäusserten Arbeit) ella es más bien la consecuencia” [55], “ la propiedad privada es el producto, el resultado, la consecuencia necesaria del trabajo alienado (entäusserten Arbeit)”. A las teorías socialistas Marx les opuso un proyecto de transformación radical del sistema económico para el cual era “el capital (el) que debe ser suprimido ‘como tal’” [56].
Cuanto más advertirá la cercanía de estas doctrinas a su pensamiento, tanto más se acentuará la crítica a las mismas, reforzada por la necesidad de aclarar los problemas. La elaboración de su concepción lo llevó a una continua confrontación entre las ideas que lo circundaban y los diversos resultados que nacían del avance de sus estudios. El recorrido fulmíneo de su maduración se lo impuso. La misma suerte le tocó a la Izquierda hegeliana. Por el contrario, los juicios sobre sus representantes fueron los más severos ya que representan también la autocrítica sobre su propio pasado. [57] La “Allgemeine Literatur-Zeitung”, el órgano mensual que Bruno Bauer dirigía, afirmaba perentoriamente en sus páginas que “el crítico se abstenga de participar en los dolores o las alegrías de la sociedad (…) sesione majestuosamente en soledad” [58]. Para Marx, en cambio,” la crítica no es una pasión del cerebro, (…)un cuchillo anatómico, es un arma. Su objeto es su enemigo, al cual no quiere refutar sino aniquilar. (…) No se coloca más como fin en sí mismo, sino ya solamente como medio” [59]. Contra el solipsismo de la “crítica crítica” [60], que partía de la concepción abstracta según la cual reconocer una enajenación quería decir haberla ya superada, le había aparecido, de modo claro, que “la fuerza material sólo puede ser abatida por la fuerza material” [61] y que el ser social solamente podía ser cambiado por obra de la praxis humana. Descubrir la condición alienada del hombre, tomar conciencia de la misma, debía significar, al mismo tiempo, obrar en pro de su efectiva supresión. Entre la filosofía encerrada en el aislamiento especulativo, que producía solamente estériles batallas de conceptos, y su crítica, “que está en medio de la batalla” [62], no podía haber una distancia mayor. Era lo que separaba la búsqueda de la libertad de la autoconciencia de la búsqueda de la libertad del trabajo.
Conclusiones
El pensamiento de Marx cumplió durante este año crucial una evolución decisiva. Ya está seguro de que la transformación el mundo es cuestión de praxis “que la filosofía no podía cumplir precisamente porque ella entendía esa tarea solamente como un trabajo teorético” [63]. De la filosofía que no ha alcanzado esta conciencia y que no ha realizado la necesaria modificación transformándose en filosofía de la praxis, Marx se despide de manera definitiva. Su análisis, en adelante, no parte de la categoría de trabajo alieanado sino de la realidad de la miseria obrera. Sus conclusiones no son especulativas sino que están dirigidas a la acción revolucionaria [64].
Su misma concepción política cambia profundamente. Sin adoptar ninguna de las estrechas doctrinas socialistas y comunistas existentes, por el contrario, tomando distancia de ellas, madura la conciencia plena de que son las relaciones económicas las que tejen la red conectiva de la sociedad y que “la religión, la familia, el Estado, el derecho, la moral, la ciencia, el arte, etc, no son sino modos particulares de la producción y caen bajo el dominio de su ley universal” [65]. El Estado ha perdido así la posición prioritaria que detentaba en la filosofía política hegeliana y, absorbido dentro de la sociedad, es concebido como una esfera determinada y no determinante de las relaciones entre los hombres. Según Marx, “sólo la superstición política imagina todavía hoy que la vida civil deba necesariamente ser mantenida unida por el Estado mientras, por el contrario, en la realidad, el Estado es mantenido unido por la sociedad civil” [66].
Su estructura conceptual cambia también radicalmente respecto al sujeto revolucionario. De la referencia inicial a la “humanidad que sufre” [67] Marx llega a la identificación del proletariado. Este es considerado, primeramente, como noción abstracta fundada sobre antítesis diálecticas, “elemento pasivo” [68] de la teoría, para convertirse después, sobre la base de un primer análisis económico-social, en el elemento activo de su propia liberación, en la única clase dotada de pòtencialidad revolucionaria existente en el orden social capitalista.
Por último, la crítica más bien vaga, de la mediación política del Estado y de la económica del dinero, obstáculos a la realización de la esencia en común del hombre de matriz feuerbachiana, es sustituída por la de una relación histórica que comienza a delinear en la producción material la base de todo análisis y transformación del presente: “En la relación del obrero con la producción está incluida toda la transformación del hombre en siervo (menschliche Knechtschaft) y todas las relaciones de servidumbre no son otra cosa que modificaciones y consecuencias de la primera relación” [69]. Por consiguiente, Marx ya no plantea una genérica reivindicación de emancipación sino la transformación radical del proceso real de producción.
Mientras llega a estas conclusiones, planifica otros trabajos más: después de La sagrada familia continúa los estudios y los resúmenes de economía política, delinea una crítica a Stirner, esboza el “Plan para un escrito sobre el Estado” [70], extiende apuntes sobre Hegel [71], programa escribir una crítica al economista alemán List que realizará poco después [72] . Es imparable. Engels le ruega que lance su material al mundo porque “el tiempo apremia malditamente” [73] y Marx, antes de ser expulsado de París [74], firma con el editor Leske un contrato para la pulbicación de una obra en dos volúmenes que debería tutularse “Crítica de la política y de la economía política” [75]. Sin embargo habrá que esperar 15 años, hasta el 1859, para que una primera parte de su obra, Para la crítica de la economía política, sea publicada.
Los [Manuscritos económico-filosóficos] y los cuadernos de extractos y de anotaciones muestran el sentido de los primeros pasos de esta empresa. Sus escritos están llenos de elementos teóricos derivados de predecesores y contemporáneos. Ninguno de los borradores o de las obras de este período puede ser clasificado en una disciplina específica. No hay escritos puramente filosóficos, ni esencialmente económicos, ni solamente políticos. Lo que deriva de ellos no es un nuevo sistema, un conjunto homogéneo, sino una teoría crítica.
El Marx de 1844 es contemporáneamente la capacidad de combinar las experiencias de las proletarias y de los proletarios de París con los estudios sobre la Revolución francesa, la lectura de Smith con las intuiciones de Proudhon, la rebelión de los tejedores silesianos con la crítica a la concepción hegeliana del Estado, los análisis de Buret [76] sobre la miseria, con el comunismo. Es un Marx que sabe reunir estos diferentes conocimientos y experiencias y que, tejiendo el lazo entre ellos, da vida a una teoría revolucionaria.
Su pensamiento, en particular las observaciones económicas que comienzan a desarrollarse durante la estadía parisina, no son el fruto de una iluminación improvisa sino el resultado de un proceso. La hagiografía marxista-leninista, que durante tanto tiempo dominó en el pasado, presentándolo con una improponible inmediatez y preordenando un resultado final instrumental, ha trastornado el camino del conocimiento, representando la más pobre reflexión. Se trata, en cambio, de reconstruir la génesis, las deudas intelectuales y las conquistas de los trabajos de Marx evidenciando la complejidad y la riqueza de una obra que aún hoy interpela a todos los pensamientos críticos sobre el presente.
Apendice: Tabla cronologica de los cuaderni de extractos y manuscritos redactados por Marx en Paris
La cronología comprende todos los cuadernos de estudio (por consiguiente hemos excluido el [Notizbuch aus den Jehren 1844-47], publicado en MEGA² IV/3, pp. 5-30, que sin embargo contiene las importantísimas [Tesi sobre Feuerbach]) redactadas por Marx durante su estadía parisina de 1843-5. Dado que la fecha de redacción de los cuadernos a menudo es incierta, en muchos casos hemos debido indicar el arco de tempo en que se supone han sido escritos y el orden cronológico ha sido dispuesto sobre la base del término inicial del mismo. Además, Marx no redactó los cuadernos uno tras otro sino que a veces los compiló alternando la escritura. (v. B 19 e B 24). Por lo tanto hemos preferido ordenar el material en base a las diferentes partes de los cuadernos. Los que contienen los llamados [Manuscritosi económico-filosóficos] del 1844 (A 7, A 8 e A 9) indican directamente que el autor es Marx e incluyen entre corchetes los títulos de los parágrafos que no fueron elegidos por él y que le fueron atribuidos por los editores del texto. Por último cuando sobre los autores nombrados en la cuarta columna (Características de los cuadernos) no se especifican los títulos de las obras que Marx cita, ellos corresponden siempre a los ya mencionados en la segunda columna (Contenido de los cuadernos). Con la excepción de MH, conservado en el Rossiiskii gosudarstvennyi arkhiv sotsial’no-politicheskoi istorii (RGASPI) de Moscú, todos los cuadernos de este período están custodiados en el Internationaal Instituut voor Sociale Geschiedenis (IISG) de Amsterdam, con las siglas indicadas en la tercera columna (Nachlaß).
PERIODO DE REDACCION | CONTENIDO DE LOS CUADERNOS | NA-CH- LAß | CARACTERISTICAS DE LOS CUADERNOS |
Entre fines del 1843 y el inicio del 1844 | R. Levasseur, Mémoires | MH | Los extractos aparecen en páginas divididas en dos columnas. |
Entre fines del 1843 y el inicio del 1844 | J. B. Say, Traité d’economie politique | B 19 | El cuaderno, de gran formato, comprende páginas con extractos divididos en dos columnas: en la de la sinistra del Traité di Say y en la de la destra (redactada después de B 24) de Skarbek y del Cours complet de Say. |
Entre fines del 1843 y el inicio del 1844 | C. W. C. Schüz, Grundsätze der National- Ökonomie | B 24 | Cuaderno de gran formato con páginas divididas en dos columnas. |
Entre fines del 1843 y el inicio del 1844 | F. List, Das nationale System der politischen Ökonomie | B 24 | |
Entre fines del 1843 y el inicio del 1844 | H. F. Osiander, Enttäuschung des Publikums über die Interessen des Handels, der Industrie und der Landwirtschaft | B 24 | |
Entre fines del 1843 y el inicio del 1844 | H. F. Osiander, Über den Handelsverkehr der Völker | B 24 | |
Primavera del 1844 | F. Skarbek, Theorie des richesses sociales | B 19 | |
Primavera del 1844 | J. B. Say, Cours complet d’economie politique pratique | B 19 | |
Mayo-junio del 1844 | A. Smith, Recherches sur la nature et les causes de la richesse des nations | B 20 | Cuaderno de pequeño formato, con empaginación normal. |
Fines de mayo-junio del 1844 | K. Marx, Arbeitslohn; Gewinn des Capitals; Grundrente; [Entfremdete Arbeit und Privateigentum] | A 7 | Cuaderno de gran formato con páginas divididas en tres y en dos columnas. El texto comprende citas de Say, Smith, de la Die Bewegung der Production de Schulz, de la Théorie nouvelle d’économie sociale et politique de Pecqueur, de la Solution du problème de la population et de la substance di Loudon y de Buret. |
Junio-julio del 1844 | J. R. MacCulloch, Discours sur l’origine, les progrès, les objets particuliers, et l’importance de l’économie politique | B 21 | Cuaderno di pequeño formato, con páginas divididas en dos columnas, con excepción de la página 11 que contiene un prospecto del articolo de Engels. |
Junio-julio del 1844 | G. Prevost, Reflections du traducteur sur le système de Ricardo | B 21 | |
Junio-julio del 1844 | F. Engels, Umrisse zu einer Kritik der National-ökonomie | B 21 | |
Junio-julio del 1844 | A. L. C. Destutt de Tracy, Elémens d’Idéologie | B 21 | |
A más tardar, juglio del 1844 | K. Marx, [Das Verhältnis des Privateigentums] | A 8 | Texto escrito en folios de gran formato divididos en dos columnas. |
Entre julio y agosto del 1844 | G. W. F., Hegel, Phänomenologie des Geistes | A 9 (He-gel) | Folo cosido posteriormente en el interior de A 9. |
Agosto 1844 | K. Marx, [Privateigentum und Arbeit]; [Privateigentum und Kommunismus];[Kritik der Hegelschen Dialektik und Philosophie überhaupt]; [Privateigentum und Bedürfnisse]; [Zusätze]; [Teilung der Arbeit]; [Vorrede]; [Geld]. | A 9 | Cuaderno di gran formato. El texto comprende citas de la Das entdeckte Christentum de Bauer, de Smith, Destutt de Tracy, Skarbek, J. Mill, del Fausto de Goethe, del Timon de Atenas de Shakespeare, así como de varios artículos de Bauer publicados en la «Allgemeine Literatur-Zeitung». Hay además referencias indirectas a Engels, Say, Ricardo, Quesnay, Proudhon, Cabet, Villegardelle, Owen, Hess, Lauderdale, Malthus, Chevalier, Strauss, Feuerbach, Hegel e Weitling. |
Setiembre del 1844 | D. Ricardo, Des principes de l’économie politique et de l’impôt | B 23 | Cuaderno de gran formato con páginas divididas en dos, y raramente, en tres columnas. Las primeras dos páginas, con extractos de Xenofonte, no están divididas en columnas. |
Setiembre del 1844 | J. Mill, Eléments d’économie politique | B 23 | |
Entre el verano del 1844 y enero del 1845 | E. Buret, De la misère des classes laborieuses en Angleterre et en France | B 25 | Cuaderno de pequeñ formato con empaginación normal. |
Entre la mitad de setiembre de 1844 y enero de 1845 | P. de Boisguillebert, Le détail de la France | B 26 | Cuaderno de gran formato con extractos de Boisguillebert. Empaginación normal salvo en pocas páginas divididas en dos columnas. |
Entre la mitad de setiembre de 1844 y enero del 1845 | P. de Boisguillebert, Dissertation sur la nature des richesses, de l’argent et des tributs | B 26 | |
Entre la mitad de setiembre de 1844 y enero de 1845 | P. de Boisguillebert, Traité de la nature, culture, commerce et intérêt des grains | B 26 | |
Entre la mitad de setiembre de 1844 y enero de 1845 | J. Law, Consideration sur le numéraire et le commerce | B 26 | |
Entre la mitad de setiembre de 1844 y enero 1845 | J. Lauderdale, Recherches sur la nature et l’origine de la richesse pubblique | B 22 | Cuaderno de gran formato con páginas divididas en dos columnas. |
[1] Honoré de Balzac, La Comedia Humana
[2] Cons. El “Rapporto informativo de la polizia tedesca di Magonza” en Hans Magnus Enzensberger (comp.), Colloqui con Marx ed Engels, Einaudi, Turín, 1977, p. 30.
[3] Cons.Isaiah Berlin, Karl Marx,La Nuova Italia, Florencia 1994, p. 90.
[4] Mijail Bakunin, Ein Briefwechsel von 1843, MEGA², I/2, Dietz Vrlag, Berlín 1982, p. 482.
[5] Lorenz von SteinDer Sozialismus un Communismus des heutigen Frankreichs. Ein Beitrag zur Zeitgeschichte, Otto Wigand Verlag, Leipzig 1848, p.509.
[6] Arnold Ruge, Zweig Jahre in Paris. Etudien und erinnerungen, Zentralantiquariat der Ddr, Leipzig, 1975, p. 59
[7] Honoré de Balzac, La comedia humana.
[8] Para la biografía intelectual de la estadía parisina de Marx véanse, entre los diversos estudios disponibles, Auguste Cornu,Karl Marx et Friedrich Engels. III. Marx à Paris, PUF, París 1962; Jacques Grandjonc , Studien zu Marx erstem Paris-Aufenthal und zur Entstehung der “Deutschen Ideologie”, Schriften aus dem Karl Marx Haus, n.43, Trier 1990, pp.163-212 y el más reciente Jean-Louis Lacascade, Les métamorphoses du jeune Marx, PUF, París 2002, pp. 129-162.
[9] “Cada uno deberá confesarse a sí mismo no solamente que se ha manifestado una anarquía general entre los reformadores sino también de que él mismo no tiene una visión exacta de lo que se debe hacer”, en Karl Marx, Ein Briefwechsel von 1843,MEGA² I/2, op. cit. p.486.
[10] La “Rheinische Zeitung für Politik, Handel un Gewerbe” apareció como cotidiano en Colonia desde el 1º de enero de 1842 hasta el 31 de marzo de 1843. Marx escribió en ella su primer artículo el 5 de mayo de 1842 y desde el 15 de octubre de 1842 hasta el 17 de marzo de 1843 fue su jefe de redacción.
[11] En este ensayo los manuscritos incompletos de Marx, publicados por editores sucesivos, están inscritos entre corchetes. Karl Marx, Ökonomisch-philosophische Manuskripte, MEGA² I/2, op.cit. pp. 323-438.
[12] Cons.Karl Marx, Verhandslungen des 6 Rheinischen Landtags.Dritter Artikel: Debatten über das Holzdiebstahlsgesetz y Rechfertigung des Korrespondenten von der Mosel, MEGA² I/1, Dietz Verlag, Berlín 1975, pp.199-236 y 296-323. Sobre este punto cons. Louis Althuser, Per Marx, Editori Riuniti, Roma 1970 (1967), p. 135 (Hay ediciones españolas, como Por Marx Ediciones Revolucionarias, La Habana, 1966); Walter Tuchscheerer, Prima del “Capitale”, La Nuova Italia, Florencia 1980, p. 30.
[13] “ El Estado político no puede existir sin la base natural de la familia y la base artificial de la sociedad civil, que son su conditio sine que non”, Zur Kritik der Hegelschen Rechtsphilosophie, MEGA² I/2 op.cit.p.9; “La familia y la sociedad civil son las condiciones básicas del Estado, son propiamente los activos. Pero en la especulación aparece lo contrario”, id. p.8. Precisamente aquí, por consiguiente, reside el error de Hegels que pretende que “el Estado político no esté determinado por la sociedad civil sino que, inversamente, la determine”, ivi p.100. Ver al respecto Walter Tuscheerer, op.cit. 49.
[14] Cons.Maximilien Rubel , Introduction à Karl MarxŒuvres.Economie II Gallimard, París 1968, pp. LIV-LV, que coloca en ese preciso momento el origen de la larga pesadilla de toda la vida de Marx, la obsesión teórica que no lo abandonará nunca más: la crítica de la economía política..
[15] Cons.Walter Tuchscheerer, op.cit. p.56.
[16] Karl Marx, Manuscritos económico-filosóficos, Breviarios, Fondo de Cultura bEconómica, México, 1964.
[17] Ivi , p.364.
[18] Ivi , p.374.
[19] Cons. Maximilien Rubel, Karl Marx, Colibrí, Milán 2001, p. 78. (Hay edición castellana en Paidós, Buenos Aires, 1970).
[20] Pierre Joseph Proudhon, Che cos’è la proprietà, Zero in Condotta, Milán 2000, pp.51 ss. (Hay ediciones castellanas de Qué es la propiedad).
[21] Karl Marx, Ökonomisch-philosophische Manuskripte, MEGA² I/2, op.cit. p.384.
[22] Cons. Gyorgy Lukacs, Il giovane Hegel e i problemi della società capitalistica, Einaudi, Turín, 1975 (1960), pp.748 ss. y Jean Hyppolite, Saggi su Marx e Hegel, Bompiani, Milán, 1965, pp.97 ss.
[23] Cons. Ernest Mandel, La formazione del pensiero economico di Karl Marx, Laterza, Bari 1970, pp 180-181.(Hay ediciones casdtellanas de La formación del pensamiento económico de Kart Marx, como la de Siglo XXI, México, 1968).
[24] Karl Marx, Excerpte aus James Mill. Éléments d’économie politique, MEGA² IV/2, op.cit. p.453.
[25] Ivi, p.456.
[26] Karl Marx, Ökonomisch-philosophische Manuskripte, MEGA² I/2, op.cit., p.365.
[27] Karl Marx, Exzerpte aus James Mill. Éléments d’ économie politique, MEGA² IV/2, op.cit.p.466.
[28] Cons. Walter Tuchscheerer, op.cit. pop.1423, 154-155.
[29] Al respecto, remitimos al testimonio de Arnold Ruge: “Lee mucho, trabaja con intensidad no común (…) pero no termina nada, deja todo por la mitad para zambullirse cada vez de cabeza en un infinito mar de libros”, trabaja “casi hasta enfermarse, sin acostarse durante tres o cuatro noches seguidas”, carta de A. Ruge a L. Feuerbach del 15 de mayo de 1844, en Hans Magnus Enzensberger (comp.), Colloqui con Marx ed Engels, op.cit. p.22; “Si Marx no se mata él solo con el desorden, la soberbia y el trabajo desesperadísimo, y si la extravagancia comunista no le borra toda sensibilidad por la simplicidad y la nobleza de la forma, de sus infinitas lecturas e incluso de su dialéctica sin conciencia se puede esperar algo (…) Quiere siempre escribir sobre las cosas que apenas ha terminado de leer, pero después recomienza a leer y a tomar apuntes. Sin embargo pienso que, tarde o temprano, conseguirá terminar una obra larguísima y abstrusísima en la que volcará a granel todo el material que ha acumulado” en A. Ruge a M.Duncker, 29 de agosto de 1844, ivi, p. 28. Cons. A este respecto Mario Rossi Da Hegel a Marx. III. La scuola hegeliana. Il giovane Marx, Felktrinelli, Milán 1974 (1963), pp. 152 y 211.
[30] Cons. carta de A.Ruge a M.Duncker del 29 de agosto de 1844 en Hans Magnus Enzensberger (comp.), op. cit. p.28.
[31] Cons.el testimonio de Paul Lafargue que reproduce los que contaba Engels sobre el otoño de 1844: “Engels y Marx adquirieron la costumbre de trabajar juntos. Engels, que sin embargo era de una precisión extrema, más de una vez perdió la paciencia ante la escrupulosidad de Marx, que se negaba a escribir una frase si no podía probarla de diez modos diferentes” en Hans Magnus Enzensberger (comp.), op.cit. p.28.
[32] Cons. El testimonio de Heinrich Bürgers: “En ese período la severa autocrítica que acostumbraba ejercitar sobre sí mismo le impidió realizar la obra mayor”, ivi, p.41.
[33] Sobre esta complicada relación cons. David Riazanov, Einleitung, en MEGA I/12, Marx-Engels-Verlag, Berlín 1929, p. XIX, quien fue el primero en señalar la gran dificultad que existe para definir un confín preciso entre los simples cuadernos de extractos y los que, en cambio, deben ser considerados propiamente trabajos preparatorios.
[34] Cons. Jürgen Rojahn, Il caso dei cosidetti “manoscritti economico-fikosofici del anno 1844”en “Passato e presente” n.3 (1983), p.42.
[35] Karl Marx, Der historische Materialismus. Die Frübschriften, (editores Sziegfried Landshut y Jacob Peter Mayer), Alfred Kröner Verlag Leipzing 1932, pp. 283-375. Una nueva edición, esta vez compilada solamente por Landshut, apareció en 1953; para la última reedición cons. Karl Marx, Die Frübschriften, Alfred Kröner Verlag, Stuttgart 2004.
[36] Karl Marx, Ökonomisch-philosophische Manuskripte aus dem Jahre 1844, MEGA I/3, Marx-Engels-Verlag, Berlín 1932, pp. 29-172.
[37] Estas páginas, que atestiguan la dificultad de la clasificación, aparecen en la MEGA² tanto en la primera sección, que contiene las obras y los borradores, como en la cuarta, que recoge los extractos. Cons. Karl Marx, MEGA² I/”, op. cit., pp. 439-444; Karl Marx, MEGA² IV/2, op. cit. pp. 493-500.
[38] Cons. Jürgen Rojahn, Il caso dei cosidetti”manoscritti economico-filosofici dell’anno 1844”, op.cit., p.43; Jürgen Rojahn, The emergence of a theory: the importance of Marx’s notebooks exemplified by those from 1844, en “Rethinking Marxism”, vol. 14, n.4 (2002) p.33.
[39] Cons. David McLellan, Marx prima del marxismo, Einaudi, Turín 1974, p. 189.
[40] Cons. Nikolai Lapin, Der junge Marx, Dietz Verlag, Berlín, 1974, pp. 304 ss.
[41] Sin pretender de ningún modo presentar el infinito debate sobre este escrito de Marx, circunstanciamos la referencia a dos entre los más importantes trabajos que avanzan estas posiciones. A la primera orientación pertenecen Landshut y Meyer que fueron los primeros que han leído “en cierto sentido la obra más central de Marx (…) [que] forma el punto nodal de todo su desarrollo conceptual” y “en su núcleo anticipa ya El Capital”, cons. Karl Marx, Der historische Materialismus. Die Frübschriften, op. cit., pp. XIII y V. A la segunda, en cambio, se inscribe la célebre tesis de coupure épistémologique de Althusser, cons. Louis Althusser, Per Marx, op. cit., pp. 15 ss.
[42] Cons.Emile Botticelli, Présentation a Karl Marx, Manuscrits de 1844, Ediutions Sociales, París 1962, pp. XXXVII-XL; Ernest Mandel, La formazione del pensiero economico di Karl Marx, Laterza, bari 1970 (1969), p. 175.
[43] Están contenidos en Karl Marx, MEGA² IV/2, op. cit., pp. 279-579 y Karl Marx, MEGA² IV/3, Akademie Verlag, Berlín 1998, pp. 31-110.
[44] En ese período Marx lee a los economistas ingleses todavía en traducciones francesas. Para una descripción de los originales de los cuadernos cons. Jürgen Rojahn, Il caso dei cosidetti “manoscritti economico-filosofici dell’ anno 1844” op. cit., pp.52-56.
[45] Cons. Jacques Grandjonc, Marx et les communistes allemands à Paris 1844, Maspéro, París, pp. 61-62 y véase también la carta de K.Marx a H. Börnstein, escrita a más tardar en noviembre de 1844, MEGA² III/I, Diez Verlag, Berlín 1975, p.248.
[46] Cons. las memorias de Paul Lafargue en las cuales recuerda que Marx “tenía la costumbre de releer después de varios años sus libretas y los trechos marcados en sus libros” en Hans Magnus Enzensberger (editor), Colloqui con Marx ed Engels, op. cit., p. 244.
[47] Cons. Friedrich Engels, Zur vierten Auflage, MEGA² II/10, Dietz Verlag, Berlín 1991, p. 23. Al respecto cons. También Karl Marx, MEGA² IV/3, op. cit. , pp. 613-640 y Maximilien Rubel, Les premières lectures économiques de Karl Marx (II), en “Études de marxologie”, n.2 (1959), pp. 67 ss.
[48] “No existe nada en que apoyarse para establecer que los manuscritos forman un conjunto en sí mismo”, en Jürgen Rojahn, Il caso dei considetti “manoscritti economico-filosofici dell’anno 1844”, op. cit. p. 57.
[49] Cons. Jürgen Rojahn, The emergence of a theory:the importance of Marx’s notebooks exemplified by those from 1844, op. cit., p. 45.
[50] Karl Marx, Ökonomisch-philosophische Manuskripte. MEGA² I/2, op.cit., p. 364.
[51] Cons. Michael Löwy, Il giovane Marx, Massari Editore, Bolsena (VT) 2001, p. 57.
[52] Karl Marx, Kritische Randglossen zu dem Artikel “Der König von Preußen und die Sozialreform. Von einem Preuß en”, MEGA² I/2, op. it. P. 462.
[53] Ivi , p. 455.
[54] Karl Marx, Ökonomisch-philosophische Manuskripte, MEGA² I/2, op. cit., pp. 372-373.
[55] Ivi , p. 372.
[56] Ivi , p.387.
[57] Cons. Mario Rossi. Op. cit., pp.148-149 y 599.
[58] Bruno Bauer, (ed.), “Allgemeine Literatur-Zeitung” Heft 6, Verlag von Egbert Bauer, Charlottenburg 1844, p. 32. Cons. Carta de K.Marx a L.Feuerbach del 11 de agosto de 1844, MEGA² III/1, Dietz Verlag, Berlín 1975, p. 65.
[59] Karl Marx, Zur Kritik der Hegelschen Rechtsphilosophie. Einleitung, MEGA² I/2, op. cit., p.172.
[60] Marx utiliza el epíteto en La sagrada familia para indicar a BrunoBauer y otros jóvenes hegelianos que colaboraban en la “Allgemeine Literatur-Zeitung” y burlarse de ellos.
[61] Ivi , p. 177. (Hay edición en castellano como la de Claridad, Buenos Aires, 1938)
[62] Karl Marx, Zur Kritik der Hegelschen Rechtsphilosophie. Einleitung, MEGA² I/2, op.cit, p.173. (Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel, Ed,. Biblioteca Nueva, Madrid, 2002)
[63] Karl Marx, Ökonomisch-philosophische Manuskripte, MEGA² I/2, op.cit., p.395.
[64] Cons. Ernest Mandel, op. cit., p.175. Cons. Ernest Mandel, op. cit., p.175
[65] Karl Marx, Ökonomisch-philosophische Manuskripte, MEGA² I/2, op.cit. p.390.
[66] Friedrich Engels-Karl Marx, Die beilige Familie, op. c it., p. 128.
[67] Karl Marx, Ein Briefwechsel von 1843, MEGA² I/2 op.cit., p. 479.
[68] Karl Marx, Zur Kritik der Hegelkschen Rechtsphilosophie. Einleitung, MEGA² I/2, op.cit., p.178.
[69] Karl Marx, Ökonomichs-philosophische Manuskripte, MEGA² I/2, op.cit., pp.373-374.
[70] Karl Marx, Die Entstebungschichte des modern Staats oder die französische Revolution, MEGA² IV/3, op.cit., p.11.
[71] Karl Marx, Hegel’sche Construction der Phänomenologie, ibidem.
[72] Karl Marx, Über Friedrich List Buch “Das nationale System der politischen Ökonomie, “Beiträge zur Geschichte der Arbeiterbewegung”, Jg.14, H.3. (1972), pp. 425-446.
[73] Carta de F.Engels a K.Marx de los primeros días de octubre de 1844, MEGA² III/I, Dietz Velag, Berlín 1975; cons. además F.Engels a K.Marx, 20 de enero de 1845: “Trata de terminar tu libro de economía política; aunque quedases descontento con muchas cosas, no importa, los ánimos están maduros, y debemos golpear el hierro mientras está caliente”, ivi, p. 127. Al escribir así, Engels demuestra no conocer todavía a Marx cuantro lo conocía A. Ruge que, en la carta a K.M. Fleischer del 9 de julio de 1844, afirmaba por el contrario que “sería una gran lástima si no escribiese libros. Pero tenemos que resignarnos y esperar”, en Hans Magnus Enzensberger (comp.), op. cit. , p. 26.
[74] Presionadas por el gobierno prusiano, las autoridades francesas emitieron una orden de expulsión contra diversos colaboradores del “Vorwärts!”. Marx se vio obligado a abandonar París el 1º de febrero de 1845.
[75] Marx Engels Werke, Band 27, Dietz Verlag, Berlín 1963, p. 669.
[76] Cons. Eugene Buret, De la misère des classes laborieuses en Angleterre et en France, EDHIS, París 1979.
Traducción de Guillermo Almeyra