
El gobierno nacional prepara un aumento del 40% en el transporte público de colectivos de la Ciudad de Buenos Aires. Así lo anunció el Jefe de Gabinete, Juan Manzur.
El tucumano se refirió a la quita de subsidios al transporte, donde destacó que «no puede ser que todos los argentinos le paguemos el boleto a los habitantes de la Capital». La reducción de subsidios es una de las exigencias que establece el acuerdo firmado entre Argentina y el FMI.
Actualmente, el boleto mínimo en la capital federal se ubica en los $18, pero la diferencia de precio es muy grande con otras provincias del país. El gobierno utiliza esto como argumento para hacer pasar el ajuste con el Fondo en la región del país que concentra la mayor cantidad de población.
Sin dar demasiados detalles sobre la medida, el ex gobernador de Tucumán expresó que «Hay una decisión política de ir cerrando brechas». Claro que para el gobierno y el FMI las «brechas» se cierran siempre contra los trabajadores y a favor de los empresarios. En este caso, los empresarios del transporte.
El anuncio de Manzur configura toda una novedad, ya que aunque se habló largo y tendido sobre el tema tarifas de energía, el gobierno había dejado trascender poco y nada sobre las tarifas del transporte.
No obstante, era de esperar que la propuesta del gobierno sea similar a la de la energía, no sólo porque el acuerdo con el Fondo así se lo exige, sino también porque los precios del transporte también están sometidos a los mismos aumentos extraordinarios en los precios internacionales producto de la guerra en Ucrania.
Por otra parte, el gobierno se sube al clásico argumento «federalista» que busca alimentar una supuesta grieta entre los «porteños» y el «interior». Es un discurso reaccionario que busca dividir a la clase trabajadora, intentando justificar el ajuste a la zona del AMBA (donde se concentra una parte muy importante de la población) apoyándose en el ajuste ya previamente hecho en otras partes del país.