«En una campaña histórica por la grave crisis que estamos atravesando, queremos aportar a girar la discusión hacia la izquierda y poner en el centro las necesidades de las y los trabajadores, que haya un salario mínimo que parta de $500.000».
El debate en el programa comenzó sobre el problema de la unidad de la izquierda, a lo que Castañeira respondió hablando sobre el llamado a unas PASO: «Propusimos unas PASO y también otra cosa, propusimos una fórmula cuando salió esto de que el FIT iba a una interna, le propusimos a Myriam una fórmula unitaria y nos dijeron que no, y a mí me parece que a esta altura es un poco responsabilidad de ellos. A mí me hubiese encantado a darles esa alternativa a la gente que nos sigue, que nos acompaña en las luchas, pero en las elecciones también y eso no se dio y la verdad que ojalá hubiese sido».
Eso llevó también a la discusión sobre a quién dirigirse en esta campaña, con el crecimiento de los discursos reaccionarios y de ajuste de la derecha, que debe conectar «con la nueva camada de trabajadores precarios que no es ajeno al movimiento de mujeres. La CGT no está conectada con las nuevas generaciones, con la juventud muy joven.
Y aún así tenés dando vueltas esas discusiones de cargos y de rotaciones, y no sobre los fenómenos políticos de la clase trabajadora. Nosotros queremos hacer una campaña dirigida a las nuevas generaciones precarizadas, estamos en la lista 13, la más joven a nivel nacional y hay trabajadores de las nuevas generaciones, como los trabajadores de reparto por aplicaciones».
Habló también sobre la organización de esos trabajadores: «El SiTraRepA es esa experiencia de quienes están pidiendo el reconocimiento, no como colaboradores, sino como trabajadores y trabajadores. Es un segmento muy grande en la Argentina, hay muchos de ellos que van a estar en nuestras listas contando ellos mismos en primera persona cómo es el primer trabajo en la Argentina hoy. Es ser precario. Qué es lo que está pasando, que se habla mucho del Gobierno, del trabajo, bueno, de que hay empleo. Pero ¿qué tipo de empleo hay? Realmente es súper precario, con salarios cerca de la línea de indigencia, te diría».
Criticó duramente también a las dos fuerzas políticas que se vienen rotando el gobierno del país: «Esta campaña se da en un contexto de grave crisis económica, pero también de cierta crisis política, porque los últimos dos gobiernos fueron un fracaso. El de Macri, ya sabemos, por sus medidas antipopulares y todo lo que ya sabemos, pero también el gobierno actual, que ahora es Unión por la Patria. Massa no puede negar que es el ministro de economía de este gobierno, que Cristina es la vicepresidenta, que Wado de Pedro es el ministro del Interior. Es decir, son oficialistas, por más que posen de opositores, son también responsables de estos últimos 4 años. Entonces hay un doble fracaso de los partidos que se presentan y pretenden conquistar la presidencia, esto es Unión por la Patria y Juntos por el Cambio».
Sobre el por qué de la disputa con la extrema derecha en estas elecciones dijo que «hay una sensación de frustración enorme en la sociedad, en muchos sectores, nosotros tenemos que conectar con esa sensación, no para que sea un voto bronca, sino para que gire a la izquierda y por eso queremos recorrer el país con el debate de la propuesta del salario mínimo, vital y móvil que parta de los 500.000 pesos. Porque podemos colaborar en girar el debate a los problemas que le afectan a las mayorías sociales y que eso no sea capitalizado por el voto bronca de la ultraderecha. Que promueve el resentimiento, la competencia con el de al lado, por oposición a la solidaridad, como es organizarse, ya sea en un sindicato o en un centro de estudiantes. Viste que ellos están en contra de cualquier colectivo de las mayorías sociales, lo definen como una mafia, un sindicato es una mafia, un centro estudiante es una mafia, también los piqueteros que se organizan contra la pobreza en la Argentina».
También habló sobre la necesidad de una alternativa anticapitalista: «Lo positivo sería que la izquierda logre articular una nueva imaginación política en término de propuestas, por ejemplo, o de acción política.
Una campaña anti capitalista, por ejemplo. Hay muchísimo espacio para discutir contra el sistema. Volvió el debate ideológico. Esto es una discusión mundial. Pasa en Francia, pasó en las campañas, pero también pasa por esta relación «Palacio-plaza». Acá pasa por la relación del fracaso de las instituciones y del sistema para resolver los grandes problemas sociales, le digo los grandes. Los básicos. El salario, las jubilaciones, la salud y la educación son las cuestiones que estructuran la sociedad y hoy están en una crisis brutal. Es un debate mundial, por ejemplo, los sistemas previsionales y todos los discursos de ultraderecha diciendo que hay que desarmarlos. El discurso que hay en la Argentina sobre el problema del déficit fiscal son las jubilaciones, quieren hacer una reforma previsional. Es lo que quiso hacer Macron en Francia y se prendió fuego el país. Bueno, son límites del sistema y ahí crecen por fuera del sistema los discursos que cuestionan este orden en los hechos. Por ahí la gente no tiene un imaginario todavía socialista, pero sí tiene una experiencia negativa con el capitalismo, y ahí es donde creo que nosotros tenemos mucho terreno para discutir».