La Ciudad de Buenos Aires está en crisis, pero no es simplemente la crisis de una gestión de derecha como la de Jorge Macri: es la crisis del capitalismo, en Argentina y el mundo. La guerra comercial de Trump hace temblar el mundo globalizado como lo conocemos, y suma incertidumbre e inestabilidad. La economía mundial tiende a la fragmentación. Son todas pésimas noticias para el gobierno.
La imagen es de una Ciudad y un país que se caen a pedazos que no nos da una perspectiva a las y los trabajadores, a la juventud, a las mujeres y LGBTTINB. Es la crisis de una Ciudad y un país pensados en función de las ganancias de los empresarios.
Milei dice que vino a resolver los problemas del país, pero en lugar de cuestionar el capitalismo, que es la raíz de la crisis, quiere exacerbarlo. Jorge Macri, mientras tanto, intenta ser el mayor aplicador de la “motosierra” en Argentina. Una receta para que vivamos cada vez peor.
MANIFIESTO ANTICAPITALISTA_1. La crisis del país es el fracaso del capitalismo en todas sus variantes
Argentina no crece hace 15 años. Desde la crisis internacional de 2008 el PIB real por habitante de nuestro país (el Producto Interno Bruto, suma del valor de todo lo producido en Argentina) está cayendo. Es la demostración palmaria de que las dos formas de regular el capitalismo que se han ensayado en la historia argentina fracasaron: la regulación capitalista estatista del peronismo, y también la regulación vía el mercado que se ensayó en los 90’ (y fracasó rotundamente como se puede ver en la recesión de 1998 al 2003) y ahora con el anarcocapitalismo de Milei, que ante su fracaso tiene que recurrir nuevamente al FMI. Si miramos el PIB pero por trabajador, el dato es todavía más dramático: no solamente estamos estancados desde 2008, en el último año caímos a la productividad por trabajador del año 2006. El capitalismo argentino nos llevó a casi 20 años perdidos. Varias generaciones enteras condenadas a ser cada vez más pobres.

El país se cae a pedazos, el capitalismo fracasó, es hora de que pensemos en una alternativa. El gobierno de Milei está totalmente en crisis. El peronismo y el macrismo fueron parte del derrumbe. Tenemos que discutir las bases del país, es necesario realizar una Asamblea Constituyente Soberana para que podamos redefinir democráticamente todo. Por eso ponemos sobre la mesa este Manifiesto Anticapitalista. Medidas concretas para revertir el derrumbe económico de la Argentina pensadas desde los intereses de las y los trabajadores, la juventud, las mujeres y LGBTTINB y las y los jubilados para ser implementadas con la fuerza de la movilización popular en las calles.
El PIB del país no para de caer, pero los empresarios se siguen enriqueciendo, siguen concentrando propiedades, siguen fugando sus dólares al exterior. ¿Cómo pueden incrementarse las ganancias empresarias mientras no crece la economía? Es muy sencillo, los empresarios vienen apropiándose cada vez de una mayor parte de la producción. Desde 2016 la participación de los salarios en el PIB se redujo casi en un 10%.

Hoy el conjunto de los trabajadores se lleva un 43% del PIB mientras que los empresarios se llevan el 45%. Esto parece «parejo», pero tengamos en cuanta que los trabajadores somos los 20 millones que vamos a laburar todos los días 8, 10, 12 horas, hacemos horas extras, estamos precarizados, en negro, etc. Un puñado de grandes capitalistas, menos del 2% de la población[1], se lleva más que 20 millones de trabajadores y trabajadoras. Y ellos cada vez se apropian de más riqueza social, mientras nos empobrecen a nosotros. Esa es la realidad del capitalismo argentino, con Cristina, Macri, Alberto y Milei se sostuvo la misma tendencia. Los empresarios están resolviendo su crisis aumentando la explotación de los trabajadores. Pero no solucionan los problemas del país, solo su garantizan sus propias ganancias. Por eso los salarios no paran de caer desde 2016: es una política consciente y sistemática del capitalismo argentino, aunque ninguno de los gobiernos lo haya admitido.
El fracaso del capitalismo es absoluto, no puede garantizar ni un salario mínimo, ni condiciones de trabajo, ni estabilidad laboral, mucho menos la creación de empleo. Frente al fracaso de las gestiones capitalistas, queremos un país y una ciudad en la que haya futuro para la juventud y para las y los trabajadores. Es hora de una alternativa anticapitalista.
2. Vamos por un salario mínimo de $2.000.000
Luego de más de un año de ajuste brutal de Milei y Jorge Macri, las y los trabajadores estamos cada vez peor. Hoy el salario en blanco en promedio está en un millón de pesos. El ingreso promedio de los asalariados es de $750.000, mientras que el salario promedio de los trabajadores en blanco con un año de antigüedad no llega a $1.200.000. El 70% de las y los jubilados cobran la mínima de $350.000. Mientras tanto, la canasta básica de una familia está arriba de $1.600.000[2]. Por eso se desploma el consumo, por eso cuesta llegar a fin de mes, por eso hay malestar social: los sueldos son bajísimos, mientras los precios siguen aumentando.

El gobierno de Milei dice que todo lo tiene que “regular el mercado”, pero interviene directamente para que los traidores de la CGT y los empresarios firmen paritarias miserables del 1% mensual mientras la inflación es por lo menos el doble, entre el 2 y el 3% mensual. El cuento del gobierno que dice que “bajó la inflación” no se condice con la vivencia de cualquier trabajador o trabajadora. El aumento de precios sigue, los servicios básicos, luz, gas, agua y alquiler aumentaron un 240% en el último año. Las prepagas aumentaron un 100%. Desde que gobierna Milei los alquileres en promedio se multiplicaron por 4, las tarifas por 6, las prepagas por 3, los servicios de teléfono e internet también por 3 y el transporte público por 4. Son junto con la comida, los principales gastos de cualquier familia trabajadora. Pero los salarios están lejos de aumentar en esas magnitudes. El gobierno maquilla el aumento sideral de los gastos inflexibles que crecieron mucho más que los salarios. Por eso cayó el consumo de carne, lácteos o yerba en un 10%, todo el salario se va en pagar los servicios básicos, mientras se reducen los demás consumos.
Milei es un mentiroso: decía que el problema del salario eran “la casta”, “las y los jubilados”, “el gasto”, pero con su gobierno el salario real no dejó de derrumbarse. Hace más de 10 años que los salarios se caen en Argentina. Además, con Milei y sus desregulaciones no para de crecer el trabajo precario, en negro, sin derechos, con peores condiciones laborales y con pésimos salarios. Mientras tanto, los empresarios se llenan los bolsillos, las familias más ricas del país aumentaron su riqueza en dólares en un 77% en los últimos 5 años. Con el Régimen de Promoción de Economía del Conocimiento el estado le regala a empresarios como Galperín 300 millones de dólares al año en subsidios. En los últimos 12 meses los bancos privados que operan en Argentina ganaron la inmensa suma de 4.000 millones de dólares[3]. Y la mayor parte de esas ganancias son producto de deuda del estado. El estado aparece siempre garantizando enormes ganancias para los grandes capitalistas mientras la economía se hunde y los trabajadores estamos cada vez más empobrecidos.
Con Milei todo va a estar cada vez peor. Pero ya es evidente la debacle de su política económica. El país no tiene rumbo, por eso tienen que volver a acordar con el FMI. Cómo decía Milei en 2018, si tenés que recurrir al FMI es porque fracasaste. El FMI, para prestarle plata al gobierno, exige una devaluación. Milei y Caputo hacen malabares para que les den el préstamo, pero dejar la devaluación para después de las elecciones. Ya estafaron con las criptomonedas, ahora quieren estafar a la población escondiendo que van a devaluar.
Mientras tanto, los empresarios de la industria se enriquecen cambiando producción nacional por importaciones. Vacían el país de dólares y aumentan los despidos en fábricas y talleres mientras el país se inunda de productos importados. En la Ciudad de Buenos Aires también hay una importante presencia de la industria manufacturera. El industricidio nacional de Milei significa despidos, precarización y caída del nivel de vida para las y los trabajadores de la Ciudad y el país.
En la Ciudad se replica la debacle en las condiciones de vida. En el último año, se profundizó la caída de los ingresos reales y del poder de ahorro, que viene desde hace una década. Esto hace que sea cada vez más difícil vivir en CABA: aumentan por encima de los salarios todos los precios, particularmente de los alquileres y expensas, de los servicios y el transporte. Así, las y los trabajadores ven cada vez más complicado llegar a fin de mes, mientras que muchos vecinos directamente terminan siendo expulsados de la ciudad a causa de la gentrificación motorizada por los negociados capitalistas.
Es hora de poner primero los intereses de las y los trabajadores. Necesitamos un salario mínimo de $2.000.000 para las y los trabajadores del sector privado y del público, tanto registrados como no registrados, para cubrir la canasta básica de manera urgente. Basta de ponerle techo a las paritarias.
¿Cómo podemos llegar a un salario mínimo de $2.000.000? Lo primero que tenemos que decir es que ese salario es necesario. Es insoportable la situación que vive la mayoría de la población trabajadora. No puede ser que un laburante que trabaja 8, 10 o 12 horas por día sea pobre en este sistema.
Para poder pagar un salario mínimo de $2.000.000 lo primero que necesitamos es afectar las ganancias de los grandes capitalistas. En segundo lugar, necesitamos crecer, hace falta mucha más producción y trabajo para alcanzar un nivel de vida digno. El capitalismo fracasó en garantizar el crecimiento de la economía. Por eso el país está estancado desde hace 15 años. Milei dice que es experto en “crecimiento con o sin dinero” pero en lo único que demostró ser experto es en cripto estafas. El problema es que para crecer hay que invertir, y los capitalistas -que, como vimos, no paran de apropiarse de cada vez mayor parte de la riqueza social- no invierten en Argentina, se la fugan toda e invierten en paraísos fiscales, en Miami o en Uruguay.

En Argentina sistemáticamente los empresarios invierten casi 10% del PIB menos que el promedio mundial, y también mucho menos que los países desarrollados, e incluso que los países de la región. Esa falta de inversiones se acumula, no es un problema de un año u otro, es sistemático. En Argentina los empresarios pretenden vivir una vida de lujos comiéndose el capital, sin invertir un peso en la economía real del país, mientras se fugan el fruto del trabajo de millones de argentinos. La contrapartida de esta falta de inversión real en el país es la fuga de capitales: con las ganancias que no se invierten compran dólares y se los llevan del país. No hay modelo de desarrollo posible con este esquema, que se repite bajo la versión del capitalismo regulado por el estado del kirchnerismo y el peronismo, y se sostiene con el capitalismo regulado por el mercado de Milei, Macri o Menem.

Según datos del INDEC y el BCRA, los empresarios argentinos acumulan 370 mil millones de dólares en el exterior, entre los cuales hay 240 mil millones de billetes, dólares y otras monedas extranjeras, un récord mundial. Hay más de medio PIB fugado. Por eso el capitalismo argentino es inviable, no hay forma de que cierre una economía así.
Pero no solo no hay inversiones, sino que las inversiones que ya están hechas no se aprovechan. En Argentina existe una altísima capacidad instalada ociosa en la industria.
Luego de la crisis del 2001 la utilización de la capacidad instalada de la industria creció hasta el 2010, cuando llegó al 80%, para luego estancarse y caer al 60%, dato similar al de ¡2003! y el de la pandemia. ¿Qué significa este dato? Qué si la industria puede producir 100 -con la capacidad que ya existe-, está produciendo 60, casi la mitad. Esto es así por la debilidad de la demanda interna, producto de los salarios pulverizados y la especulación de los empresarios con los precios y las importaciones. Tenemos espacio para que, con la capacidad que ya existe, la producción industrial crezca en un 80%[4]. Sin invertir, el PIB podría aumentar rápidamente en un 15%, sin considerar los encadenamientos que traería en el comercio, los servicios y otras actividades relacionadas.
Sabemos que en Argentina hay miles de pequeños talleres, comercios, emprendimientos donde la productividad no alcanza hoy para pagarle a todos los trabajadores un salario de $2.000.000. Este programa anticapitalista lo que busca justamente es impulsar la productividad de todos esos pequeños establecimientos, para beneficio de los trabajadores. En los establecimientos donde sea imposible pagar un salario de $2.000.000, el estado deberá subsidiar el sueldo de estos trabajadores mientras se mejora la productividad. Los trabajadores no son responsables de la falta de productividad de sus empleadores. Hay que darle una salida a los cientos de miles que trabajan 8, 10 o 12 horas por día y tienen salarios de pobreza.
El problema es quién toma las decisiones: si los empresarios que solo piensan en enriquecerse, como en el modelo capitalista estatista peronista y el modelo “anarcocapitalista” de Milei, o los trabajadores organizados, planificando racional y democráticamente la economía.
3. Planificación racional y democrática de la economía por parte de los trabajadores para terminar con la decadencia
El problema del capitalismo argentino es que los empresarios se apropian de toda la riqueza pero no quieren reinvertir en la economía nacional. No hay manera de que esto funcione sin inversiones. El país se cae a pedazos y estamos cada vez peor. La “planificación” capitalista de la economía nos llevó hasta acá. Es hora de un rumbo anticapitalista: la planificación racional y democrática de la economía por parte de los trabajadores y trabajadoras.
El gobierno “anarcocapitalista” de Milei profundiza todos los problemas. Por ejemplo, frenó la inversión pública. Es evidente que la obra pública es una gran fuente de corrupción por parte de una burocracia estatal nefasta y empresarios delincuentes. Pero eliminar por completo la inversión pública no es la solución, y las consecuencias recién empiezan a verse. Las rutas nacionales y provinciales están llenas de agujeros y los hospitales y escuelas con crisis edilicia. Ningún gobierno hasta la fecha fue capaz de generar condiciones mínimas para el desarrollo económico. El país sigue sin la infraestructura elemental: carece de grandes puertos, de red ferroviaria y vial acorde a las necesidades de la economía, de flota mercante marítima y fluvial propia y de generación de energía continua y sustentable. A eso se suma el déficit habitacional (el crédito hipotecario prácticamente no existe en la Argentina) y la necesidad de obras hídricas para energía (represas) y para prevención de inundaciones y sequías (canalización). Mientras tanto, en la Ciudad y el Conurbano los servicios “públicos” se caen a pedazos. Esta crisis de infraestructura no hará más que incrementarse con la caída de las inversiones públicas.
Milei prometió en campaña que la inversión pública sería reemplazada por inversión privada. Sin embargo, exactamente igual que con Macri y con Alberto Fernández, la “lluvia de inversiones”, el “segundo semestre” o las “inversiones para producir hidrógeno verde” nunca llegan. Seamos claros: los capitalistas no van a invertir un peso (y mucho menos un dólar) en Argentina mientras haya cierto control distorsionado de cambios y crean que no hay condiciones: estan esperando que el gobierno les garantice condiciones laborales de esclavitud. Solo les interesa llevarse las ganancias, no invertir.
Pero todos los ejemplos de desarrollo económico reciente, en cualquier lugar del mundo y bajo regímenes sociales muy diversos, muestran que no se puede dar un salto en el crecimiento económico sin inversiones. Pero los empresarios no van a resolver este problema. Es hora de que dejemos de creer en los reyes magos: la clase dominante argentina no está dispuesta a sacar al país del pantano del atraso. Para que la Argentina no se hunda, para fortalecer la infraestructura y aumentar la productividad, necesitamos un plan de inversiones públicas en función de los intereses de las y los trabajadores, las mujeres y la juventud. Hay que dar vuelta la lógica: el capitalismo fracasó, es hora de probar con medidas anticapitalistas.
Para esto proponemos llevar la inversión pública en infraestructura, productividad, salud y educación al 30% del PIB. ¿Cómo lo vamos a financiar? Los trabajadores tenemos que disponer de ese 45% del PIB que los capitalistas se apropian sin hacer nada y lo usan para fugar dólares, viajar por el mundo y comprar bienes de lujo.
Apuntamos a solucionar los problemas estructurales que afectan tanto a la producción y al comercio (caminos, vías férreas, puertos, oleoductos, bienes de capital, etc) y a los servicios (desde el abastecimiento industrial hasta el de las ciudades y concentraciones urbanas). Lo que necesitamos es una planificación democrática de la economía, desde los trabajadores y en función de nuestros intereses.
En el capitalismo, la economía la planifican los que tienen el capital, los que concentran la riqueza. Es profundamente antidemocrático, porque las decisiones reales no las tomamos por igual, sino que las toman los más ricos. Ellos marcan el rumbo del país, porque son los que deciden dónde invertir, a qué sectores productivos apostar, que máquinas traer, qué productos importar. El país no va a ningún lado porque estos millonarios decidieron hace décadas que no les interesa invertir en Argentina, sino fugarse sus ganancias. La planificación democrática de la economía por parte de los trabajadores significa que la clase trabajadora empiece a tomar en sus manos el fruto de su trabajo y de su esfuerzo, para decidir de manera realmente democrática donde invertir, teniendo en cuenta no la búsqueda de ganancias de un privado sino el bienestar de la sociedad trabajadora.
Esta medida de soberanía implicaría reorientar los miles de millones de dólares destinados al pago de la deuda externa, las ganancias siderales de los empresarios y los bancos y destinarlos a solucionar los problemas estructurales del país y de la Ciudad. Fortalecer la infraestructura, los servicios públicos, la salud y la educación, invertir en el aumento de la productividad, nuevas tecnologías para mejorar las condiciones de trabajo, para garantizar el crecimiento de la economía de manera ecológicamente sustentable, en beneficio de los trabajadores y trabajadoras. Todo esto bajo el control estricto por parte de las y los trabajadores, sus organismos y organizaciones, y las y los usuarios para evitar el lucro personal, privado o estatal a costa los intereses colectivos de las amplias mayorías.
4. No al acuerdo con el FMI, ni devaluación ni dolarización
Hoy en día todo el “plan” del gobierno está atado a la negociación de un nuevo acuerdo con el FMI, una muestra clara del fracaso de Milei. El gobierno nacional, con apoyo del PRO de Jorge Macri, viene de aprobar en el Congreso a libro cerrado y de manera inconstitucional por DNU un nuevo acuerdo con el Fondo por 20.000 millones de dólares. Es un nuevo endeudamiento que encadena al país a los dictados del imperialismo. El FMI le exige al gobierno que libere el dólar y devalúe el peso. Milei y Caputo, para no perder el control del dólar antes de las elecciones, están permitiendo a los empresarios comprar cientos de millones de dólares por día a precios subsidiados: en Argentina hay una enorme inflación en dólares. Las dos alternativas son una estafa. En primer lugar, la devaluación que quiere el FMI va a terminar de destruir el salario de las y los trabajadores. Los bienes de consumo básicos serían impagables con una devaluación. Sistemáticamente los gobiernos capitalistas devalúan y nos venden que esa va a ser la “solución” a los problemas. La devaluación de Duhalde del 2002, la de Kicillof de 2014, la de Macri de 2016 y 2018 y 2019, la de Alberto y Massa en 2023, la de Milei en 2024… Lo único que genera la devaluación es más inflación, empobrecimiento de los trabajadores y una transferencia sideral de recursos a los sectores exportadores (el campo, la minería, las petroleras) y los industriales. La presión por la devaluación es la expresión de un capitalismo argentino en crisis que busca solucionar sus problemas de atraso, de falta de competitividad y desarrollo con fórmulas “mágicas” que no resuelven ningún problema. Macri ya salió a pedir una devaluación. El peronismo, Cristina, Kicillof, ¿qué quieren hacer? ¿Cuál es el programa del peronismo? No hay. Te piden que los votes contra Milei pero no son una alternativa real a la crisis.
Tampoco es una salida el endeudamiento sin fin impulsado por el gobierno de Milei mientras los empresarios compran dólares financieros subsidiados. La deuda externa es una estafa, es la contracara de la acumulación de dólares por parte de los empresarios y el pago de dividendos a las multinacionales. Hoy se calcula que las multinacionales tienen unos 7.000 millones de dólares en dividendos a la espera de una mayor liberación del mercado de cambios para remitirlos a las casas matrices. Una escandalosa descapitalización del país. Ni los empresarios locales ni las multinacionales quieren invertir en Argentina, quieren comprar dólares regalados mientras los trabajadores tienen que vender sus ahorros para pagar los servicios. El gobierno, para poder regalarles los dólares, nos endeuda a todos los argentinos. Es lo que pasó con Macri, con Alberto. ¡El problema es el capitalismo! Los trabajadores tenemos que planificar racional y democráticamente qué hacer con las divisas. Si queremos terminar con esta crisis, es hora de tomar medidas anticapitalistas:
- No pago soberano de la deuda externa aplicando un plan económico de las y los trabajadores para garantizar el funcionamiento de la economía nacional. Anulación y desconocimiento de la deuda con el FMI y con los tenedores privados.
- Control de cambios, con derecho al ahorro para las y los trabajadores. Basta de regalarles dólares subsidiados a los empresarios y de fuga de capitales.
- Planificación racional y democrática del comercio exterior por parte de los trabajadores. Argentina está en crisis en su balanza de pagos, los trabajadores tenemos que decidir concientemente qué necesitamos importar y qué podemos producir en nuestro país. Importación de insumos industriales, y bienes de consumo necesarios. Preservación del empleo industrial
- Nacionalización de la banca bajo control de los trabajadores. Los bancos funcionan como prestamistas del gobierno. Prácticamente no existe el crédito productivo en el país. Son el sector con mayores ganancias y más crecimiento, pero todo ese rédito es a costa del propio Estado. ¡Estamos financiando a los banqueros! Hay que terminar con esa estafa. Basta de convertir riqueza social, de todos, en lucro privado de unos pocos.
5. Reforma tributaria anticapitalista
Según los datos disponibles de recaudación tributaria prácticamente el 50% de la recaudación se explica por el IVA y el impuesto a los salarios, que vergonzosamente Milei volvió a cobrar con la Ley Bases. Los trabajadores somos los que sostenemos este Estado capitalista que nos llevó a la debacle y que solo está para beneficiar a los empresarios. Tenemos uno de los sistemas impositivos más regresivos del mundo, armado para garantizar que los capitalistas puedan embolsarse ese 45% del PIB y vivir como reyes.
Por eso, para financiar la mejora drástica de las condiciones de vida de la población, proponemos invertir el esquema tributario, de manera que sean los grandes capitalistas los más gravados por los impuestos. Hay que llevar las retenciones a las exportaciones agrarias al 50%, medida fundamental para reducir el precio interno de los alimentos y cobrarles a los terratenientes la renta agraria con la que se enriquecen sin laburar.
Con el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) que votaron en la Ley Bases crearon un marco para que los grandes capitales tengan impuestos subsidiados. Milei quiere una Argentina extractivista, donde se la lleven en pala los sectores del agro, la minería, el gas y el petróleo, con grandes reducciones impositivas y con enorme pérdida de soberanía: no se los puede tocar por 30 años. Además, es un incentivo a los grandes capitalistas, para que sigan concentrando su riqueza a costa de todo el resto de la sociedad.
En Argentina hay 50 familias con fortunas de más de 400 millones de dólares que acumulan 78.000 millones de dólares. Las 10 familias más ricas del país aumentaron su patrimonio real en dólares en un 77% entre 2020 y 2024. ¿Qué familia trabajadora puede decir lo mismo? La economía del país no crece, los salarios reales caen, hay menos empleo y más precarización, pero ellos son más multimillonarios. El plan de Milei lleva a una enorme transferencia regresiva de riqueza a favor de los capitalistas. Son parásitos que se alimentan del cuerpo agonizante de una Argentina capitalista que ya no funciona más, y la cuenta la pagamos nosotres. El nuestro es uno de los países a nivel mundial que menos recauda en impuestos a las grandes fortunas, muy por detrás de Francia, Alemania, Estados Unidos y la mayoría de los países de Latinoamérica. Hay que terminar con este enriquecimiento parasitario. Proponemos aplicar un verdadero impuesto directo, progresivo y permanente a las grandes fortunas y ganancias capitalistas, con aplicación de la ley penal tributaria.
En cambio, proponemos la eliminación del IVA que afecta fundamentalmente al consumo de las y los trabajadores, y la eliminación del impuesto a los salarios de los trabajadores, una herencia de Domingo Cavallo que ningún gobierno en los últimos 25 años se atrevió a tocar.
También hay que estatizar bajo control de las y los trabajadores toda la actividad minera e hidrocarburífera, incorporando a la vez criterios ecológicos para la misma, al tiempo que pasar a una YPF 100% estatal bajo control de sus trabajadores, para apropiar la renta de los recursos naturales al servicio de las necesidades sociales.
6. Basta de precarización laboral. Reconocimiento laboral para los trabajadores de reparto por aplicación
Con el capitalismo en Argentina y en la Ciudad también empeoran las condiciones de empleo y de trabajo. Hace 20 años que más del 30% de los trabajadores en relación de dependencia están en negro, sin derechos laborales, sin aporte jubilatorio. En marzo de 2025 la cifra llegó al 36%. Pero además crece el fraude del monotributo, que llevan adelante tanto empresarios privados como el estado. Este fraude consiste en que hay millones de trabajadores argentinos que realizan tareas con todas las características del empleo en relación de dependencia, pero que su empleador no los registra como tales sino que los obliga a facturar como si fueran “colaboradores”, “proveedores de servicios”, etc. De esta manera, los empleadores, tanto los empresarios como todos los gobiernos nacionales, provinciales y municipales, se ahorran las cargas sociales, desfinanciando el Sistema Previsional, y además estafan a los trabajadores negándoles sus derechos laborales. Esta nueva forma de explotación laboral es uno de los grandes fraudes del capitalismo del siglo XXI.
Uno de los casos más paradigmáticos es el del reparto por aplicación, donde los empresarios se aprovechan de avances tecnológicos, como el desarrollo de celulares y aplicaciones para violar todas las leyes laborales y súper explotar a sus trabajadores, a los que engañosamente llama “colaboradores” o “socios”. El trabajo de reparto por aplicación llegó para quedarse. Es parte de la nueva forma de relacionarnos, de resolver los problemas de la vida cotidiana, las compras, los envíos. Desde la pandemia se demostró que es un servicio esencial. Sin embargo, esta nueva rama laboral que tiene elementos progresivos, pretende ser utilizada por los empresarios como un mecanismo de súper explotación de las y los trabajadores de reparto por aplicación. Son parte de nuestra lista repartidoras y repartidores que pelean todos los días por sus derechos laborales. Las y los repartidores trabajan a destajo, en la calle, sin cobertura médica, sin derechos laborales, sin licencias, vacaciones, haciéndose cargo de sus propias herramientas de trabajo. Sabemos muy bien que no son ni “colaboradores” ni “socios” de estas empresas, sino trabajadores que están sufriendo un fraude laboral y condiciones de explotación.
El capitalismo del siglo XXI quiere volver a las condiciones de explotación del siglo XIX. Desde la Izquierda Anticapitalista sabemos lo que hace falta:
- Basta de precarización y tercerización laboral en la industria, los servicios, los comercios,en el Gobierno de la Ciudad, el gobierno Nacional y todos los niveles del estado. Pase a planta permanente de todos los contratados. Trabajo bajo convenio, en blanco y con todos los derechos laborales para los trabajadores del sector privado.
- Reconocimiento inmediato de las y los repartidores como trabajadores en relación de dependencia, con todos los derechos laborales de la ley de contrato de trabajo: licencias, ART, vacaciones pagas, jubilaciones, obra social, salario mínimo garantizado, derecho a la organización sindical, paritarias. La Secretaría de Trabajo y Empleo de la Ciudad de Buenos Aires tiene que inspeccionar de manera inmediata el trabajo de reparto y avanzar en el reconocimiento laboral de las y los repartidores, con fuertes multas y denuncias penales a los empresarios que incumplen la ley y super explotan a las y los trabajadores.
- Reconocimiento del Sindicato de Base de Trabajadores de Reparto por Aplicación (SiTraRepA).
- Las empresas tienen que garantizar a las y los repartidores espacios de descanso con acceso a agua potable, baños, instalaciones de higiene y descanso. Tienen que garantizar las herramientas de trabajo. Se vienen embolsando millones incumpliendo la Ley de Seguridad e Higiene en el trabajo. Exigimos a Rappi, Pedidos Ya, Uber, Cabify y todas las empresas de plataformas que garanticen estos derechos de manera inmediata.
- Prohibición de despidos y suspensiones. Defensa de los puestos de trabajo.
7. Derecho a la educación pública, gratuita y de calidad
La educación en la Ciudad está en crisis. Hace años que el PRO hace reforma tras reforma para adaptar cada vez más la educación al “mercado”. Mientras tanto, las y los pibes aprenden cada vez menos, los sueldos docentes son de pobreza y los colegios se caen a pedazos. Nuestros estudiantes se desesperan por las viandas podridas que da el gobierno porque la plata no alcanza. El gobierno fusiona cursos en aulas diminutas, sin calefacción en invierno y sin aire acondicionado en verano. Así no se puede aprender. El gobierno de Macri viene desmantelando la educación pública mientras privilegia la educación privada que es cada vez más para ricos: más del 20% del presupuesto educativo de la Ciudad va en subsidios a los colegios privados.
El gobierno nacional de Milei y el de la Ciudad de Macri comparten una misma mirada sobre la educación: no quieren que les pibis tengan derecho a un futuro. Lo dijo muy claramente el “filósofo” oficial de Milei, Alberto Benegas Lynch: los chicos de familias trabajadoras deberían estar en el taller, no en la escuela aprendiendo. Quieren volver al trabajo infantil del siglo XIX.
Además, quieren eliminar los contenidos de Educación Sexual Integral (ESI), fundamental para que les estudiantes puedan desarrollar sus identidades, protegerse frente a los abusos y desarrollar relaciones afectivas sanas. Macri hasta quiere prohibir el uso del lenguaje inclusivo, como si se pudieran prohibir las identidades por ley.
El gobierno de Milei intenta destruir la Universidad Pública, con un ajuste presupuestario brutal para vaciar la Universidad. Venimos de enormes movilizaciones educativas que pusieron en jaque a Milei. Hay muchísima fuerza para defender la educación pública en nuestro país.
La lista de La Izquierda en la Ciudad está llena de maestras y maestros, docentes, profesores y estudiantes. Sabemos lo que hace falta para superar la crisis en la que está sumida la educación. Hay que dar vuelta todo en la educación en la Ciudad:
- Aumento urgente de salario para las y los docentes. Sin salario docente, no hay educación posible.
- Inversión en infraestructura escolar. Basta de aulas hacinadas y condiciones deplorables.
- Becas para les estudiantes. Les pibis necesitan viandas en condiciones para todes y becas para poder estudiar.
- Defensa incondicional de los contenidos de Educación Sexual Integral en las escuelas. Abajo la prohibición del lenguaje inclusivo, ¡las identidades no se prohíben!
- No a la UNICABA. Fortalecimiento de los Institutos de Formación Docente de la Ciudad.
- En defensa de la Universidad Pública, Gratuita y de Calidad. No al ajuste del presupuesto universitario.
- Reglamentación del Boleto Educativo en la Ciudad
8. Por acceso a la vivienda para el pueblo trabajador y la juventud
En la Ciudad de Buenos Aires es cada vez más difícil vivir. Los alquileres son impagables, ya no alcanza ni la mitad del salario para poder pagar un pequeño departamento de uno o dos ambientes. La lógica del capitalismo es expulsiva: los empresarios dueños de decenas de departamentos eligen tenerlos vacíos antes de alquilarlos a un precio pagable con un salario promedio. El número de inquilinos en la Ciudad pasó del 24 al 36% en los últimos años, mostrando cómo se está descapitalizando la sociedad trabajadora mientras un sector concentra más y más propiedades.
La regulación estatista del problema de la vivienda, con la Ley de Alquileres, fracasó porque regulaba el precio del alquiler, pero no la oferta. Mientras los capitalistas sean los dueños, son ellos los que deciden cuántos departamentos poner en alquiler y bajo qué condiciones. Por eso en la Ciudad creció en un 45% el número de viviendas vacías hasta 220.000 en 2022.
Milei decidió desregular el mercado derogando la Ley de Alquileres para que los dueños de los departamentos vuelvan a ponerlos en alquiler en las condiciones que ellos quieran. El capitalismo nos pone a los inquilinos en la disyuntiva de tener un precio regulado pero sin oferta, u oferta pero a precios impagables: el alquiler promedio de un monoambiente en CABA es de $500.000… Es hora de encarar el problema de la vivienda desde una óptica anticapitalista, a favor de los trabajadores e inquilinos:
- Impuestos progresivos a la vivienda ociosa
- Construcción pública de viviendas, para aumentar la oferta disponible. Es imposible resolver el problema de la vivienda mientras esta sea un negocio de las grandes constructoras e inmobiliarias amigas del gobierno.
- Crédito hipotecario subsidiado para garantizar el acceso a la vivienda propia a los trabajadores y la juventud.
- Subsidios al alquiler para las familias trabajadoras.
- Basta de expulsar a las y los trabajadores de Buenos Aires, queremos una Ciudad para todas y todos sus trabajadores.
9. Salud pública, gratuita y de calidad
El estado de la salud en la Ciudad es calamitoso y el problema es la falta de inversión, el recorte presupuestario y la desregulación de las obras sociales y prepagas, que multiplicaron sus ganancias en dólares sin poner un peso en mejorar el servicio de salud.
Cada vez son más los pacientes que se tienen que atender en el Hospital Público, pero el Gobierno de la Ciudad no ha aumentado el presupuesto para infraestructura, recursos, ni aumento de personal. La atención es cada vez más precaria: los faltantes de medicación redunda en tratamientos de menor calidad, adecuados al ajuste y no a la necesidad de los y las pacientes. Particularmente grave es el recorte en medicación antirretroviral para el tratamiento del HIV, dejando a miles de pacientes sin tratamiento.
Por su parte los y las trabajadoras de la Salud están cada vez más explotados. Teniendo que cubrir el aumento de pacientes con la misma cantidad de personal, los mismos salarios miserables, se generan situaciones de estrés y agotamiento cada vez más severos. La formación y capacitación ya es considerada un lujo en una profesión que día a día avanza en nuevos conocimientos del tema.
El Gobierno de la Ciudad trata a las y los trabajadores de la salud como material descartable, con empleo precario, bajos salarios y sin poner en valor su enorme esfuerzo. Sigue sin reconocer el trabajo de Enfermería como una profesión, siendo una tarea fundamental en la labor cotidiana de la Salud.
Cierran áreas enteras, despiden y vacían Hospitales enteros como el Bonaparte, no hay insumos para atender a los pacientes. La salud en la Ciudad y en el país está al borde del colapso.
- Inversión urgente en infraestructura hospitalaria e insumos.
- Aumento de salarios para todos los trabajadores de la salud: médicos, enfermeras, residentes. Salario para los médicos concurrentes.
- Inclusión de Enfermería dentro de la Carrera Profesional de la Salud
- Retrotraer el valor de las prepagas a 2023
10. Estatización de los servicios públicos bajo control de las y los trabajadores y usuarios
El gobierno aumentó el costo de las tarifas de los servicios públicos en más de un 300% en el último año. Los empresarios dueños de las privatizadas se llenan de plata mientras para las familias es cada vez más difícil pagar las facturas. Mientras tanto, no hay inversiones ni reparaciones, por lo que se multiplicaron este verano los cortes de luz en la Ciudad, cómo el apagón del 5 de marzo que dejó a más de 600 mil vecinos sin luz. las privatizadas maximizan sus ganancias mientras exprimen la alicaída infraestructura hasta destruirla.
Los servicios de Luz, Agua y Gas deben ser considerados derechos sociales. Para hacer cumplir con el funcionamiento y garantía del derecho a una vida digna proponemos la estatización bajo control de las y los trabajadores y usuarios, única manera de garantizar que el financiamiento y funcionamiento del mismo no sea administrado con la lógica del lucro capitalista, sino en función de los intereses de las mayorías.
11. En defensa de los derechos de las mujeres, lesbianas, gays, bisexuales, trans, travestis, no binaries
El gobierno de Milei y también el de Macri atacan y niegan los derechos de las mujeres y LGBT+. Los gobiernos de derecha quieren negar la identidad de las personas, mientras Jorge Macri sostiene la prohibición del uso del lenguaje inclusivo en las escuelas de CABA, Milei prohibió el lenguaje inclusivo y el uso del femenino en la administración pública nacional. El derecho a la identidad, a poder vivir libremente nuestra orientación sexual y a decidir sobre nuestro propio cuerpo son conquistas históricas de la modernidad. Estos gobiernos hablan de la “libertad” pero quieren prohibir nuestras identidades. Son misógonos, homolesbotransodiantes y oscurantistas que quieren volver al medioevo. En mundo y en la Argentina las mujeres y diversidades salimos a las calles contra los Trump y los Milei, porque este movimiento que es internacionalista no va a dar un paso atrás.
- Exigimos a la justicia que falle a favor del amparo presentado en 2022 por Federico Winokur y Manuela Castañeira para defender el derecho a la identidad.
- Rechazamos el fallo transodiante que quiere quitar el agravante por odio de género en el caso de Diana Sacayan de García Mancilla y la corte suprema. Fue travesticidio
- Justicia por el triple lesbicidio de Barracas. Basta de crímenes de odio.
- Nuestros derechos los conquistamos en las calles y en las calles los vamos a defender:
- Defendemos el aborto libre legal, seguro y gratuito; la ley de cupo laboral travesti trans, exigimos que la Ciudad de Buenos Aires adhiera a la ley nacional y extienda así mismo el cupo a las empresas privadas; la Educación Sexual Integral en las escuelas; la ley de matrimonio igualitario, la ley de identidad de género; el DNI no binario; el derecho de les adolescentes a la hormonización
- ¡Ni Una Menos! Basta de violencia de género y femicidios. Presupuesto para refugios, comedores, vivienda y trabajo genuino para que mujeres, trans y travestis puedan salir de la violencia y la explotación sexual.
- No a la eliminación de la figura legal de femicidio
- Al closet y al medioevo no volvemos nunca más
12. Defensa incondicional del derecho a la protesta social
La Ciudad de Buenos Aires es el centro político del país. Es donde transcurren la mayoría de las movilizaciones políticas contra el gobierno negacionista, antiderechos, ajustador y antiobrero de Milei. La ciudadanía tiene un derecho democrático inalienable a protestar contra las medidas de ataque brutal a los derechos democráticos, políticos, sociales y económicos que lleva adelante este gobierno. Milei pretende destruir todos los derechos conquistados por años de lucha social y atarnos de pies y manos para que la población no tenga derecho a defenderse. Frente a este gobierno antidemocrático y autoritario, el derecho a la protesta, a la libre expresión de la disidencia política y a su expresión en las calles es más importante que nunca.
La ministra de seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, con sus fuerzas federales y también con la policía de la ciudad, vienen cuestionando el derecho a la protesta social, reprimiendo ferozmente las movilizaciones. El pasado miércoles 12 de marzo la represión fue tan brutal que la Policía Federal disparó gases lacrimógenos al cuerpo de manera ilegal, con el saldo del fotoperiodista Pablo Grillo que sigue peleando por su vida.
La Policía de la Ciudad fue parte del operativo que sumó más de 100 detenidas y detenidos de manera ilegal, que fueron liberados esa misma noche por falta de pruebas. Convierten la ciudad en una cacería de manifestantes cada vez que salimos a la calle. Por eso proponemos:
- ¡Fuera Bullrich!
- Basta de policías en las movilizaciones. Cuando la policía no está, no hay represión, no hay heridos, no hay detenidas ni detenidos
- Defensa incondicional del derecho a la protesta social y los Derechos Humanos. Son 30.000 y fue genocidio.
13. Basta de autoritarismo
Milei gobierna desde el año pasado por decreto, con las facultades que le delegaron el PRO de Macri y un sector del peronismo. Es un gobierno autoritario, que intenta pasar por encima de todos los derechos democráticos para imponer sus posiciones y medidas reaccionarias. Basta de autoritarismo. Derogación inmediata de las facultades delegadas. Rechazo de todos los DNU de Milei.
14. En defensa del arte y la cultura independiente
En la Ciudad de Buenos Aires prolifera con mucha fuerza el arte independiente, que crece desde abajo, no desde las grandes empresas productoras. Sin embargo, con los ataques y ajustes de Milei y Macri esa enorme potencia cultural está en riesgo.
Para Milei, lo único que importa es la lógica del mercado. La única cultura posible es la que digiten desde las grandes productoras y plataformas. Pero la cultura no es en sí un negocio, forma parte de la propia existencia del ser humano desde sus orígenes y garantizar su acceso, así como su producción, es un derecho elemental. Liberada totalmente a la lógica del mercado, la producción cultural en Argentina significa la dictadura de la cultura imperialista.
La producción de películas, teatro, música y artes visuales en el país no debería estar en función de la ganancia, sino de las necesidades de expresión de los artistas y de las necesidades espirituales del conjunto de los trabajadores, de la creación de películas que sirvan para su educación y su entretenimiento, bajo una lógica de libertad completa en el arte. La cultura, bajo está lógica ultracapitalista, está en peligro. Para defenderla, necesitamos medidas anticapitalistas:
- Poner el INCAA bajo control de sus propios trabajadores, garantizando su transparencia y su eficacia para financiar la producción y difusión del cine independiente.
- Inversión de lo recaudado por las plataformas de streaming en producciones independientes.
- Por un fondo de fomento al arte, dirigido a los sectores de trabajadores del arte y la cultura y artistas independientes.
- Por un fondo para “óperas primas” que beneficie a los jóvenes artistas..
- Espacios de publicidad en franjas horarias relevantes para propagandizar las películas independientes que se estrenen, exigiendo a las grandes empresas de streaming la publicidad de las mismas en sus plataformas.
15. Por una ciudad anticapitalista socio ambientalmente sustentable
La política capitalista con respecto a la ecología pone la responsabilidad del desastre ambiental en los individuos, mientras permite que las empresas contaminen sin control.
En la Ciudad, Macri y Larreta fueron los principales privatizadores de los espacios verdes de Buenos Aires, de los humedales, para garantizar los negocios de sus amigos del sector inmobiliario y de la construcción, como sucedió en Costa Salguero, el ex Tiro Federal, la Reserva Ecológica de Ciudad Universitaria y tantos espacios más. Por eso en Buenos Aires tenemos una crisis de espacios verdes, especialmente en el sur. Es el resultado de décadas de una gestión urbana al servicio de los negocios privados, que destruye y privatiza sistemáticamente el acceso al río y los espacios verdes de la ciudad.
Es hora de llevar a cabo una planificación urbana anticapitalista y ecologista, que no se base en las ganancias de un puñado de empresarios amigos del poder, sino en las necesidades sociales de las y los trabajadores y vecinos y el cuidado del medio ambiente.
16. Asamblea Constituyente Soberana para proponer una Argentina anticapitalista
El país se cae a pedazos, el capitalismo fracasó, es hora de que pensemos en una alternativa. Es hora de terminar con este sistema que nos lleva a cada vez más miseria y más explotación. Desde La Izquierda en la Ciudad queremos rediscutir a fondo la forma en que se organiza el país y la ciudad. Para llevar adelante este programa global es necesario realizar una Asamblea Constituyente Soberana para que podamos ir a fondo en las transformaciones anticapitalistas que hacen falta.
Con este Manifiesto Anticapitalista queremos dar vuelta todo en la Ciudad. Acompañanos con tu voto para fortalecer esta alternativa.
[1] En argentina hay unas 550.000 empresas de las cuales 390.000, la mayoría, son microempresas que no apropian un porcentaje significativo del PIB.
[2] De acuerdo al índice independiente de los trabajadores del INDEC.
[3] Informe sobre Bancos, Diciembre de 2024 del Banco Central de la República Argentina.
[4] Pasar del 60% de utilización de la capacidad instalada al 100% implica un crecimiento del 80%.