Artículo aparecido en Ladran Sancho, portal de la UNLu. La autora es Técnica Universitaria en Trabajo Social. Vicepresidenta del Centro de Estudiantes de Trabajo Social de la UNLu, conducido por la agrupación estudiantil ¡Ya Basta!, en el Centro Regional San Miguel. Integrante del Proyecto de Extensión UNLu “Participación protagónica de las Niñeces y Juventudes en el escenario escolar”.
En defensa incondicional de los derechos de las niñeces y juventudes me propongo dar a conocer apenas el estado de emergencia en el cual se encuentran las niñeces y juventudes de Argentina en particular.
Actualmente, nos encontramos en una etapa, atravesada por el impacto de la barbarie capitalista que con enorme brutalidad avanza sobre las condiciones de vida de las amplias mayorías sociales. Crisis generalizada, guerra, genocidio, recrudecimiento de la pobreza; son algunos de los elementos que forman parte del presente de la humanidad.
Recorriendo los distintos puntos del globo nos encontramos con escenarios de extrema gravedad, en los cuales niñeces y juventudes representan una población en situación crítica.
Según la ONU, la cifra de niñeces asesinadas en Palestina supera al de todas las guerras de los últimos años; según UNICEF, aproximadamente el 28% de las víctimas de redes de trata con fines de explotación sexual son niñeces. En Argentina hoy, 7 de cada 10 niñeces y juventudes se encuentran en situación de pobreza.
En este marco, vivenciamos el desmantelamiento de las políticas de protección y cuidados destinadas a la población niña y joven, a la par se agudiza la precarización laboral y el aumento de despidos en áreas vinculadas al trabajo con esta población, entre otras expresiones del ajuste sideral que imparte el presidente Javier Milei. Al tiempo que arremete con discursos de odio, sentando las bases para instalar la figura de enemigos de la sociedad que van variando según lo ameriten sus intereses de turno.
Hoy en día se encuentran en estado de vigencia parlamentaria más de 10 proyectos de ley que plantean la baja de la edad de punibilidad, los cuales han sido presentados por diversas fuerzas políticas, incluyendo el oficialismo y la “oposición”. Estos serán discutidos a la brevedad.
Ante el presente panorama, esta discusión se transforma en una ofensiva que tiene el terreno bastante allanado para avanzar.
Ahora bien, ¿son lxs pibxs un factor de riesgo o en riesgo respecto del aumento de la conflictividad social?, ¿su edad favorece la conducta delictiva?, ¿la baja de edad de punibilidad y su implementación permite combatir la “inseguridad”?, ¿el contacto con el sistema penal a temprana edad favorece la vida de lxs pibxs?
Para intentar traer claridad respecto de algunos de estos interrogantes les comparto datos clave que ha presentado Alejandro Morlachetti en el marco del Encuentro Federal con organizaciones territoriales de niñez y adolescencia sobre la baja de edad de punibilidad:
- Durante el año 2022 el 0.45 % de las niñeces y juventudes de 12 a 17 años estuvieron involucradxs en procesos penales, el 99,55% NO. Solamente en 500 casos resultaron estar involucradxs menores de 16 años. En el año 2023 sólo el 2,25% de las causas iniciadas en la provincia de Bs. As. presuntamente correspondieron a alguien menor de 18 años.
- La mayoría de los países con una menor edad de punibilidad (12 años) tienen tasas de homicidio más altas, mientras que Argentina, con una edad de punibilidad de 16 años, tiene una de las tasas más bajas de la región, lo que sugiere que bajar la edad de punibilidad no necesariamente reduce la violencia.
- Los organismos internacionales coinciden en que la exposición a sistemas penales a temprana edad es contraproducente. Un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre los efectos de la privación de libertad en menores de 18 años reveló que esta exposición es perjudicial para la salud pública.
Algunos de los datos mencionados permiten visualizar las falsedades que recorren los discursos políticos que impregnan el cotidiano, sembrando escenarios donde se ocultan los verdaderos fundamentos de la desigualdad en ascenso, la brutal inseguridad que vivenciamos a diario a causa del deterioro de las condiciones de vida, el cada vez más estrecho acceso a bienes y consumo por parte de los sectores más desfavorecidos, y la creciente problemática en torno a la falta de perspectiva.
En definitiva, nos encontramos ante un presente político altamente grave. Mientras pretenden excarcelar a genocidas nos plantean encerrar a niñes y jóvenes. Por lo tanto sostengo fuertemente esta afirmación: lxs pibxs no son peligrosxs, sino que están en peligro.
Forma parte de una de las tareas inmediatas que debemos darnos el posicionarnos en defensa de los derechos democráticos que protegen a las niñeces y juventudes, llevar a cabo acciones que visibilicen el estado de emergencia en el cual se encuentran, tender redes y alianzas con los distintos sectores en lucha para enfrentar el avance de la ultraderecha y pelear por una perspectiva niña, que de paso a las voces de las niñeces y juventudes hoy, en el presente.