Crisis internacional

Lunes Negro: desplome mundial de las bolsas tras los aranceles de Trump

Este «Lunes Negro» (7) los mercados bursátiles de todo el mundo sufrieron caídas estrepitosas a causa de las medidas anunciadas por Donald Trump durante el “Día de la Liberación”. No es para menos, considerando que la conferencia de prensa en los jardines de la Casa Blanca fue un hecho histórico que, en palabras de Mark Landler en un artículo para The New York Times, propinó “un mazazo al orden establecido”.

Números rojos

Los temores a una guerra comercial provocaron el desplome de las bolsas de valores en Asia y Europa en este nuevo «Lunes Negro». Los analistas ya lo califican como una “caída histórica” y un “baño de sangre” bursátil.

Usando la jerga común a los analistas financieros, los “mercados están aturdidos” tras la imposición de los aranceles por parte del gobierno estadounidense, principalmente por la incertidumbre en torno a lo que vaya pasar.

En otras palabras, no se trata simplemente de que se abrió una coyuntura económica mala, sino que nadie sabe cuál será el rumbo de la economía mundial en lo venidero. En ese escenario es imposible hacer cualquier tipo de predicción a corto, mediano o largo plazo.

En Tokio, por ejemplo, la contracción fue de un 7,8%, mientras que en Seúl alcanzó el 5,6%, en Sídney un 4,2% y, en Taiwán, la caída fue de 9,7%.

Europa no tuvo mejor suerte, pues sus mercados financieros también cayeron abruptamente. El índice DAX de Alemania bajó un 6,5%, el FTSE británico perdió un 4,5% y, en el caso del CAC 40 francés, su caída fue del 5,7%.

Asimismo, en los Estados Unidos, las acciones se desplomaron un 10% en los dos días posteriores al “Día de la Liberación”, pronunciándose en este «Lunes Negro».

En el mundo empresarial norteamericano nadie esperaba que los aranceles fueran tan agresivos ni tan a contramano de la lógica del libre comercio. Bill Ackman, un aclamado billonario estadounidense, predijo un “invierno económico nuclear” si Trump no da marcha atrás con las tarifas arancelarias.

¿A las puertas de una guerra comercial mundial?

Trump, en realidad, declaró una guerra comercial a prácticamente todo el planeta. De acuerdo a las Naciones Unidas, son 193 los países que cuentan con reconocimiento oficial. En la lista de aranceles que presentó el magnate figuran 185.

Entre algunos de los países que dejó por fuera (por ahora) están los siguientes: México y Canadá, que fueron sancionados previamente; Cuba, que carga con un bloqueo comercial desde 1962; Rusia, cuya economía fue sancionada en reiteradas ocasiones tras la invasión a Ucrania y, además, Trump quiere acercarse a Putin para distanciarlo de China; Bielorrusia y Corea del Norte, las cuales cuentan con un largo historial de sanciones en su haber.

Eso explica que las medidas arancelarias estén generando consecuencias tan dramáticas en el mundo financiero en este «Lunes Negro». Sucedió que, de un día para el otro, la principal potencia imperialista y eje del comercio global desde la segunda posguerra lanzó una bomba que puso en jaque la arquitectura del comercio mundial.

Al respecto de esto, el primer ministro británico, Keir Starmer, declaró que “el mundo tal y como lo conocíamos ha desaparecido”.

Según la OMC, los aranceles que impuso la Casa Blanca reducirán el volumen del comercio mundial en un 1% tan solo para 2025, casi 4 puntos porcentuales menos con respecto a su pronóstico inicial. Pero, advierten los tecnócratas de este organismo, las consecuencias pueden empeorar si escala la guerra comercial.

Todavía es prematuro para asegurar que va a estallar una guerra comercial. Los capitalistas de todo el mundo así lo temen, como ha quedado en evidencia en este «Lunes Negro». Pero los síntomas no son alentadores y, al menos desde China, la respuesta inicial denota que va escalar el conflicto.

Por ejemplo, tras conocer que la Casa Blanca les impuso un arancel del 34% a los productos chinos, desde Pekín anunciaron que impondrían tarifas simétricas (o sea, del 34%) a los productos estadounidenses. Así, los chinos dejaron entrever que van aplicar la “ley del talión” en la guerra comercial iniciada por Trump, esto es, “ojo por ojo, arancel por arancel”.

Esta tarde (7), Trump elevó el tono en la pugna con el gigante asiático, pues publicó en sus redes sociales que, en respuesta a los aranceles que impuso China, los Estados Unidos elevaría las tarifas contra ese país del 34% al 50%. Más grave aún, sentenció que no negociaría nada con los enviados comerciales de Pekín hasta que retiraran sus aranceles por completo, algo que parece difícil que sucede, pues sería una capitulación de China antes de sentarse a la mesa de negociaciones.

De esta forma, en este momento la tensión entre las dos principales economías del mundo capitalista no para de crecer y, por tanto, no se puede descartar que se agraven las consecuencias provocadas por el “Día de la Liberación”.

En cuanto a la Unión Europea, manejan un doble juego para responder a Trump. Por un lado, sostienen que están abiertos a la negociación, sin precisar en qué están dispuestos a ceder. Por otra parte, muestran los dientes y amenazan con aplicar aranceles contra los Estados Unidos.

Para este lunes (7) está previsto que se reúnan los ministros de Comercio Exterior de la Unión Europea para establecer las directrices de la represalia a las tarifas norteamericanas. También, analizarán las relaciones entre el bloque europeo con China, lo cual puede interpretarse como un guiño para suavizar los choques de los últimos años con Pekín.

Hasta ahora se sabe que los europeos confeccionaron una lista de productos para golpear sobre áreas sensibles, particularmente en los estados de base republicana que puedan presionar a Trump para que dé marcha atrás con sus aranceles. Se especula que se aplicaría en dos tandas; una primera serie de tarifas que aplicarían desde el 15 de abril y con las cuales se espera recaudar de 8000 millones de euros; la segunda tanda regiría a partir del 15 de mayo y con un potencial de recaudar 18.000 millones más.

Por otra parte, la Casa Blanca anunció que ya 50 países pidieron abrir negociaciones para reducir o eliminar los aranceles, ante lo cual Trump sentenció, de forma amenazante, que tendrán que pagar mucho para que se levanten o amortigüen las tarifas.

Con relación a esto, muchos analistas y académicos burgueses esperan que dichas negociaciones normalicen la situación y se restablezcan los principios de libre comercio. Es una visión estrecha y economicista que pierde de vista los objetivos geopolíticos que persigue Trump con su guerra de aranceles, la cual podemos caracterizar como la más grave en toda una generación, incluso desde los años 30 del siglo XX.

Como apuntamos en otros artículos en Izquierda Web, ingresamos en una nueva etapa internacional, caracterizada por eventos cada vez más disruptivos. Trump es motor y representación de la llegada a un “nuevo mundo”, dentro del cual busca un reordenamiento político, geopolítico y económico.

La geopolítica del trumpismo refleja un retorno a la lógica de la territorialización imperialista, la cual se contrapone al consenso neoliberal del libre comercio sin restricciones y desterritorializado. Es decir, implica el retorno del Estado y del imperio de la política sobre la economía (ver La geopolítica del trumpismo de Roberto Sáenz).

Estamos asistiendo al final del viejo orden mundial. Se abrió una “dinámica de fragmentación del mercado mundial y una situación de ‘reemplazo’ de la competencia entre empresas por la lucha entre Estados” (ver “Liberation day” (¿o el día del “derrumbe” del viejo orden?).

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