No quedan demasiadas dudas de que la proyección mileísta es ficticia (como casi todos los «datos» que presentó). El blue ya está sobre los $1200.
Y la tendencia alcista sostenida durante los últimos hace años hace pensar que el valor de la divisa norteamericana superará ese monto durante el próximo año. De hecho, los últimos meses estuvieron cruzados por la exigencia de los grandes tenedores (y fugadores) de divisas de una nueva devaluación oficial del peso para maximizar ganancias.
Como una devaluación en regla podría detonar la ya descompuesta situación social del país, Milei retrasa la medida y «esconde» la presión devaluatoria pronosticando un dólar bajo. Pero los patrones sojeros del país son gente concreta: quieren dólares contantes y sonantes. De lo contrario, no liquidan sus cosechas.
El efecto de la cadena nacional de Milei fue casi instantáneo. Entre lunes y martes, el nivel de las reservas del BCRA cayó a su mínimo del último trimestre. Hoy son unos 4.000 millones de dólares negativos los que perforan toda posibilidad de liberalización cambiaria. Las acciones argentinas cayeron más de un 2% este martes.
Tal parece que las modernísimas y sofisticadas técnicas de marketing liberal no funcionaron como esperaban. El discurso de Milei el último domingo no hizo más que sembrar dudas sobre el futuro económico de la gestión derechista. Casi una suerte para el gobierno que el rating durante la cadena haya sido récord por lo bajo que cayó.
El reclamo sojero
Según fuentes sojeras, hoy quedan unos USD 12.000 millones en granos sin liquidar. Alrededor del 55% de la cosecha del año. Esos granos iban a liquidarse en diciembre, pero las patronales ya anunciaron que esperarán a marzo para darle tiempo a que la presión del blue erosione todo lo posible la cotización del peso.
No cabe duda de que las patronales sojeras y agroindustriales en general ven con buenos ojos el gobierno anti obrero y cipayo de Milei. Pero eso no significa que estén dispuestos a resignar el enorme negocio de la devaluación para garantizarle un poco más de gobernabilidad y margen de maniobra en la macro.
Esta semana, voceros de la Mesa de Enlace y de las cámaras cerealeras denunciaron que la proyección del dólar es «ficticia» y reclamaron bajas en las retenciones. Las dos exigencias del agro (devaluación y baja de retenciones) atentan en principio contra las obsesiones de Milei: superávit fiscal y acumulación de reservas.
Como si fuera poco, los intentos de patear los problemas para adelante no parecen demasiado prometedores. Las proyecciones internacionales auguran otro año de precios relativos bajos en la cotización de los granos. De sostenerse la reticencia sojera a liquidar las cosechas, el cóctel podría ser explosivo para el plan macro de Milei.