Lockout de las patronales agrarias con pequeñas movilizaciones en el interior del país

Las grandes patronales del agro que disfrutan de ganancias exorbitantes en dólares se victimizan y exigen más beneficios, mientras los trabajadores sufren la inflación y la pobreza.

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paro del campo

Durante toda la jornada del miércoles las patronales del campo agrupadas en la Mesa de Enlace realizaron un «paro» con cese de comercialización y hacienda. En varios puntos del país hubo concentraciones que le reclamaron al gobierno que disminuya las regulaciones para la importación de insumos. Además pidieron «bajar el gasto público y la presión tributaria».

En realidad, la medida de fuerza estaba convocada hacía más de quince días, y el principal reclamo se centraba en la escasez de gasoil. Sin embargo, a pesar de que la situación de ese combustible se fue normalizando, los convocantes decidieron mantener la protesta de todas formas. Cambiaron los ejes de la convocatoria hacia reclamos más generales que tienen que ver con la crisis económica.

Sin una consigna central clara, presentaron una serie de reclamos todos en beneficio de sus propias exorbitantes ganancias. Pidieron baja de impuestos y de retenciones, eliminar las restricciones de importaciones y exportaciones, así como bajar el «gasto público».

De la protesta también participaron algunos referentes políticos de la oposición de derecha. El Pro salió a apoyar la jornada y algunos de sus líderes dijeron presente en las manifestaciones. Otro que participó de una «asamblea de productores» fue el diputado José Luis Espert.

A pesar de que la jornada de lockout estuvo centrada en críticas y reclamos al gobierno, la gestión de Julián Domínguez al frente del Ministerio de Agroindustria (puesto allí justamente por sus «buenas relaciones» con las patronales agrarias) viene de hacer efectivos varios de los beneficios que exigían los productores.

Uno de ellos tiene que ver con el acceso a dólares para la importación. La semana pasada, el Banco Central redujo de 365 a 60 días el plazo para acceder al mercado de cambios “para abonar insumos que sean utilizados para la producción local de bienes a exportar”.

Además de flexibilizar la importación, el gobierno también amplió el cupo de exportación para el maíz. El límite pasó de 30 a 36 millones de toneladas, un aumento del 20%.

Mientras los principales perjudicados de la grave crisis que atraviesa el país son los millones de trabajadores que ven todos los días como se erosionan sus ingresos, las grandes patronales que tienen ganancias en dólares se victimizan mientras disfrutan de rendimientos que están en los máximos históricos.

Ganancias extraordinarias

Las protestas del campo se dan en un contexto en donde el sector disfruta de ganancias extraordinarias debido a los altos precios internacionales de las commodities, disparados tras la invasión de Rusia a Ucrania.

Las patronales agrarias están lejos de estar en crisis. De hecho, todo lo contrario. En mayo  las exportaciones del sector rompieron todos los récords históricos y superaron los $4200 millones de dólares, una cifra inédita desde que se tiene registro. Se trata del mes del año que suele registrar mayor liquidación por la cosecha de soja. En los primeros cinco meses del año, el agronegocio ya liquidó más de U$S 15.000 millones, mejorando su performance con respecto al año anterior en el mismo período.

La situación cambió en junio y lo que va de julio. La disparada del dólar despertó las más hondas esperanzas devaluatorias del sector agroexportador, por lo que los niveles de liquidación bajaron estrepitosamente. Actualmente, mientras se quejan de la supuesta «crisis» que atravesaría el sector, se guardan la cosecha especulando con una próxima devaluación del dólar oficial y así maximizar aun más sus ganancias.

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