Lo que dejó la Plaza de Mayo

La Plaza del 24 fue parte de la nueva coyuntura abierta hace algunas semanas donde se esboza un cierto “retorno a la normalidad” con la recuperación económica, la vuelta a clases y una incipiente mayor conflictividad.

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Como dijimos en nuestro portal, la Plaza de Mayo fue de la izquierda el miércoles 24. A pesar que el gobierno y el kirchnerismo llamaron a no movilizarse, la izquierda y los movimientos sociales fueron capaces de sostener la jornada, devolviendo una postal de una importantemovilización, quizás la más grande de la izquierda en el año pandémico[1].

El dato es significativo, porque no en muchos países la izquierda -revolucionaria- cumple el papel de ser un tercer actor político en relación a las coaliciones burguesas principales. La Plaza reflejó lo que es una conquista adquirida, aún si se trata de una representación de amplia vanguardia y no de masas, representación que volvió a ratificarse en medio de una pandemia que no tiene visos de terminar.

La Plaza del 24 fue parte de la nueva coyuntura abierta hace algunas semanas donde se esboza un cierto “retorno a la normalidad” con la recuperación económica, la vuelta a clases y una incipiente mayor conflictividad.

Sin embargo, es obvio que el ingreso de la segunda ola pandémica podría terminar abortando esta dinámica en la medida que retornen los reflejos defensivos en materia de la salud si es que el contagio escala demasiado.

En lo que sigue señalaremos algunos datos de la coyuntura para luego dedicarnos a las tareas de la izquierda.

Nueva coyuntura y escalada del contagio

Semanas atrás señalamos que se abrió una nueva coyuntura. Planteamos que esto se debía a que el signo de los desarrollos era una dinámica de retorno a cierta “normalidad” y que la base material de ello no solamente era la caída del contagio en los meses de verano –con la excepción de la primera semana de enero- sino sobre todo la recuperación económica –se espera para este 2021 una recuperación del 6% del producto- así como también la vuelta a clases en los colegios primarios y secundarios, aun si este retorno es desigual (las universidades se mantienen cerradas).

Estos elementos son los que siguen estando sobre la mesa, pero de manera casi inmediata se han comenzado a combinar con el rebote y la escalada de los casos. El dato internacional es que a pesar incluso que algunos países imperialistas están adelantados en materia de vacunación –sobre todo Estados Unidos, Gran Bretaña e Israel y Chile entre los dependientes-, de cualquier manera el contagio no parece decaer, viviéndose segundas y hasta terceras y cuartas olas en distintas partes del mundo (una característica de la pandemia es su desarrollo desigual en todos los órdenes).

Mientras los grandes laboratorios capitalistas se hacen millonarios con las patentes y el cobro de las vacunas, y los países imperialistas acaparan las dosis, la pandemia no da ninguna muestra de que podría extinguirse de “muerte natural”. Y en la medida que se extiende en el tiempo, nuevas cepas más resistentes emergen (como las cepas de Manaos, Gran Bretaña, californiana, sudafricana, etcétera).

Tomándola como parámetro, la última pandemia universal, la “gripe española” de cien años atrás, golpeó tres veces y terminó extinguiéndose al costo estimado de 60 millones de muertos… (Atención que en ese caso no hubo vacunas como ahora).

En esta oportunidad, la pandemia no da muestra alguna de extinguirse –al menos no por ahora-; se reproducen nuevas cepas más resilentes y contagiosas mientras estamos todavía mundialmente en una carrera desigual entre el contagio y la vacunación.

Eso es lo que hace inevitable la segunda ola en nuestro país, sumando a una cuestión evidente: la administración de las vacunas por parte del gobierno de Alberto Fernández viene siendo muy lenta como para evitarla. Esto tiene varias razones, que van desde el acaparamiento de vacunas por parte de los países imperialistas hasta el hecho cierto que el gobierno se ha negado a tomar medida alguna, no solamente para unificar el sistema de saluden un solo sistema estatal sino que, por lo demás, teniendo sede en el país los laboratorios del empresario Sigman, Abxcience, laboratorio que está produciendo la vacuna de Astra-Zeneca para ser fraccionada en México, no se proceda a estatizarlo y al mismo tiempo que se garanticen los insumos para empaquetarla en la Argentina.

Desde ya que esto que proponemos no es una medida de corte nacionalista ni para sumar al Estado argentino a la vergonzosa competencia internacional por la vacuna, sino parte de nuestro planteo de transformar la vacuna en bien común de la humanidad y transformar también las empresas que la producen, en este caso Sigman, en empresas sometidas a utilidad pública para satisfacer lo que es la necesidad más acuciante de la población, que es vacunarse.

Habiéndose llegado a 14.000 contagios este lunes 29/03, un nivel no alcanzado desde octubre pasado, hay que ver cómo afecta a la coyuntura nacional. La misma viene dinamizándose con la recuperación económica (aun siendo esta desigual, evidentemente, y que habrá que ver qué afectación tiene con la nueva escalada del contagio). Una recuperación económica que presiona sobre los precios por el solo hecho que las cosas están moviéndose más, que se expresa en pedidos laborales para las nuevas generaciones de trabajadores/as –aunque mayormente precarios-, y también en la normalización relativa que significa la vuelta a clases, exceptuando la Universidad(aun si todos estos factores pueden ser provisorios atendiendo a la curva del contagio).

El gobierno señala que no está en sus planes volver a cuarentenas generalizadas; que el tratamiento será “localizado” y se apelará a los “cuidados personales”… Pero si es un hecho que, en general, todo el mundo está harto del encierro, también es verdad que Alberto y los K no fueron capaces de tomar una sola medida que cuestione el status quo en el sistema de salud pública: ni unificarlo, ni aumentar sustancialmente los cuidados y el salario del personal de salud; ni, menos que menos, garantizar el abastecimiento de vacunas para evitar la segunda ola.

Por lo demás, el cruce contradictorio entre cierta recuperación laboral, el atraso salarial, el crecimiento de la precarizacióny también de la pobreza, están dando lugar a nuevos fenómenos que son parte de esta nueva coyuntura: los reclamos por salario en los más diversos sectores (reclamos que vienen creciendo), las peleas contra la precarización laboral entre los repartidores, así como las grandes movilizaciones del movimiento piquetero con el crecimiento de las organizaciones que están en la calle –el triunvirato piquetero oficialista está guardado- reflejando el crecimiento de la pobreza y las necesidades.

El juego de la polarización

En este contexto se puede apreciar el juego entre el gobierno y la oposición patronal. Desbordes de momento no hay. El gobierno, a pesar de sus peleas internas, sigue controlando la coyuntura. Y en la medida que –lentamente- comienza a instalarse el año electoral (acaba de anunciarse un acuerdo entre el Frente de Todos y sectores de Juntos por el Cambio para realizar las PASO en septiembre y las generales en noviembre; hecho que ha generado diferencias en la coalición opositora ante el rechazo de la UCR y la Coalición Cívica por lo que habrá que ver cómo sigue), de un momento a otro comenzará la campaña electoral propiamente dicha.

De ahí que hayan comenzado a aparecer algunas encuestas donde, grosso modo, el oficialismo estaría nacionalmente en promedio unos 10 puntos arriba de Juntos por el Cambio, jugándose entre ambos a polarizar la campaña electoral y encauzar los desarrollos por ahí (aun si lo que se viene es una campaña en cierto modo bastante atípica).

En el caso del oficialismo todos sus integrantes están alineados detrás de aprovechar la pandemia para tener dormidos los reclamos. El 99% de las organizaciones sindicales y piqueteras responden al oficialismo y desde el inicio de la pandemia se han negado a movilizar, dejándole muchas veces la calle a la derecha.

Las diferencias en el Frente de Todos parecen ser más tácticas y de tiempos que otra cosa. Por ejemplo, en relación al pago de la deuda: Cristina Kirchner hace declaraciones altisonantes a sabiendas que las mismas no tienen ningún asidero real si no se rompe con el Fondo (¡cosa que los K ni en sueños piensan hacer!). Alberto, por su parte, afirma que en 2022 y 2023 no se pueden pagar los 18.000 millones de dólares que correspondería según lo pactado con Macri, cuando todo el mundo sabe que el acuerdo de facilidades extendidas que está negociando Guzmán es por 10 años con 4 de gracia. En consecuencia, las declaraciones de ambos son para la tribuna, para agradar a su base y para meter presión en una negociación donde casi lo único que está en discusión (más allá de detalles) es si no conviene firmar el acuerdo una vez terminado el proceso electoral…

En todo caso la única crisis real en la coalición oficialista es por el temor de Cristina a la persecución judicial siendo que ellos son gobierno; un temor que eyectó por los aires a Losardo –por incompetente para frenar sustancialmente las causas en su contra- aunque el derrumbe del Lava Jato en Brasil y la libertad de Lula juegan a su favor.

Como nota al pie señalemos, por otra parte, que el oficialismo con Massa y el hijo de los Kirchner a la cabeza, se acaba de anotar un poroto con el aumento del piso de Ganancias; un aumento que no solamente cae bien entre los trabajadores sino también en la patronal, que no podía administrar las horas extras que necesita para la recuperación económica.

De todas maneras, además que el impuesto no ha sido eliminado, muchos trabajadores y trabajadoras ya están señalando que esto es pan para hoy y hambre para mañana, porque con las paritarias, la insuficiente recuperación salarial –en muchos casos- los haría entrar nuevamente en el pago de Ganancias…

Por su parte, Juntos por el Cambio no la tiene fácil. Entretiene a su base electoral con los banderazos, la vacunas VIP y otras campañas, pero el perfil de Bullrich y Macri no parece ser el más adecuado para pelear por el electorado centrista.

Por lo demás, la idea que el gobierno de Macri habría sido un “primer tiempo” aspirando ahoraa uno segundo se choca contra la pared de una gestión incompetente que no dejó satisfecho a nadie –siquiera a los empresarios a quienes representaba- a sabiendas, además, que si no voló por los aires luego de las Jornadas de Diciembre del 2017, esto se debió a la gobernabilidad otorgada por los K[2].

Con las direcciones sindicales y piqueteras jugadas a la contención y la falsa polarización por arriba entre el gobierno y la oposición patronal (atención que tienen matices pero uno es funcional al otro para contener la dinámica política entre ellos), la apuesta es a que no haya desbordes y encaminar las cosas por la vía de las elecciones.

Apoyo a las luchas y campaña por el salario mínimo

Como señalamos arriba, la izquierda supo ocupar el lugar vacante dejado por los K el 24. Recogió, entre otras cosas, la memoria histórica de una generación militante que dio la vida por una sociedad socialista y mostró que tiene un lugar ganado entre amplios sectores de la vanguardia.

Sin embargo, dicho esto hay que sacar algunas conclusiones (amén de la ausencia de los sectores progresistas que siguen respondiendo a los K). ¿Qué se expresó en la Plaza? Por un lado, el coyuntural crecimiento del movimiento de desocupados, donde el hecho que esté en parte encuadrado en la izquierda, no deja de ser progresivo (sería peor que todo esté controlado por los K o que estuvieran a la derecha, evidentemente). Sin embargo, en ambos, Polo Obrero (oficial y tendencia) así como en el MST y otros grupos de izquierda menores, predominan prácticas clientelares estatizantes idénticas a los demás movimientos y, por lo demás, esos movimientos tienden a reemplazar la militancia partidaria.

La mezcla de movimiento y partido degrada dicha militancia política. Se llevan columnas regularmente grandes a las movilizaciones pero esa “masa” de militantes sociales, por así decirlo, no tiene capilaridad real en la actividad política cotidiana porque no son eso; no son militantes políticos.

Por otra parte, la presencia en la Plaza de las luchas fue incipiente. Hay un crecimiento de las mismas, varias de las cuales tienen una dinámica independiente, pero siguen siendo de vanguardia (las afirmaciones autoproclamatorias del PTS no tuvieron mucho asidero en el acto).

Es evidente que la Jornada tuvo un contenido democrático de importancia, expresado incluso en el hermano de Santiago Maldonado y uno de los abogados de Facundo Castro, asistiendo este último a la Jornada junto a nuestro partido, así como en repudio a los femicidios. Y lógicamente, también de toda la nueva generación militante que, en un sentido, es lo más estratégico y se vio reflejado con fuerza en nuestra columna en la cual tuvieron participación trabajadores de La Nirva, del Hospital Posadas, del astillero Rio Santiago, referentes de la carne, automotrices, metalúrgicos, del neumático, docenes, estatales entre otros.

En todo caso en lo inmediato hay una doble tarea. Por un lado, un esfuerzo por rodear de apoyo y solidaridad cada lucha que surge (en general de manera independiente de la burocracia), así como unificar y coordinar las luchas donde sea posible. Una herramienta para dicha unificación es la que estamos poniendo en marcha desde nuestra Corriente Sindical 18 de Diciembre: una pelea por ponerle un piso real y elevar el salario mínimo a 60.000 pesos.

Por otra parte, además, hay que evitar la naturalización de que no haya clases en la Universidad. Cuando casi todos los demás sectores están normalizados, esta medida parece ser una “sanción” al estudiantado universitario habitualmente bastante revoltoso o una condena como que es “prescindible” o una suerte de “sobrante social”…

Los problemas sanitarios existen pero al menos se podrían poner en funcionamiento con todos los cuidados sanitarios los primeros años que, al no tener práctica universitaria, amenazan con una deserción en masa si por dos años consecutivos no asisten a clases presenciales.

Tomemos las calles por una alternativa socialista

Finalmente, un elemento de importancia es la próxima campaña electoral de la izquierda. El desafío no se anticipa sencillo aunque aún es demasiado pronto para anticipar definiciones.

Venimos de un largo año pandémico y si en este momento estamos en una coyuntura más dinámica está el peligro del ingreso de la segunda ola.

La izquierda tiene un lugar ganado pero eso no puede escindirse de la dinámica de la lucha de clases. Además, subiste una división de importancia entre el FITU y nuestro partido que no es sencilla de saldar.

La Argentina se mantiene como un país con unas relaciones de fuerzas muy dinámicas. No se ha dado en el país un fenómeno reaccionario como Bolsonaro en Brasil; estamos lejos de eso.

Pero tampoco se vive una “situación pre-revolucionaria”, como afirman algunas corrientes. Por ahora no hemos logrado desbordar la contención del peronismo y los K y para ello se necesitará un ascenso en regla de la lucha de clases.

Decimos todo esto para que se entienda que los votos pueden ir y venir. Lo más probable es que el escenario electoral se muestre polarizado y además existe un fenómeno nuevo de extrema derecha como son los “Libertarios”.

Ninguno de estos fenómenos ha decantado cuando aún siquiera empieza la campaña; ni han decantado aún las relaciones de fuerzas relativas en la izquierda.

En cualquier caso, la jornada del sábado 1° de Mayo se muestra como de importancia y plantea la realización de un acto público con todas las medidas de distanciamiento social. Levantar una tribuna obrera y socialista que coloque a la izquierda, a nuestros partidos y figuras, como alternativa frente a la polarización patronal; una alternativa de independencia de clase y socialista.

Ganar las calles por esta perspectiva es también una tarea para las semanas por venir.

 


 

[1]Como nota al pie hay que señalar que los sectores independientes de clases medias progresistas acataron la consigna del gobierno y se quedaron en sus casas o hicieron acciones locales.

[2]Llamó la atención recientemente una nota editorial de Sergio Berenstein quejándose de la reaparición de Macri y su libro y señalando que el mismo carece de balance y que debería dar un paso al costado para dejar probar suerte a otras figuras de Juntos por el Cambio (lo que puede expresar el sentimiento de importantes sectores de la patronal).

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