Ley anti-piquetes: la «libertad avanza» con represión estatal

No podía ser de otra manera. Los "libertarios" no entienden por libertad otra cosa que la de los empresarios para hacer negocios. Para quien piense o necesite otra cosa, los bastones policiales.

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Libertarios Milei Marra
Foto: Perfil

«Los principios del liberalismo no viven en la realidad más que combinados con la policía»

León Trotsky

Es nada menos que el primer proyecto presentado por la gente de Milei en la Legislatura porteña. Comenzaron por exigir represión. Las frases sobre la «libertad» son para aplastar con la fuerza del Estado lo que no les gusta, lo sucio y popular, lo que quieren esconder bajo la alfombra mientras hacen negocios.

Afortunadamente, la movilización popular en Argentina tiene la fuerza para hacer muy poco probable que este proyecto sea aprobado. Pero Marra, Milei y los suyos quieren movilizar lo más que puedan detrás suyo a los más retrógrado de las clases medias y a los empresarios.

El Legislador Ramiro Marra, una de las caras visibles de la campaña de Milei, fue quien presentó el proyecto. No le dedicó mucho tiempo ni trabajo, apenas si tiene cuatro líneas:

«Artículo 1°. – Quedan prohibidas las interrupciones al derecho a la libre circulación y el funcionamiento normal de los servicios públicos por parte de dos o más individuos que se manifiesten vulnerando las disposiciones vigentes, durante los días hábiles.

Artículo 2°. – La Autoridad de Aplicación deberá designar un espacio particular en el cual las personas puedan manifestarse sin perjudicar a terceros, debiendo hacer la solicitud correspondiente con antelación.

Artículo 3°. – La Autoridad de Aplicación será responsable de estipular las sanciones correspondientes ante el incumplimiento de la presente Ley.

Artículo 4°. – Comuníquese, etc.»

Su libertad comenzó, para sorpresa de nadie, prohibiendo y pidiendo intervención represiva del Estado.

En el mismo tono es que en su momento presentó su plataforma Espert. Su proyecto de «reforma laboral» de «libertad» comienza por una prohibición: «1) limitar el derecho a huelga por ley y establecer el no pago de todo día de paro».

En sus justificaciones mediáticas dijeron cosas como «No puede ser que cada día que voy a trabajar tenga que enfrentarme a un corte de calle» y “sólo en el año 2021, hubo 713 piquetes, casi dos por día».

Digamos quién es quién. Marra es un «broker de bolsa», de eso habla cuando dice que «va a trabajar» y se encuentra con un piquete. Estamos hablando de esa gente que compra y vende partes de empresas, se lleva sus buenos dólares, saca día a día su tajada de lo que producen otros.

¿Quiénes realizan piquetes? En gran medida los movimientos sociales, que alimentan pibes todos los días en los comedores populares o administran cooperativas de producción, limpieza de calles o reciclado. También en enero fueron las decenas de miles de vecinos que se habían quedado sin luz. El año pasado los trabajadores eléctricos de EMA, que abastecen de energía a miles de personas con sus mismas manos. También los ferroviarios tercerizados, sin los cuales no hay transporte para la amplia mayoría de quienes viven en CABA.

Con campañas mediáticas, es verdad, muchos piensan que los que hacen piquetes «no quieren trabajar». Pero cuando son despedidos, o no les pagan sus salarios, o los dejan sin luz; es a ellos a los que les dicen «anda a laburar». Y tal es el poder mediático que a los que abastecen de electricidad a toda una ciudad les dicen «anda a laburar» y a quien se llenan sus bolsillos traficando con el resultado de trabajo ajeno se les permite decir que no los dejan ir a trabajar.

Motivos para protestar sobran. Los ricos empresarios que dominan la sociedad dan motivos todos los días. Bajo la excusa de «defender la circulación» se está defendiendo con represión policial los intereses de los responsables reales de esas protestas, los que les dan motivos todos los días.

Para los «libertarios», el Estado es el peor de los males cuando le cobra algún impuesto a un multimillonario. Pero cuando se trata de la represión estatal son sus primeros partidarios. Por algo la segunda en la lista de Milei es una defensora de los genocidas.

Su «libertad» es la de los empresarios y nadie más. Quien quiera quejarse porque sus condiciones de vida así se lo imponen no meren tal «libertad». De eso se trata: son los partidarios de la «libertad» absoluta de la clase dominante, de la «libertad» de disponer de las vidas de todos los demás porque así se los permite su posición social, de la «libertad» de los capitalistas de ejercer su dictadura social sin freno alguno.

Y sin embargo, ellos y los suyos participaron de unos cuantos cortes de calle también a lo largo de las últimas décadas. Las más recientes, las movilizaciones para defender a los delincuentes de Vicentín y en contra de toda medida sanitaria y de las vacunas y del «Nuevo Orden Mundial» (vaya uno a saber qué es eso). También en su momento defendieron los piquetes de los patrones del campo en defensa de sus riquezas. Esos piquetes no molestan porque son de «gente de bien». A ellos no hay que reprimirlos: ¿alguien espera otra cosa de este proyecto de ley? Si así es, le diremos que es como mínimo muy ingenuo.

El proyecto le pide también al Estado que sea quién decida dónde y cómo se puede protestar, asignando un «espacio» para tal efecto. Así, se simula que la libertad de protestar no es violentada.

¿Puede alguien creer semejante cosa? El Estado dice dónde, cómo, cuánta gente puede protestar. El Estado asigna para su comodidad y la de los ricos que las protestan sean así absolutamente impotente. Se la envía lejos, donde nadie la vea, en la que nadie se entere; de manera tal que ni siquiera se pueda decidir cuánta gente participa, porque todo «espacio asignado» tiene sus propios límites.

Que alguien nos cuente un ejemplo, tan solo uno en la historia del mundo, en la que una movilización haya conseguido algo de lo que quiere haciendo las cosas tal y como quiere la autoridad contra la que se protesta.

La «libertad» de los cómodos «brokers», banqueros, funcionarios bien aposentados (como el propio Marra) es lo único que defienden. La comodidad de hacer negocios a costa de las vidas de todos los demás, a los que se les permitirá decir lo que quieran siempre y cuando no les moleste a los ricos a los que se le reclama.

La «libertad» de Milei, Marra y compañía es la del bastón policial y el bolsillo empresarial.

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