El día de ayer, la gendarmería asesinó de un balazo por la espalda a Fernando Martín Gómez. Fernando era un bagayero y se dedicaba al paso de hojas de coca. Ni bien ocurrieron los hechos Patricia Bullrich esgrimió una serie de mentiras en Twitter que es preciso desenmascarar.

El narcotráfico no tiene nada que ver

En primer lugar, Bullrich afirma que se trató de un ataque de «narcos violentos» hacia la gendarmería. La actividad del paso de hojas de coca no esta realmente relacionada con el tráfico de estupefacientes, sino con el consumo en estado natural de esta planta.

Quienes se dedican al paso de hojas de coca son conocidos como chancheros, una modalidad especial de los bagayeros. En el norte el mascado de hojas de coca es una costumbre tal como lo es tomar mate en todo el país. Lejos de tratarse de narcos, se trataba de trabajadores de un oficio muy sacrificado que implica cargar bultos de hojas por largas distancias a través de la frontera. Además, los chancheros son constantemente requisados por la policía y la gendarmería, y en muchos casos son robados por estas fuerzas.

La Justicia también miente

Tanto la Justicia como el gobierno se han esforzado en esconder el hecho de que se utilizaron balas de plomo en una primer instancia y esto se devino en el asesinato de Fernando Martín Gómez a manos de Gendarmería Nacional. Los bagayeros fueron atacados tras dejar sus bultos y alejarse de los gendarmes. Estos respondieron disparando balas de plomo estando los bagayeros de espaldas, de manera totalmente canalla.

Si, según la Justicia, no hubo balas de plomo ¿Cómo se explica la muerte de un bagayero? Además, los chancheros no portan armas de fuego como los narcos de los que habla Bullrich.

La mentira de que se trató de un «ataque» es totalmente ridícula. Un grupo de bagayeros que son frecuentemente requisados por agentes de las fuerzas de seguridad se decide por atacar con piedras a gendarmes armados, esto en un lugar sin cámaras ni testigos, ridículo. Las piedras vinieron después de los balazos.

Mas tarde, los bagayeros fueron a reclamarle a la Gendarmería por la muerte de su compañero, tras lo cual fueron salvajemente reprimidos. En ningún caso hubo un enfrentamiento sino represión y brutalidad de la gendarmería.