“Hay 636 personas detenidas por crímenes de lesa humanidad: 508 en arresto domiciliario y 128 en instituciones penitenciarias” (Fiscales.org.ar 26/8/24)
Aun así, con este gran beneficio de la prisión domiciliaria que se ha extendido entre el conglomerado de genocidas juzgados y condenados, varios de ellos ya han sido encontrados en reiteradas infracciones a esa modalidad represiva, dejando a la vista de todos que es domiciliaria… solo para ir a dormir.
El caso que hizo intervenir al Ministerio Público Fiscal es el del ex aviador de la Prefectura Naval, Alejandro Domingo D’Agostino, condenado en 2017 a prisión perpetua por 12 homicidios en el ámbito de la ESMA. No hace falta explicar cuál fue su tarea más específica…
Pero condenado y en su casa, utilizó su habilidad para “volar” para estar en ella el menor tiempo posible. Le fueron registradas 10 salidas de su domicilio en forma injustificada en el curso de este año. Seguramente hubo “vista gorda” de parte de las autoridades que actuaron, pero aún así, el representante del MPF, sostuvo: “Ni es en el domicilio ni es prisión”.
En fechas de conmemoración de jornadas tan fuertes, como las que recuerdan la Noche de los Lápices y el segundo secuestro y desaparición de Jorge Julio López, retomamos un tema que, aun repetitivo, creemos es la bisagra para darle continuidad a esta gran lucha.
Ha sido tomado por la juventud que encabezó el recordatorio en las calles de las víctimas de La Noche de los Lápices y que es la “cachetada” que nos tiran todos los días desde los recintos judiciales. “Cárcel común a los genocidas, escuelas dignas a los pibes”, fue una de las consignas más coreadas.
Las prisiones domiciliarias a los genocidas ya no son una excepción por un problema de salud o avanzada edad: son una escalada contra la aguerrida lucha y conquistas logradas con décadas de lucha. Un regalo a los genocidas para que disfruten de su casa o… paseen tranquilos por el país. O, por qué no, alguno a lo mejor por el extranjero…
Así lo ha entendido la juventud que se movilizó por La Noche de los Lápices y así debemos extenderlo a lo ancho y largo del país en cada marcha, en cada concentración, en cada conmemoración por un/a compañero/a desaparecido/a. Para que no se escapen por la ventana a quienes hemos metido en prisión con mucha lucha, convicción y sacrificio de muchos/as.
Vuelta a la prisión a todos los genocidas condenados, junto con la continuidad de las causas aún abiertas, es la tarea más inmediata y urgente para honrar a nuestras víctimas y seguir nuestra pelea histórica y presente.