Las consecuencias del instrumentalismo como principio político

El derretimiento creciente de las fronteras entre el PTS/FITU y los K.

“La ruptura de los principios es gravísima, y la independencia política es unos de nuestros principios más importantes. Y los principios o -axiomas- revolucionarios no son, como podría creerse, algo de sectarios o un a priori político o de conocimiento, sino por el contrario un a posteriori: un concentrado de la experiencia revolucionaria anterior; de los jalones de la experiencia práctica acumulada por el movimiento obrero”.

R.S, Brasil: una vez más, Resistencia capitula al frente populismo”

La experiencia en el mundo de partidos neoliberales al frente de gobiernos durante los 80 y 90, y la alternancia con partidos social-liberales que aplicaron los mismos ajustes y continuaron las mismas políticas que sus antecesores aunque con lenguaje y gestos progresistas, son parte fundamental de la defraudación de masas que depositaron confianza en estos sectores. Los casos de Obama y Biden (“genocid Joe”) en EEUU abrieron paso a Trump; Hollande (PS) en Francia suplantado por derecha por Macron y con posibilidades actuales para la extrema derecha de Lepen ; el fracaso de los gobiernos del PT en Brasil y la caída histórica de la imagen del presidente Lula que mantiene intactas las contrarreformas de Bolsonaro; los 16 años de gobierno kirchnerista/peronista en Argentina que dejaron terreno fértil para la irrupción de la extrema derecha local bajo Milei.

Todos ejemplos particulares de una tendencia mundial a la polarización (por lo pronto asimétrica) que combina la defraudación de los gobiernos “con retórica progresista” y continuismo liberal, el crecimiento de las extremas derechas variopintas con ataques directos al movimiento de masas y sus conquistas, y la reacción por abajo ante estos ataques con movilizaciones, luchas y desbordes que pueden abrir paso a una radicalización de la lucha de clases y de la conciencia política.

La vivencia anticapitalista que se procesa mayormente en sectores de vanguardia, aún sin perspectiva socialista, es acicateada justamente por las crisis, guerras, barbarie ecológica y social, y la extrema derecha que son a su vez grandes llamadores de revoluciones.

El siglo XXI ha reabierto la etapa de crisis, guerras, barbarie y revoluciones, y somete particularmente a la izquierda revolucionaria al retorno de debates estratégicos, sobre todo vinculados al qué hacer político bajo las presiones y peligros planteados por la extrema derecha en el mundo. Debates estratégicos interesados, en el sentido que la política revolucionaria tiene como fin la conquista del poder por los explotados y oprimidos, y para lo cual la búsqueda de puntos de apoyo resulta fundamental (toda lectura política es interesada, incluso en los casos de supuestos intelectuales como Mosquera, con quien debatiremos también en este texto). Dicho de otra manera, los peligros que plantea la extrema derecha en el mundo tienen su reversibilidad en enormes posibilidades revolucionarias a condición de impulsar una política que se abra paso ante las dificultades y pelee a brazo partido por una estrategia revolucionaria.

En este marco, una de las grandes dificultades está vinculada al bloqueo activo por parte de los partidos social-liberales al enfrentamiento extraparlamentario de las fuerzas de extrema derecha, a fin de evitar la radicalización en la lucha de clases y el desborde al régimen por izquierda. Bloqueo que dificulta al extremo la posibilidad de Frentes Únicos de lucha contra las políticas reaccionarias y que se transforman en una trampa Frente Populista (de conciliación de clases) junto a los garantes de la gobernabilidad.

Estos Frentes Populistas incluso electorales, política de sectores de la burguesía para desarmar toda posibilidad de irrupción consciente de los de abajo y sus partidos por la vía de la lucha de clases, han vuelto a la escena política como es el caso de Francia con el PS, PC, Francia Insumisa y la capitulación a este frente amplio por  el NPA A, o el caso de Brasil con la capitulación del Psol al frente del PT de Lula  y el PSDoB de Alkmin.

Desde nuestra perspectiva planteamos un debate frontal con la sectores de la izquierda argentina y en particular con el PTS, que parece deslizarse insensiblemente hacia el frentepopulismo por la vía instrumental de acuerdos oportunistas con sectores del kirchnerismo y del peronismo, arrastrando tras de sí al conjunto del FITU (con vaivenes ocasionales del PO). Una orientación fuertemente alentada por las corrientes burguesas del país, y propagandizada por  con promotores teóricos de la “derrota en argentina” y la conciliación de clases, como el caso de Martín Mosquera de Jacobin con quién debatiremos en otro texto.

 Consecuencias del instrumentalismo como principio político

Una serie de posicionamientos políticos -como ocurrió días atrás con la defensa de las PASO proscriptivas por parte de los diputados del FITU, dirigidos políticamente por el PTS que arrastró al PO a su posición- sorprendió a sectores de la vanguardia e incluso del periodismo: “Figuras relevantes como Máximo Kirchner, Carlos Heller y Hugo Yasky, estuvieron entre quienes se manifestaron en contra. También se pronunciaron negativamente legisladores del Frente de Izquierda como Nicolás Del Caño y Vanina Biasi” (infobae, 6/2/25).

Sorpresa generada no sólo por la defensa de un mecanismo proscriptivo impuesto por el kirchnerismo[1], sino también por el entusiasmo vergonzante con el que se llevó adelante la claudicación. “Parecía que estaban defendiendo una conquista democrática del movimiento obrero”, ironizaron algunos periodistas en conversación con referentes de nuestro partido.

Pero el ruido alrededor de las ubicaciones de esta fuerza no se limita solamente al ámbito parlamentario. En lo que va del 2025 se desarrollaron una serie de intervenciones políticas que llamaron la atención respecto del rol jugado por el PTS en conflictos que podrían haber significado un costo de proporciones para el gobierno. El caso del conflicto del Hospital Laura Bonaparte, donde hubo 200 despidos que pasaron sin más gracias a la dirección traidora de la CTA que se dedicó a hacer festivales para desgastar, es uno de ellos. Allí, dicho el PTS acordó un “Frente Único de No Lucha” junto a la dirección del conflicto a cambio que Myriam Bregman fuera oradora exclusiva por la izquierda. Un acuerdo instrumental cuyo efecto concreto fue el de evitar cualquier intento de desborde al sindicato, imposibilitando una lucha frontal contra la política del gobierno de Mieli. No se explica de otra manera que -incluso teniendo despedidos de su propia organización- no hayan presentado una orientación para pelear la dirección del conflicto cuando los festivales convocaron unos 3 mil asistentes dispuestos a luchar, a realizar cortes en avenidas en defensa del hospital y la salud pública, y no solo escuchar discursos y música.

La misma lógica se repitió de cara a la movilización del 1F, donde la propuesta de la movilización inmediata para repudiar los dichos de Milei en Davos fue llevada adelante por Manuela Castañeira y el Nuevo MAS en una asamblea de miles de personas. Política que chocó contra la pretensión peronista/kirchnerista de esperar al 8 de marzo (acompañada inicialmente por Bregman).

La movilización luego fue acaparada de manera burocrática por sectores vinculados al peronismo para evitar la realización de un acto y documento que confrontase explícitamente a Milei y así, impedir que la jornada se transformase en un cuestionamiento abierto al gobierno. La pelea que dio la agrupación Las Rojas y el Nuevo MAS contra la dirección burocrática de Marta Dillon en Lezama planteando la necesidad de un acto y un documento, encontró nuevamente al PTS en Frente Único con el sector peronista.

Por el contrario, en momentos donde sí urgía unirse en las calles en defensa de las libertades democráticas como cuando el atentado contra Cristina Fernandez de Kirchner. En ese episodio de verdadera gravedad respecto de los derechos democráticos, el Nuevo MAS se volcó a las calles con sus propias banderas para coincidir en la movilización con los sectores que salieron a repudiar el intento de magnicidio. Por el contrario el PTS y el conjunto del FITU, que ahora se desespera por unirse al peronismo en la no lucha contra Milei, se negó a movilizar por considerar el hecho una nimiedad.

Por último, una nueva discusión atraviesa la vanguardia de cara al 24 de marzo, entre quienes defendemos la independencia política del EMVJ y quienes pretenden liquidar dicho espacio histórico arrastrándolo detrás de aquellos organismos que reivindican a los gobiernos kirchneristas. Bajo la bandera de la “unidad en la diversidad” y de “Frente Amplio” pretenden censurar la libertad de posición negándole al EMVJ el derecho a un documento propio y por esta vía liquidar su independencia política y del Estado. El operativo extorsivo encabezado por el PTS, que actúa de vocero del sector filo k, incorpora a otros grupos del FITU (a excepción del PO en este caso).

De fondo un enorme operativo del peronismo y el kirchnerismo actúa para diluir a los sectores independientes y de izquierda detrás suyo, a la vez que bloquean todo cuestionamiento político en las calles al gobierno de Milei, bajo la premisa de “esperar a las elecciones”.

No es la finalidad de esta nota realizar un balance exhaustivo de estos eventos, sino poner blanco sobre negro el nexo entre el parlamentarismo y la adaptación creciente del PTS y el FITU a las reglas del régimen, con el acuerdismo frente populista que se expresa de manera creciente en cada ámbito de intervención de lucha de clases. Parlamentarismo y frentepopulismo al que esta corriente llega por una mirada instrumental de la política revolucionaria (instrumentalismo que justamente va en detrimento del carácter revolucionario de la política).

Milei no se sostiene solo. El régimen actúa de conjunto para sostenerlo, en particular el kirchnerismo/peronismo, principal fuerza burguesa responsable de garantizar la gobernabilidad de Milei, jugandose con el alma a respetar (y hacer respetar) el mecanismo institucional de las elecciones cada dos y cuatro años. Como si los de abajo estuviesen obligados a esperar cuatro años bajo un gobierno que intenta imponer una derrota histórica a las y los trabajadores. Desde luego que un Frente Único bajo la dirección de los garantes de la continuidad de Mieli se opone de manera absoluta a las tareas planteadas para la izquierda revolucionaria.

Este debate y llamado a la reflexión para la izquierda en general y al PTS en particular es, además, una delimitación implacable respecto de la deriva política. Sobre todo en el marco que la extrema derecha de Javier Milei amalgama bajo un mismo signo al kirchenrismo/peronismo, que defraudó a vastos sectores populares y de trabajadores, a la izquierda anticapitalista y socialista, colocando un signo identitario común al afirmar que son todos “zurdos”, “comunistas” y “defensores del Estado”.

No es la polémica en sí la que nos motiva a escribir estas líneas, sino la necesidad de rescatar tanto la estrategia revolucionaria de apuesta al desborde de las direcciones traidoras para derrotar en las calles del gobierno de Milei, como los principios irrenunciables de la independencia política y la defensa incondicional de las mayores libertades democráticas bajo el régimen burgués. Lo hacemos a sabiendas que la corriente con la que polemizamos principalmente ha desarrollado la maña de no explicitar de forma escrita sus posiciones (salvo la defensa de las PASO). En lo que refiere al Bonaparte o el 1F como ejemplos de adaptación creciente, remitimos a textos publicados en su página, como a las posiciones de sus principales referentes a través de redes sociales en las que no existe ningún balance crítico de las direcciones traidoras.

PASO a PASO

“Deciden suspender las PASO en un almuerzo. Antes lo intentó Macri, ahora quiere hacerlo Fernández con los gobernadores en forma totalmente antidemocrática. Nosotros que siempre rechazamos el piso proscriptivo de las PASO para acceder a las generales, denunciamos que se está sentando un precedente gravísimo: se pueden modificar los calendarios electorales según lo que el oficialismo de turno se le ocurra” (Myriam Bregman, Twit 05/12/2020)

“Quieren presentar la suspensión de las PASO como un gesto de austeridad frente a la pandemia(…). Usan la pandemia a conveniencia.” (Nicolás del Caño, twit 05/12/2020).

“Basta de buscar ventajitas…Los cuatro diputados de izquierda no apoyan el fin de las PASO y al kirchnerismo se le complica la cuenta” (Myriam Bregman, Twit 31/10/2022)

 “El gasto político que significaron las PASO de 2023 es menos de la mitad de lo que el Gobierno asignó a la Agencia de Inteligencia. ¿Cuál recortará el gobierno? Imaginemos” (Myriam Bregman, Twit 26/11/2024)

“En los debates de la mesa del FIT-U el PTS negó que la ley de Paso constituya una intervención del Estado en los partidos. Como vemos, el embellecimiento llega a niveles sorprendentes. Dijo, además, que votaría en contra de eliminarlas aun cuando afirma que son proscriptivas, lo cual lo convierte en última instancia en cómplice de esa proscripción que afectó en todos estos años especialmente a la izquierda” (Juan Pablo Rodriguez, Prensa Obrera , 12/12/2024).

“La suspensión de las PASO de Milei es una estafa para establecer un sistema electoral a la carta según conveniencia circunstancial del gobierno” (Vanina Biasi diputada del PO, twit 4/2/2025)”

“Para que Jorge Macri logre suspender las PASO en la sesión de mañana de la Legislatura necesita 40 votos sobre 60. Los 3 legisladores del FITU votaremos en contra. Si los 18 del peronismo- kirchnerismo también votan en contra la ley se cae y con ello la manipulación del proceso electoral. ¿Pero harán lo mismo que en el Congreso nacional, donde votaron junto con Milei?” (Garbiel Solano, twt, 20/2/2025).

Podríamos cerrar este apartado sin agregar mucho más. Queda demostrado que la frase “nosotros que siempre rechazamos el piso proscriptivo de las PASO” ha sido utilizada como copy-paste por el PTS (por lo menos del 2020) desde que el peronismo insinuó darlo de baja para defender a continuación las PASO hasta la fecha. Los argumentos se repiten: la defensa de las PASO contra el argumento del gasto; la defensa de las PASO contra el manejo del calendario electoral a conveniencia del oficialismo (sea cual fuera). Y siempre, sin excepción, en defensa del mecanismo antidemocrático. En ese sentido la coherencia (oportunista) es inobjetable.

En cuanto al PO, qué decir. Dos meses atrás decían correctamente: «La reforma política pretendida por Milei, en contubernio con el kirchnerismo, pretende imponer restricciones y proscripciones de todo tipo que afectan directamente a la izquierda (…) La campaña contra este ataque debe ser tomado con fuerza por el Frente de Izquierda. Esto, al mismo tiempo, no puede ser argumento para defender las PASO, por sus pisos proscriptivos, y por la injerencia del Estado en organizaciones socialistas«. Sin embargo, votaron contra la suspensión junto al PTS, a través de la diputada nacional Vanina Biasi. Luego le suplicaron a los “18 del peronismo-kirchnerismo” que voten bien para evitar que las PASO caigan en elecciones legislativas en CABA. Humillación innecesaria. Las PASO también fueron suspendidas allí con el voto en contra exclusivo del FITU, lo cual según la correcta definición de Juan Pablo Rodríguez del PO, “lo convierte en última instancia en cómplice de esa proscripción que afectó en todos estos años especialmente a la izquierda”.

Desde luego que los oficialismos que han planteado la suspensión o eliminación, y en esto también Milei, lo hicieron a su conveniencia, ya sea por derecha o por extrema derecha buscaron fortalecer sus posiciones en el Parlamento de cara a elecciones ejecutivas. No hace falta ser un genio político para concluir esto. Pero eso no justifica la defensa de la proscripción, que revienta el principio elemental de pelear por mayores condiciones democráticas para los trabajadores y sus organizaciones.

No sólo los intentos de suspender o eliminar las PASO responden a conveniencias políticas. ¿Qué intereses movieron al gobierno de Cristina Kirchner, Mauricio Macri, Alberto Fernández, y al sector kirchnerista de Unión por la Patria que votó contra la suspensión en 2025, a defender la continuidad de este mecanismo? Conveniencia política sin dudas. Igual que el FITU que las defiende para apropiarse, pos PASO, de los votos del Nuevo MAS y Manuela Castañerira. Y que para tal efecto votó en bloque y a grito pelado contra la suspensión de las PASO junto al kirchnerismo y parte de la UCR, las lacras burguesas que le sostienen la vela a Milei para que siga gobernado. A eso se reducen los principios de la cooperativa electoral.

Agreguemos otra razón secundaria pero importante: evitar la negociación fratricida que implicará, ahora que las PASO fueron suspendidas, tener que aceptar las imposiciones del PTS de encabezar todo y atrás el resto. Recordemos que las elecciones del 2023, esta corriente impulsó como candidatos a presidenta y vice la fórmula  Bregman y del Caño como propuesta extorsiva, lo cual forzó internas, y dio lugar a acusaciones de racismo entre otras.

Finalmente Milei no pudo presentar su reforma política reaccionaria y debió limitarse a la suspensión de las PASO para conseguir apoyo de sectores del peronismo. Ante esto, los diputados del FITU (PTS y PO) argumentaron en primer lugar, que rechazaban la suspensión por los objetivos últimos del gobierno de una reforma reaccionaria. Pero acaso ¿es un hecho consumado que el gobierno logre imponer un régimen de exclusión de las elecciones al conjunto de la izquierda y la reducción de la participación a 2 o 3 partidos capitalistas? No. Esto dependerá de la lucha de clases y de los cientos de conflictos que podrían estallar incluso cuestionando al gobierno, a condición de que la izquierda revolucionaria dispute la dirección de las luchas y no se dedique al toma y daca para figurar en actos con los partidos conciliadores. Insistimos, dependerá del resultado de la lucha de clases y no estrictamente de una discusión superestructural en la que parece haber quedado enfrascado el FITU en una deriva parlamentarista.

Desde luego que en nuestro caso habríamos justificado nuestro rechazo a las PASO desarrollando un programa independiente basado en eliminación de las PASO proscriptiva, financiamiento estatal de los partidos políticos y prohibición del financiamiento privado, proporcionalidad para todos los cargos en función de los votos, y salarios de los legisladores igual al salario docente. Y en el sentido del voto nos hubiéramos abstenido, o nos habríamos retirado del recinto.

Haber votado junto al kirchnerismo es un error garrafal que sólo se puede entender por una creciente adaptación a la institucionalidad burguesa, la misma institucionalidad que se denunciaba en prensa obrera, y que fue luego aplicada por la diputada del PO.

Peligros, posibilidades, la pelea por la dirección y la deriva instrumentalista

“El frente único obrero nada tiene que ver con el frente popular, el frente de conciliación de clases o el “campismo”. Nuestro terreno es el de la clase obrera, el de su independencia política. El frente único obrero es una táctica a tales efectos para juntar fuerzas entre las organizaciones de clase contra el enemigo de clase común, la burguesía, o, en el terreno político, para luchar por la independencia política de nuestra clase, por la convicción de que la clase obrera puede transformarse en clase histórica y dirigir la sociedad. Lo opuesto es el frente popular, que es la subordinación política de la clase obrera, su supuesta “orfandad” en relación a la clase burguesa, bajo su comando, bajo la idea que sólo los políticos burgueses, sus abogados o lo que sea, son los que pueden “hacer política” y/o comandar las cosas.” (Cuestiones de Frente Único, Roberto Saenz).

“El aparato del [frente único] (refiere al frente popular del PC, PS y el partido Radical burgués) juega, frente a los movimientos espontáneos de las masas, el papel completamente consciente de desorganizador(…) No se puede salvar la situación más que si se ayuda a las masas en lucha, en el proceso de la propia lucha, a crear un nuevo aparato que responda a las necesidades del momento”. (Frente Popular y Comités de acción, León Trotsky).

Es conocido que Trotsky impulsó la táctica del Frente Único Obrero, que incorporaba a partidos reformistas como el mismo Partido Socialdemócrata Alemán, con el objetivo de impulsar una lucha común contra el fascismo en ascenso. El Frente Único es siempre una táctica, de importancia pero una táctica al fin, cuya aplicación no puede ir en detrimento de la independencia política ni volverse en contra del programa de los revolucionarios cuyo objetivo es la toma del poder por la clase obrera. Esta táctica se oponía absolutamente a la orientación izquierdista conocida como “tercer período” del estalinismo mediante el cual se identificaba a la socialdemocracia (partido reformista que dirigía sectores obreros de masas) con el facsismo, una orientación traidora que impidió tanto la defensa común frente a los ataques del fascismo, como la posibilidad que el Partido Comunista (estalinisado) disputará la base socialdemócrata.

Luego del triunfo del nazismo en Alemania, y ante el peligro tanto de fascismo como de revolución en España y Francia, el estalinismo hizo un giro oportunista en un vuelco de 180 grados. Así, cambió su táctica y viró a un Frente Popular pero no con organizaciones obreras reformistas, sino con partidos burgueses. Estos frentes de conciliación de clases rompían la independencia política a la vez que bloqueaban la lucha consecuente contra el fascismo y por el poder.

Esta táctica de Frente Popular ha sido una política desarrollada en diversos momentos históricos, como un operativo exactamente contrario a los del impulso de la independencia de clases, y de la lucha contra el enemigo de clases, y la conquista del poder.

La tarea de derrotar a un gobierno nunca fue tan urgente desde la vuelta de la democracia hasta la fecha. Milei apuesta a imponer una derrota histórica a la clase trabajadora, lo que implica no sólo ataques económicos sino llevar  adelante ofensivas contra todos los elementos adquiridos mediante la lucha contra los gobiernos y el Estado (desde educación y salud, hasta libertad de organización, de protesta, de prensa). La mayoría de las organizaciones trotskistas del país fueron incapaces de caracterizar correctamente a este gobierno, reduciéndolo a una variante más de gobierno capitalista. Al día de hoy, ese punto de partida economicista y simplista impide dar cuenta del peligro real que significa el gobierno de Milei.

Por otra parte, promotores teóricos del derrotismo y la conciliación de clases como Jacobinlat a quienes nos referiremos en otra nota, se apresuran a declarar “derrotas en frío” desde los escritorios de las redacciones para alentar frentes amplios electorales con el kirchnerismo y “frenar el avance de Milei”. Operativo que coincide con el abrazo de oso que ensaya el kirchnerismo/peronismo de bloquear la posibilidad de derrota de Milei en las calles, y de reducir las alternativas políticas a un sólo “campo progresista” reventando a la izquierda y liquidando toda  posibilidad de salida anticapitalista y socialista.

El operativo Frente Populista (también bautizado como Frente Antifascista) es impulsado y dirigido por el kirchnerismo, sectores del peronismo y sindicatos que tienen como fin evitar las movilizaciones masivas y borrar todo filo anti Milei para evitar que la bronca se transforme en un cuestionamiento a su continuidad. Para que el Frente Único de NO lucha (y conciliación) funcione, le endulzan los oídos a sectores de la izquierda con lazos y acuerdos parlamentarios y extraparlamentarios. Una trampa en la que el PTS es el primer cazado. Es significativo el negacionismo de esta corriente respecto de una realidad evidente: el peronismo/kirchnerismo como partidos burgueses (si! partidos burgueses orgánicos del Estado) son más grandes, con más recursos y orgánica, y mil veces más “vivo” y maniobrero que cualquier tacticista de izquierda. Pensar que vas a “usar” al kirchnerismo en una negociación o que el rédito de los acuerdos son mutuos, es de un infantilismo descomunal.

En tanto fuerza burguesa, los k apuestan a reconquistar la simpatía de la burguesía cuidando la institucionalidad y demostrando ser “capitalistas de bien”. Así, toda la potencia de la reacción ante los ataques, la movilización y el sentimiento anti-Milei que crece entre sectores de la sociedad demostrando que es una estupidez oportunista hablar de derrota, es pisoteada por los administradores burgueses de la conflictividad político-social.

El problema de la dirección se coloca en el centro de los problemas políticos del país. Para que el “basta de Milei” se masifique hay que suplantar, en primer lugar, a las direcciones traidoras por un Frente Único de Lucha que incluya a la izquierda, a los sectores de vanguardia y a todas las fuerzas políticas, sociales y sindicales que estén dispuestas a pelear implacablemente contra el gobierno, apoyándose en los vastos sectores sociales que acumulan bronca contra Milei.

Sólo de esta manera el continente de masas que se encuentra asediado por la crisis social -que, cómo tal, no tiene una salida mecánica por izquierda – podrá encontrar una referencia y unirse a los sectores más conscientes y la izquierda bajo su dirección. Queda claro que la negativa del FITU/PTS de no pelear junto a Nuevo MAS la dirección de la movilización masiva del 1F es un ejemplo de lo que referimos, una pelea que no se reduce a las “internitas de la izquierda” sino a problemas y tareas estratégicas.

El instrumentalismo, que siempre fue un rasgo del PTS, comienza a tener consecuencias mayores. Nos referimos por instrumentalismo a la lógica que implica subsumir toda la política a la estricta conveniencia del partido, independientemente de los intereses inmediatos y/o históricos de la clase obrera y los oprimidos. Una lógica de aparato donde el interés propio del partido, sus diputados o una agrupación por caso, aparecen hipostasiados y desconectados de las necesidades de la lucha de clases.

En el caso del PTS esto se refleja en el interés de capitalizar de manera ficticia la representación de la izquierda (y no por una vía legítima derivada de la prueba de su organización en la lucha de clases, la competencia legítima entre corrientes, y la conquista de la hegemonía sobre el resto) se desconecta y hasta se opone las tareas planteadas para la izquierda. Tareas que, una vez más, siempre son concretas y están determinadas tanto por los intereses históricos e inmediatos de los explotados oprimidos como por las condiciones concretas de la lucha de clases. En este caso, la urgencia de pelear a cómo de lugar, y aún con dificultad de condiciones, la dirección de los conflictos y de mellar a las direcciones conciliadoras con Milei.

Al respecto de esto, nuestra corriente ha problematizado la relación entre medios y fines (ver “Los fines y los medios, o las leyes de toda política” de Roberto Saenz), que como afirma Trotsky en “Su moral y la nuestra” están contextualizados siempre en relación a la lucha de clases: no son los mismos medios válidos y necesarios para una finalidad, que en el caso de los revolucionarios, es terminar con la explotación y la opresión.

El PTS desechó el  hilo que vincula los medios a los fines elevando a máxima lo que en realidad son medios, como es obtener una figura parlamentaria,  incluso si por esa vía lo que se rifan son los principios (como es  la defensa in-con-di-cio-nal de los derechos democráticos) y se postergan las tareas para acometer un fin ( la pelea por la dirección en manos de los conciliadores para la derrota de Milei, sin la cual es imposible pensar en terminar con la explotación ni la opresión). Este camino peligroso se encuentra pavimentado de múltiples acuerdos cuya lógica aparecen reducidos a figurar en tal o cual palco junto a figuras kirchneristas para aparecer como “la izquierda”. Una lógica que no tiene, insistimos un sólo “beneficiado”, muy por el contrario benefica en primer lugar al kirchnerismo que los usa de taparrabos por izquierda, a la vez que favorece el relato de Milei que “los k y los zurdos son lo mismo”.  Así el supuesto “beneficio” se logra a costa de las tareas estratégicas, y el instrumentalismo traiciona los fines.

La licuadora que ha significado la traición de las expectativas de masas por parte del kirchnerismo ha abierto terrenos la acción política de la extrema derecha. Pero la experiencia con el gobierno de Milei es un proceso que aún no ha cristalizado. Muestra de esto son los distintos procesos de lucha que se abrieron durante el 2024 y que recién iniciado el 2025 han hecho su debut con cientos de miles en las calles. La tarea fundamental de la izquierda consiste en impulsar la unidad de acción e incluso frentes únicos pero a condición de que sirvan para disputar las direcciones de los conflictos y desarrollar la pelea contra el gobierno de Milei generando puntos de referencia para todos los sectores sociales que viven y sufren el día a día bajo este gobierno.

Por esto la definición de “unidad en la diversidad” es funcional al operativo de contención/liquidación porque en pos de la diversidad regala el problema de la dirección. Preferimos la definición de Unidad para luchar, e incluso Frentes Únicos de Lucha con quienes quieran derrotar al gobierno, ahora sí, independientemente de su filiación política, y siempre disputando esa base “diversa” a las direcciones conciliadoras. La izquierda demostró durante gran parte del 2024 que tiene capacidad de acción en un sector de vanguardia y que puede ser referente alternativo ante el bloqueo activo (tambien es un error hablar de pasividad en este caso) del peronismo, los k y los sindicatos.

¿Es suficiente con esta ubicación para derrotar a Milei, a sabiendas de los límites organicos de la izquierda y su influencia de vanguardia y cuando mucho vanguardia amplia? No. Pero sin esta ubicación no hay ni para empezar. El realismo revolucionario no es posibilista ni “malmenorista” (frase que se vuelve sobre el propio PTS). Si la izquierda lucha implacablemente contra el operativo de gobernabilidad para Milei, puede abrirse paso a un diálogo con sectores de masas por la vía de la lucha consecuente, y representar el sentimiento de millones. En el otro camino se encuentra la liquidación de toda estrategia política recubierta de fraseología izquierdista, y la continuidad de Milei con los peligros que eso significa.

Es urgente el abandono de orientaciones que ceden ante el operativo de contención activa del kirchnerismo y el peronismo, los sindicatos y los centros de estudiantes. La izquierda puede ser alternativa política para miles y millones, a condición de que apueste sin especulaciones al máximo desarrollo de cada conflicto, del desarrollo de encuentros de trabajadores y luchadores, y forjando una alianza extendida a todas y todos los que quieran terminar con este gobierno.


[1] Las PASO fueron introducidas por una reforma política bajo el gobierno de Cristina Kirchner que tuvo por finalidad fortalecer el régimen cuestionado por el Argentinazo del “que se vayan todos”, y favorecer a las principales fuerzas capitalistas poniendo un piso electoraldel 1,5%  para la participación efectiva en las elecciones,  censurando a la izquierda y partidos minoritarios. Una conveniencia que no fue estrictamente oficialista, sino que respondía a necesidades de estabilidad políticas exigidas por la burguesía.

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