Fuera del tan anunciado «rebote», lo único que encontramos en la realidad son cifras que alarman por sus números negativos, con una recesión evidente y un desplome de las condiciones de vida de la mayoría.
Si bien queremos reflejar en esta nota el impacto de la recesión, no podemos dejar de mencionar que todo el relato del gobierno alrededor de la baja de la inflación, del superávit fiscal y de cómo los “salarios le están ganando a la inflación” son completamente falsos.
En primer lugar, la inflación en los números actuales sigue siendo alarmante. Los festejos por parte del gobierno son directamente ridículos. Ya se definió que van a venir aumentos mes a mes en todos los servicios como la luz, el agua, gas, etc, que van a seguir empujando los números inflacionarios para arriba.
La mayoría del superávit fiscal ficticio del gobierno se está costeando con el saqueo abierto a las jubilaciones. De ahí que Milei haya salido en varios medios diciendo que “le importaba tres carajos si se aprobaba, va a vetarlo porque el equilibrio fiscal no se negocia”. Una confesión a viva voz: el mentado equilibrio fiscal se está costeando con la pauperización de vida de los jubilados. Respecto a que los salarios le están ganando a la inflación… el nivel de consumo para marzo arrojó una caída del 11%.
Analizando ahora sí los datos de la actividad industrial, que son un reflejo claro de la recesión, nos encontramos con una caída estrepitosa.
En un informe presentado por la Confederación de sindicatos industriales (que nuclea al SMATA, la UOM, la UOCRA, etc) se muestra que por ejemplo en el 50% de la industria la capacidad instalada ociosa ronda el 40%. Que la capacidad instalada en uso baje drásticamente lleva necesariamente a otros datos: el 82% de las industrias recortaron los turnos de producción y también el 82% dispuso de suspensiones para el plantel de trabajadores/as. Así como también el 47% está llevando a cabo planes de jubilaciones anticipadas y/o retiros voluntarios.
Una cara más de la recesión y los datos de la actividad industrial es la de los despidos, su cara más descarnada. El 73% de las empresas (3 de cada 4) afirmaron que desde principios de año cesantearon trabajadores. Con disparidad según la industria, más del 50% afirmó haber despedido alrededor del 5% de la planta. Y la obra pública cayó alrededor del 37% para abril, sumando más de 100 mil despidos a nivel nacional.
La política global de ataque de Milei lleva a la destrucción del tejido industrial y a la pauperización de vida de todos los sectores de trabajadores/as de la sociedad. Su apertura del comercio indiscriminado, la baja de aranceles para importación de diversos productos que son industrias claves (como el neumático, electrodomésticos, etc) impactan directamente en este sentido.
Lo que dejamos plasmado hasta ahora son números, datos que son necesarios para tener dimensión concreta de la situación económica y social. Pero cuando bajamos al terreno de lo real, vemos como la Fiat en Córdoba suspendió durante un mes entero… lo que llevó a las demás autopartistas como Tiberina, Montich a realizar despidos en sus plantas. O cómo en F2j lightning (ópticas) quieren meter preventivo de crisis. O más palmariamente cómo FATE despidió a 97 trabajadores en mayo, Mabe (electrodomésticos) a 200 de sus 100 0 trabajadores, así como también la Weg (lavarropas y secarropas). Detrás de los datos empiezan a haber cientos y miles de trabajadores/as que se ven en la calle o que ven en peligro su fuente de trabajo. Y, fuera de haber un futuro promisorio, el conjunto de las industrias dicen que para diciembre de este año creen que van a estar aún peor.
Pero así como la recesión impacta de lleno, las fábricas la usan de excusa para suspender y despedir a su antojo. Esperan que la Ley Bases les de un marco jurídico para sacarse de encima trabajadores/as con años de antigüedad y diversas conquistas, para poder contratar mano de obra ultra precarizada y con destrucción de convenios colectivos.
Al plan global del gobierno de destrucción de la industria nacional tanto por la vía de la recesión como el intento de destrucción de conquistas históricas de la clase obrera Argentina, así como el aprovechamiento de los empresarios atacando gremios independientes (el neumático) se lo enfrenta con organización en los lugares de trabajo, con medidas generales por parte de los sindicatos, con la movilización. Por eso es que el miércoles 12, cuando se trate la Ley Bases en el senado, es una oportunidad para tirar abajo no solo la ley, sino también todo el plan desindustrializador, anti obrero y recesivo de Milei.