El escándalo a raíz de la denuncia de Fabiola Yañez contra el ex presidente Alberto Fernández por violencia de género trajo consigo un enorme repudio social contra este hecho tan aberrante, a la vez que generó un tendal de declaraciones y posicionamientos oportunistas, y de paso un nuevo capítulo del ataque de la derecha contra el movimiento feminista. Dan náuseas Milei, Adorni y todos sus lacayos, que después de desmantelar todos los programas contra la violencia y atacar día y noche al feminismo y al colectivo LGBTTI, se hacen los “conmovidos” por Fabiola.
Las Rojas, como parte de este movimiento tenemos algunas cosas para decir.
En primer lugar, queremos dejar planteado el total y más absoluto repudio a estos hechos denunciados. Rechazamos todas las formas de violencia patriarcal, y condenamos absolutamente la mayor gravedad que tiene cuando se lleva adelante por quien ocupa el cargo más importante en términos de la institucionalidad de la democracia burguesa del país: el presidente.
El movimiento feminista ha luchado por años para lograr instalar que la violencia contra las mujeres y diversidades es un problema social, ni doméstico, ni familiar ni individual. Logramos al calor del Ni Una Menos que las denuncias fueran cada vez más frecuentes, y el repudio social cada vez más grande frente a cada caso.
Que hoy la ex pareja de un ex presidente pueda denunciar un hecho tan grave, al igual que la sobrina de Alperovich lo denunciara por abuso sexual (quien recibió una condena por ese hecho) es gracias a la lucha inclaudicable de este movimiento, como bien dijo Thelma Fardín.
Mientras Alberto Fernández anunciaba el fin del patriarcado (cuando la Marea Verde conquistó el Aborto Legal), en su casa golpeaba a su pareja embarazada. El asco es tan grande como la indignación que nos genera.
Asimismo, cómo bien señaló la dirigente feminista y socialista Manuela Castañeira “desde el movimiento feminista independiente y la izquierda denunciamos el cinismo de la extrema derecha del gobierno de Milei que quiere instrumentalizar este hecho aberrante de violencia para dirigirlo contra el movimiento de mujeres y la comunidad LGBTT, luego de generar un clima de odio hacia las mujeres y diversidades y desmantelar los pocos programas del Estado que existían para prevenirla”.
Lo que más náuseas da es el cinismo de la derecha reaccionaria, del gobierno de Milei, Adorni y sus voceros, que ahora se hacen los que ven la violencia hacia las mujeres. El provocador profesional de Manuel Adorni anunció por Twitter (al igual que funcionarias macristas) que frente a un caso de violencia se puede llamar a la Línea 144… ¡A semanas de formalizar el cierre del Ministerio de la Mujeres y la Diversidad y el desmantelamiento de la Línea de la que echaron a casi la totalidad de las trabajadoras!
Preguntan a los gritos dónde estamos las feministas, mientras montan campañas todos los días contra este movimiento, gracias al que hoy las mujeres dejamos de morir en la clandestinidad del aborto, o podemos denunciar abusos y violencias, gracias al que les niñes pueden hablar del abuso sexual en las escuelas con la ESI.
El gobierno que desmanteló todas las políticas contra la violencia, que cerró el Programa Acompañar -único subsidio para mujeres y diversidades víctimas de violencia-, restringió hasta hacer inaplicable la Ley Micaela, desreguló la aplicación de la ESI, desfinanció el sistema de Salud, particularmente los programas de atención pre y pos aborto, y alienta a los fachos con sus discursos de odio, como al lesbicida de Barracas, ahora ve la oportunidad de usufructuar política y oportunistamente un caso de violencia, y no duda en hablar en nombre de las víctimas.
Hoy más que nunca tenemos que seguir levantando bien alto las banderas de la lucha en las calles, de manera independiente de todo sector patronal y responder con lucha y organización a estos ataques.
Las responsabilidades de la dirigencia peronista
Nos indigna, y aunque sabemos de muchas militantes honestas que hoy se pueden estar sintiendo dolidas o traicionadas, lo cierto es que Alberto Fernández era el candidato de los empresarios que Cristina Kirchner postulaba para salvar al peronismo, y que nada tenía que ver con los derechos de las mujeres y diversidades, ni con los intereses de les de abajo. “Es la opción más conservadora del peronismo” dijimos desde el nuevo MAS cuando se anunció su candidatura. Y lo sostuvimos cuando muchas dirigentes peronistas – devenidas funcionarias – nos llamaron a confiar en él.
Pero el cinismo de quien decía usar corbata verde mientras violentaba a una mujer embarazada no deja de ser nauseabundo, y al igual que en todos los casos de violencia exigimos una condena ejemplificadora, que no debe quedar en la impunidad.
Muchas referentes del peronismo, y del kichnerismo, salieron a repudiar el hecho. Sin embargo muchas feministas que fueron parte del movimiento hasta que vendieron su independencia política para hacer campaña por Fernández, se mostraron consternadas ¡y hasta víctimas! Las que llamaron a las pibas de la Marea Verde a confiar en un candidato hijo del empresariado, ¡ahora lloran la traición!
Cristina Kirchner se llamó a silencio frente a este escándalo, ¡no dice nada de SU candidato, al que nombró porque quería ganarse el favor del voto empresario! Mayra Mendoza se ocupó de salir públicamente a declarar que Cristina es la primera víctima de Fernández, y Gómez Alcorta avisó que ella renunció al Ministerio antes que terminara el mandato de “Alberta”. Pero ninguna de estas dirigentes salió a pedir disculpas al movimiento feminista, ni a las pibas de la Marea Verde, por haberle dedicado toneladas de esfuerzo a intentar meterlo bajo el ala del gobierno de Fernández.
Durante años Las Rojas y otras organizaciones, las Actrices Argentinas, sectores del movimiento trans travesti, muchas periodistas y otras figuras públicas junto a los partidos de izquierda como el Nuevo MAS de Manuela Castañeira, peleamos para defender la independencia política del movimiento. Un elemento muy valioso para poder dar las peleas de manera consecuente y hasta el final, sin negociar nada con el poder de turno.
Para el año 2019 y al calor de las asambleas del Ni Una Menos, y la pelea por el Aborto Legal, con la masiva entrada de les pibis de la marea verde, el movimiento feminista se volvió masivo, y puso en pie espacios de acción unitarios. En asambleas larguísimas, con debates muy profundos de decenas de organizaciones y cientos de compañeres independientes en CABA, que se replicaban en todo el país, este movimiento construyó jornadas de acciones callejeras realmente masivas y de impacto.
Nos encontrábamos las pibas de las escuelas que venían en grupitos, actrices, periodistas, trabajadoras, organizaciones de izquierda, del peronismo, kichnerismo, dirigentes de las centrales sindicales, organizaciones barriales, sociales, asambleas que comenzaron a armarse alrededor de problemáticas específicas como la violencia hacia las niñeces y otras. Las peleas políticas siempre fueron duras, pero el objetivo lo merecía; construir un movimiento de lucha que mantuviera la independencia política del gobierno de turno, y de los poderes del régimen, alrededor de alguna reivindicación particular. Así protagonizamos un enorme Paro de Mujeres en octubre de 2016; ganamos el Aborto Legal; concentramos cientos de miles en la Plaza Congreso cada 8M, y un largo etcétera.
Pero esta unidad de acción, tan difícil de construir, se puso en jaque en 2019, justo antes de las elecciones. El gobierno de derecha de Mauricio Macri facilitaba de alguna manera tener puntos de encuentro en común. Pero la designación de Alberto Fernández como candidato presidencial de Cristina Kirchner posicionó a todo un sector del lado del poder.
La campaña fue tremenda, de repente todas esas dirigentes con las que debatíamos fervientemente en las asambleas comenzaron una campaña furibunda para convencer a su base que había que ir con “Alberta Presidenta”. Y las que nos quedamos del lado de la independencia política tuvimos que pelear para que no arrastraran al movimiento entero bajo su ala, ni lo convirtieran en un movimiento inocuo y estéril, sólo de fotos e Instagram.
Llamaron a votar al “presidente de la corbata verde” porque con él sí íbamos a estar mejor. Militaron día y noche una candidatura argumentando que las feministas “lo íbamos a condicionar”. Dijeron que enfrente estaba “el facho de Macri” y que Alberto era la única opción. A las semanas nomás de asumir Fernández comenzó su campaña contra el Aborto Legal, primero queriendo instalar que no era el momento del Aborto porque había que resolver la pobreza; como no lo logró intentaron que sólo fuéramos por la despenalización, y más tarde en algún momento, por el aborto legal. Pero la Marea Verde estaba firme y a fines de 2020 ganamos la legalización.
Durante la pandemia la violencia contra las mujeres y diversidades aumentó exponencialmente, y la única campaña del gobierno fue la del barbijo rojo (ir a farmacias a pedir un barbijo de ese color si había una situación de violencia).
El Ministerio de Mujeres y Diversidades fue una conquista del movimiento, que el gobierno de Fernández tuvo que dar frente a la avanzada del movimiento feminista que lo cuestionaba todo. Pero nunca se le asignó presupuesto real para dar respuesta a los problemas reales.
Y todas estas campañas fueron acompañadas por las dirigentes de los espacios K dentro del movimiento, que sin pena ni pausa se convirtieron rápidamente en funcionarias. La primera fue Eli Gómez Alcorta, que dejó las asambleas de Ni Una Menos, para repartir migajas desde su no oficina ministerial (nos seguimos acordando del Ministerio sin edificio). Las dirigentes de las centrales sindicales se negaron a llamar a Paro cuando fuimos miles y miles en las calles: del Paro Feminista de Octubre del 2016, pasamos a los “paros simbólicos” feministas, porque “no le podemos parar a nuestro propio gobierno”.
Alberto Fernández había anunciado a menos de un año de su gobierno “Y quiero que si alguna vez me desvío salgan a la calle y me lo digan”, pero resulta que ni Cristina Kirchner, Ni Gómez Alcorta o Estela Díaz (su par en la provincia de Buenos Aires), ni las que estaban en la cúpula de la CGT o las CTAs, salieron a las calles en ninguno de los tantos desvíos del ex presidente.
La responsabilidad de este sector es la de haber intentado vender la independencia del movimiento a un gobierno que se atribuyó haber terminado con el patriarcado. Quisieron atar y amordazar al feminismo a su proyecto político, pelearon para silenciar las peleas que muchas seguimos dando bajo el gobierno de Fernández. No lo lograron. Por eso el gobierno de los fachos de Milei todos los días y a toda hora ataca al feminismo: Porque sigue siendo un movimiento independiente y de lucha.
Y cediéndole así a la derecha conservadora dentro de su propio espacio político, le abrieron paso al gobierno ultra reaccionario de Milei, que hoy se declara públicamente enemigo número uno de las mujeres, las diversidades y especialmente del movimiento feminista. Es irritante escuchar a Grabois decir, que aún sabiendo todo lo que hoy sabemos y la experiencia que hemos acumulado, volvería a llamar a votar a Fernández. Las direcciones del peronismo y del kirchnerismo con Fernández no fue un error, fue decisión política.
Más allá del desenlace de la denuncia de Fabiola Yañez (que como, ya dijimos, exigimos una condena y que no quede en la impunidad), es importante que el movimiento saque sus conclusiones.
La denuncia de violencia contra Alberto Fernández efectivamente terminó de “desencantar” a muchas pibas y sectores del movimiento que legítimamente creyeron en sus direcciones cuando les dijeron que “Alberta” era la opción; es urgente sacar las conclusiones necesarias del problema que significa atar las banderas a espacios políticos de los de arriba, de los empresarios, en fin, del régimen, que indefectiblemente lleva a la “desilusión”.
Las alianzas de les de abajo solo pueden ser con les de abajo. Hay que confiar en la propia fuerza del movimiento, que hoy es un movimiento internacional, y que junto con la clase trabajadora, los movimientos de desocupados, la juventud, y todos los sectores oprimidos y la izquierda puede ser el que construya el cuestionamos a este sistema capitalista y patriarcal. Para dar la pelea por la emancipación de las mujeres, las diversidades, les trabajadores y en definitiva de la humanidad.