La confirmación de un plan de guerra contra los trabajadores

A un año de gobierno de Milei

Se cumplió el primer año de gobierno de Javier Milei al frente del gobierno nacional, y como no podía ser de otra forma, el discurso de balance oficial fue una mentira descarada que choca con la vida real de las y los trabajadores, los/as jubilados/as, la juventud y las mujeres.

Este balance se da en un fin de año en que contrasta la brutalidad del plan de guerra que Milei puso en práctica, con la “calma” ficticia impuesta por el peronismo/kirchnerismo junto con la asquerosa burocracia sindical de la CGT, que enchaleca al movimiento obrero mientras declara que “es tiempo de diálogo con el gobierno”.

El grado de acuerdo y complicidad entre Milei y el peronismo/kirchnerismo llega por estas semanas a su máxima expresión, con la búsqueda de planchar el país de cara a las elecciones del 2025. Un acuerdo político tácito entre una fuerza política del régimen que pretende regirse por el calendario electoral aunque en el medio revienten a los de abajo, y un gobierno de extrema derecha que hoy encamina el barco hacia las elecciones legislativas, pero que ha demostrado tener pretensiones bonapartistas y extraparlamentarias.

La naturaleza bonapartista del gobierno se vio limitado fundamentalmente por la movilización de sectores de amplia vanguardia en reiteradas ocasiones, a lo que los partidos y coaliciones capitalistas reaccionaron reencauzando la lucha política extraparlamentaria vía el acuerdismo del Congreso y las instituciones. Por eso el acuerdo de gobernabilidad y de la disputa política institucional encubre otro hecho artero: pretende naturalizar no sólo el desmadre de las condiciones de vida de los de abajo, sino que apunta a edulcorar a un gobierno que no es una variante capitalista más: es el gobierno más antiobrero, anti derechos humanos y anti juventud desde la dictadura de Videla.

Agreguemos a esto que la insistencia de fuerzas como el FITU/PTS que difunde a través de Myriam Bregman que “Milei es un gatito mimoso”, es una canallada que colabora en el mismo sentido del peronismo: mostrar a Milei como un gobierno más. Esta ubicación se explica por la adaptación al régimen de la democracia de ricos, que termina de quedar claro con la nueva defensa de Bregman y el PTS al régimen proscriptivo de las PASO heredadas del kirchnerismo, reafirmando en medios públicos que “la eliminación de las PASO le dará al gobierno un gran triunfo” (no sabíamos que los gatitos mimosos pueden hacer llorar).

Es exactamente al revés, lo que hay que hacer es plantear la eliminación de las PASO por ser un mecanismo proscriptivo (parece ridículo tener que escribir esto de corrientes que se dicen revolucionarias, y que llenaron páginas sobre la adaptación de la centroizquierda al “malmenorismo”) junto con un programa de reforma electoral radicalmente democrática, cuyos puntos desarrollamos en un texto reciente.[1] Pero la defensa incondicional que lleva adelante el FITU respecto de las PASO se explica además por el beneficio que les retribuye la proscripción de nuestro partido, el Nuevo MAS. Digamos como dato que, entre las fuerzas políticas que han hecho explícito su rechazo a la eliminación de las PASO, se encuentran también el PRO y la UCR… queda claro que el gobierno de Milei ha generado una licuadora en las fuerzas políticas de izquierda que se guían ante este gobierno como ante un animal domesticado.

Por el contrario, el año transcurrido, junto con el discurso del día martes 10, vuelve a poner en claro que el carácter bonapartista del gobierno se expresa por cada uno de sus poros, y también en el plano de la economía.

De conjunto, un plan de guerra se ha desatado hace un año sobre las y los trabajadores y sectores populares. Con un dato de absoluta relevancia: Milei no ha logrado una derrota testigo, un caso que le permita desmoralizar al conjunto de la sociedad. Por el contrario, el cierre de año con un Estudiantazo en regla a lo largo y ancho del país es una muestra de las relaciones de fuerza que persisten por abajo y que el resultado de esta guerra sigue abierto.

Un discurso provocador que niega la realidad[2] 

Como dijimos, el discurso de Milei fue cínico y mentiroso en la forma, y de reafirmación del plan de guerra contra los trabajadores de contenido. Un plan cuyo ideal reaccionario es de un país que sea un paraíso financiero para la burguesía imperialista, un mercado para EEUU, como anunció ayer con su pretensión de ir a un TLC (Tratado de Libre Comercio) y agroexportador. Esto implicaría de conjunto la destrucción lisa y llana de la industria, en un país fundamentalmente urbano y cuya industrialización relativa es el sustento laboral de millones de trabajadores, además del desfonde estructural y social del país.

El “caballo de batalla” del gobierno, acompañado por los medios de comunicación masivos casi sin excepción, es la baja de la inflación, que dio como resultado un engañoso 2.4% para noviembre.  Empecemos por decir que la piedra de toque del plan económico de Milei para vender como un éxito la baja de la inflación ha sido la destrucción salarial y, junto con esto, la inducción a una recesión económica brutal. Dos ejes complementados con un recorte de la inversión estatal inédito y la liberación indiscriminada de precios que, de conjunto, le han garantizado a la burguesía una enorme transferencia de ingresos a su favor.

El ataque a los salarios empezó inmediatamente, a días de asumido el gobierno, con una devaluación del peso (y por ende del salario) que tuvo como primer efecto un salto inflacionario del 25% en diciembre del 2023. ¿Alguien tuvo paritarias del 25% para recuperar esa pérdida? Desde luego que no. Tampoco los meses subsiguientes donde la inflación continuó desatada. Apuntemos, junto con esto, que al efecto inmediato de ese salto devaluatorio -que fue la pérdida de un cuarto del poder adquisitivo de los salarios-,  se sumó la liberalización de los precios. Por lo cual, los inexistentes controles de precios k/peronistas a las grandes cadenas de supermercados y distribuidoras, bienes de consumo y servicios, fueron suplantados por el descontrol capitalista para satisfacer su sed de ganancias. El resultado ha sido la dolarización de los precios de la economía a niveles extremos que crean un surco, una brecha agigantada, entre los salarios (destruidos por la devaluación y la recesión) y el costo de vida dolarizado.

Respecto del costo de vida, digamos que el país es no sólo el más caro de la región e incluso más caro que varios países de Europa, sino que además se requieren varios salarios mínimos más para poder satisfacer necesidades elementales que en aquéllos: “En Argentina se necesitan (para vivir) aproximadamente 6 salarios básicos más que Brasil o Perú (..) Y con respecto a Europa un promedio de 11 salarios mínimos más” (lanacion.com.ar 3/9/23, nota basada en informe de la UBA).

Podemos agregar que “Si se mira el tipo de cambio real, hoy está en los mismos niveles que estaba a mediados de 2018. Pero los salarios en dólares constantes son hoy un 26% más bajos que en ese entonces. O sea, hoy Argentina está tan cara como estaba en esa época, pero con salarios más bajos.”

Se estima que los salarios han perdido en promedio un 20% contra la inflación medido en términos interanuales (tomando salarios estatales e informales que son los que más perdieron, y los salarios privados). Así, la caída de la inflación queda como un dato irrisorio.

Datos, en definitiva, que dan cuenta de lo que los trabajadores viven cotidianamente. Que los salarios han sido fuertemente atacados y hasta los aguinaldos son devorados en gastos ordinarios en un fin de año cuesta arriba.

Sumemos a las provocaciones de Milei la afirmación en su discurso sobre el supuesto logro de que “el salario básico promedio crezca de 300 dólares a 1.100 dólares”. Por un lado, la absoluta minoría de los trabajadores cobra $1.200.000 (equivalente aproximado a 1.100 dólares). Es sabido por cualquier trabajador que los salarios en promedio están muy por debajo de esa cifra, lo cual explica que en el país de Milei más de la mitad de la población es pobre, y que para alcanzarla hay que tener más de un trabajo. Pero junto con esto, con alquileres de 3 ambientes a un promedio de 700 mil pesos (648 dólares aproximados, sin contar expensas), con el kilo de carne en un promedio de 10.000 pesos, en definitiva con una canasta básica de  $1.001.466 (INDEC) para no caer bajo la línea de pobreza… ¿quién se puede tragar el verso que 1.100 dólares son un gran salario?

Sumemos a esto la pretensión del gobierno de vender como una conquista un mandato que tiene como resultado una caída del PBI de 3.5%, y que coloca a Argentina como el único país del continente con decrecimiento en su actividad económica y, en consecuencia, despidos. Este hecho concreto ha tenido como resultado el aumento del desempleo del 5,7% (cuarto trimestre de 2023) al 7,6% (segundo trimestre 2024) como “daño colateral”.

En este marco, el superávit comercial y fiscal se explican por la combinación de una economía en declive y con un recorte drástico en la inversión estatal con gran impacto en la salud, la educación y las jubilaciones, entre otras, que dan cuenta clara del proyecto reaccionario de país que pretende Milei.

Este plan de conjunto no deja de tener grandes contradicciones irresueltas. Por un lado, un sector de la burguesía industrial no está conforme con una orientación de ventajas comparativas que suponen la dedicación del país al agro, la ganadería y la explotación de recursos naturales, a costa de la industria, que no podría competir de igual a igual con países industrializados como Estados Unidos -si Milei lleva adelante la medida anunciada de ir a un tratado de libre comercio-. Si para algunos sectores PyME es relativamente probable reconvertirse en importadores, para sectores más pesados de la industria es muy difícil, sino imposible. Hasta acá la burguesía acompaña sin fisuras el ataque a las condiciones de vida y salariales de las masas trabajadoras. Pero en cuanto a la orientación estratégica del país hay menos unidad, y las ventajas logradas a través del carry trade (vender dólares, prestar a tasas de interés en pesos que permitan margen de ganancia, y comprar dólares de manera incrementada sin invertir un mango, la clásica bicicleta financiera)  que les permite compensar la caída del consumo y de la producción dan jugo pero de manera coyuntural.[3]

Junto con esto, el país sigue sin generar dólares suficientes para afrontar las deudas multimillonarias con el FMI y la deuda externa de conjunto. Esta es una de las problemáticas más delicadas, sin solución facilista, salvo lograr nuevos préstamos con el beneplácito de Trump y engrosar más la deuda.

El Nuevo MAS prepara su IX Congreso de cara a un 2025 de ataques, luchas y elecciones

Sumemos a los debe del gobierno la persistente lucha de clases en Argentina, que ha sido el dolor de cabeza de todos los gobiernos, y que Milei no pudo aleccionar. La presión que ejerce sobre el conjunto de las y los trabajadores, sobre el movimiento estudiantil y docentes y no docentes que defienden la educación y la Universidad pública, y sobre quienes defienden los derechos y conquistas democráticas, puede decantar en nuevas movilizaciones que desborden a las conducciones peronistas y radicales que enchalecan la pelea contra el gobierno y abrir una nueva confrontación política.

Milei amenazó en su discurso con que “ya conocieron la motosierra, ahora van a conocer la motosierra profunda”. Le tomamos la palabra y nos preparamos para los ataques redoblados que pueden venir el próximo año. Este gobierno es una refracción nacional de un fenómeno internacional de crecimiento de la extrema derecha. Pero además de extrema derecha en el mundo hay polarización. Y hay sobrados ejemplos de que los ataques de estos gobiernos generan reacción desde abajo, como acaba de quedar nuevamente demostrado con el caso de Corea del Sur y el intento de golpe del presidente Yoon,  frustrado por la movilización masiva de trabajadores y sectores populares. A mayor saña por parte del gobierno mayor será la respuesta. El segundo round por la defensa de la Universidad Pública cuando intenten aplicar el ajustazo presupuestario, la posibilidad de nuevos despidos en el Estado, los intentos de cierre de hospitales como ocurrió con el Bonaparte, o cierres de fábricas masivas, además de nuevos ataques a las libertades democráticas, pueden encender la pradera.

Junto con esto, el 2025 tendrá su nuevo capítulo electoral ante el cual tenemos planteada la tarea de seguir construyendo una referencia de izquierda anticapitalista que no se diluya entre las fuerzas del régimen ni se adapte a las presiones parlamentarias, como lamentablemente ocurrió con el FITU.

El Nuevo MAS se prepara, a 25 años de su fundación, para el IX Congreso Nacional que se realizará en el teatro Picadero, con la participación de delegados y delegadas de todo el país, y la presencia destacada de Manuela Castañeira. Un ámbito que será preparatorio de las batallas que tenemos por delante en el 2025, pero con la mira puesta en derrotar a Milei y su plan, apostar a la irrupción desde abajo de las y los trabajadores, y darle una salida anticapitalista y socialista a la crisis del país. ¡Adelante compañeras, compañeros y compañeres, a conquistar el futuro!

[1] Ver “Milei y Cristina quieren endurecer el régimen proscriptivo” en izquierdaweb.com

[2] Los datos y estadísticas están tomados de “Un año de economía argentina bajo Milei” de Marcelo Yunes, publicada en esta edición. Para profundizar sobre los aspectos económicos recomendamos su lectura.

[3] Carry Trade con la que los capitalistas financieros internacionales se están haciendo “la América”. Ver en nota de M. Yunes ídem.

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