La burocracia sindical se ve obligada a realizar una acción de lucha, por más disfrazada que esté, contra la política económica del gobierno. El jueves pasado la mesa chica de la CGT resolvió proponerle al consejo directivo de esta central la realización de una movilización para el 17 de agosto.
El día de ayer este consejo directivo se reunió para formalizar esta convocatoria. Pese a las idas y vueltas, la consigna se presenta «en rechazo a la inflación» y con el reclamo de «unidad» para resolver los problemas de la economía.
El punto de reunión será a partir de las 15 en la sede de la central obrera, ubicada en la calle Azopardo 802. La idea preliminar es que la marcha sea desde el obelisco hacía Plaza de los dos Congresos.
Moyano ratificó que el sindicato de Camioneros se unirá a la marcha que va a ser, según él, «en apoyo», y no contra, el gobierno. «La marcha va a ser en apoyo y no en contra del Gobierno nacional. Este Gobierno mantuvo las paritarias, por eso los trabajadores lo apoyan. La actividad se está recuperando. no hubo despidos ni suspensiones y se nota que hay una reactivación, tanto en la actividad nuestra (Camioneros), como en otros sectores productivos» argumentó el secretario general del sindicato de Camioneros.
Se trata de una movilización presionada por el fuerte deterioro de las condiciones de vida de millones de trabajadores. Sin embargo, la CGT venía siendo uno de los puntales de apoyo al fernandismo desde que asumió. Mediante un trabalenguas, los dirigentes sindicales terminan llamando a movilizar presionados por el ajuste, pero sin plantearlo como una marcha opositora al gobierno.
Hugo Yasky también resolvió acompañar la movilización, levantando consignas «en contra de la inflación» y «en apoyo a las reivindicaciones salariales y laborales». La consigna del sector kirchnerista es contra los formadores de precios, pero la realidad es mucho mas compleja e involucra directamente la gestión del ejecutivo. Entre amplios sectores populares crece la desesperación ante la inacción de Fernández en el marco del descontrol total de la economía. Un gobierno que ajusta a los de abajo pero se niega a tocar los dólares de los capitalistas del agro, que presionan la devaluación. “Los gordos” de la CGT, por su parte, plantean una consigna mucho mas abstracta, “contra la inflación” como si no hubiese ningún responsable.
Es sabido que la burocracia sindical es una de las principales responsables de la acuciante situación que viven los trabajadores. No ha hecho más que apoyar al gobierno y evitar cualquier acción de lucha por recomposición salarial, operando como barrera de contención para que el descontento por abajo no se exprese en las calles.
Se trata entonces de una marcha profundamente contradictoria. Por un lado, la CGT y el conjunto de la burocracia sindical busca no romper con el gobierno pese al brutal ajuste en curso. Por otro lado, la bronca de las bases de trabajadores que integran los distintos gremios nucleados en la CGT y la CTA con la situación económica son el motivo real de esta marcha.