
En el Día de la Prevención de Incendios Forestales, una temperatura que rondó los 34 grados, más los fuertes vientos y la sequía, provocaron ayer dos grandes focos de incendio en la provincia de Córdoba. Las llamas comenzaron en la zona del paraje Intiyaco, camino a La Cumbrecita, y luego llegaron a San Clemente alcanzando a Potrero de Garay.
En este último lugar, las llamas devoraron el predio de Potrerillo, una villa de 50 cabañas. Al momento no se reportan personas heridas y hubo preventivamente 120 evacuados que ya regresaron a sus hogares. La novedad es que, pese a no ser uno de los incendios más grandes que haya tenido la provincia, en sólo 24 horas las llamas arrasaron con entre 80 y 90 viviendas (la mayoría deshabitadas). Esto lo hizo alcanzar el triste récord en cuanto a la cantidad de casas destruidas.
Hay que recordar que aun no se está en la temporada de incendios y esto enciende una alarma seria en tanto los meses de mayores temperaturas y sequía no han llegado. Al momento no hay estimación de superficie quemada, pero se da por sentado que serían miles de hectáreas las que se consumieron por el fuego.
Hasta el comienzo de esta semana, había 2.100 hectáreas quemadas sólo en lo que va de este año en la provincia de Córdoba. Esto sumado a que en las últimas tres décadas el 58% de la superficie serrana fue arrasada producto de incendios. Brilla por su ausencia el accionar gubernamental -local y nacional- para hacer frente a este flagelo socioambiental y encontrar a los intereses responsables de esta devastación.
“Seguimos complicados, con frentes activos”, declaraba ayer por la noche a medios locales Martín Bustos, bombero y director del nuevo ETAC provincial (Equipos Técnicos de Acción ante Catástrofes). Tal como se dejó trascender la investigación del origen de los incendios está en manos de los fiscales de instrucción Alejandro Carballo, de Río Tercero, para el incendio en Atos Pampa, y Diego Fernández, para el de Potrero de Garay.